Los días que preceden a la Navidad en un instituto suelen ser extraños. Las clases no terminan de terminarse. Vienen pocos alumnos y ¿qué clase vas a dar? Entre películas, juegos y conversaciones, de vez en cuando, encuentro alguna recomendación interesante.
Hace unos años, una alumna de origen chino me recomendó el manhua La vida diaria del rey inmortal (仙王的日常生活), aunque no ha sido hasta finales de 2022 y 2023 cuando he podido ver su versión animada (o donghua), disponible en Netflix. Y ha merecido la pena.
Dioses y adolescentes
Muchos nos quedamos huérfanos tras que el anime de Noragami desapareciese, como si nunca hubiera sucedido (y es una lástima para fans como yo). Aunque el manga de Adachitoka ha continuado, esta La vida diaria del rey inmortal posee algunos elementos comunes con aquella obra, ya sea de su estética o su trama, deudora de la serie de Yato y compañía.
La vida diaria del rey inmortal relata las aventuras y desventuras de un adolescente, Wang Ling. Vive en un futuro donde la magia es más que convencional y existen varios institutos y academias donde los chavales aprenden a utilizar sus poderes. Aunque Ling parece un muchacho normal y corriente, ciertamente apático, en realidad oculta unos poderes como el mundo no ha conocido.
A lo largo de la serie, Wang Ling conocerá a varios amigos como la joven Sun Rong o el perro rana demonio Er Ha (que hace honor a eso de «ser más raro que un perro verde») y hará frente a villanos como el capullo Zhuo Yi o una bruja que busca tomar el poder sobre el mundo.
Mezcla de géneros
Puede que el argumento no parezca ofrecer nada nuevo, pero, de vez en cuando, sienta muy bien tener una serie con capítulos de quince minutos rebosantes de fantasía. Un toque de humor, aventuras, magia y personajes carismáticos lo hacen posible.
Si buscamos alguna clase de mensaje (que no es siempre necesario), lo tenemos en ese Ling que no podrá siempre quedarse en un segundo plano, sino que deberá acabar aceptando que, aunque ponga en peligro el tejido de la propia realidad, debe sentir algo.
¿De cero a héroe?
El hecho de que el protagonista no vaya de menos a más en cuanto a sus poderes, sino que ya los tenga todos y lo que intente es contenerse, resulta llamativo en la propuesta. Personalmente, aunque pueda evocar al Saitama de One Punch Man y sus dilemas, aquí el enfoque es distinto.
A esto se le suma el amor y la amistad y otra serie de valores que tampoco son ofrecidos desde una perspectiva excesivamente novedosa, pero sí bastante disfrutable. Al final de la primera temporada, cuando se pone en clave Doctor Who, con un Ling que intenta reiniciar el universo como hiciera el Doctor al final de la quinta temporada de la serie del Señor del Tiempo, podemos vislumbrar las posibilidades de la serie.
El camino del héroe
Este primer acercamiento a los animes chinos me ha resultado interesante. La animación, aún con algún defecto debido al presupuesto, cumple. Los diseños, aunque no sean excesivamente originales, son llamativos. La música, incluido el opening, es bastante pegadiza. Y lo mejor es, por un motivo u otro, hace que no me despegue de ella durante toda la primera temporada (algo que no han conseguido algunos famosos animes recientes, como Tokyo Revengers).
Puede que todo recuerde a cosas ya conocidas (Yato y compañía, de Noragami me venían una y otra vez a la cabeza), pero también tiene un carácter propio a la hora de mezclar los diferentes aspectos de su argumento y su apartado visual.
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Al ser mi primer acercamiento al formato, me ha llamado la atención, además de algún elemento cultural (la lengua, la mitología) o el uso de un humor bastante peculiar, la escasa duración de sus capítulos (quince minutos).
El mayor problema se presenta cuando abusa de algunos cliffhangers, no termina de explicar bien algunos de los elementos de su worldbuilding (en el que tampoco se han matado demasiado; el futuro es más que cercano y el concepto de academia de magia es como un mero instituto) y el resultado no acaba siendo deslumbrante, aunque sí correcto.
Conclusiones
Como cualquier obra, el espectador que acepta los códigos de La vida diaria del rey inmortal disfrutará de ella como una propuesta que, sin innovar, consigue ser disfrutable.
Con honestidad, llevaba tiempo desenganchado del manga y del anime, salvo por la lectura de Berserk y alguna otra serie que llevo desde hace tiempo, pero me ha alegrado encontrarme con esta serie de animación china que, en el fondo, toma bastantes cuestiones del formato japonés. Así que me alegro de esos últimos días de clase antes de Navidad donde te puedes llevar recomendaciones como esta (¡gracias a la recomendadora!).
Renovada por más temporadas, hay bastante material para continuarla, ya que la novela ligera de Ku Xuan Jun en la que se basa, consta, según el oráculo de la Wikipedia, de 1880 capítulos (es decir, lo que se escribe en una tarde…). Así que, para todos aquellos que busquen una serie de animación corta y entretenida o se sienten huérfanos de Noragami, La vida diaria del rey inmortal es una apuesta segura por el fantástico.
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