Para F., el auténtico berserk, que sigue luchando y nos dejó con recuerdos que son hazañas. Que solo te aguarde la maravilla.
BERSERK O LA LUCHA CONTRA LA DEPRESIÓN
«Un hombre suele luchar por algo más que le importa antes de hacer frente a lo que habéis dicho (…). Su propio sueño. No el de un tercero, sino el propio. Su sueño… Hay quien ambiciona conquistar el mundo. Y quien dedica su vida a pulir su habilidad con la espada. Hay sueños que se persiguen durante toda una vida en solitario y sueños que, cual terribles tormentas, se llevan por delante miles y miles de anhelos ajenos. No importa la casta o el rango.
La gente tiende a aferrarse a sus sueños, puedan o no cumplirlos. Los sueños nos apoyan, nos hacen sufrir, vivimos y morimos por ellos. Incluso cuando nos han dejado tirados siguen rodando en el fondo de nuestro corazón… hasta las puertas de la muerte, imagino.
Cualquier hombre que se precie se imagina su vida así. Vivimos como mártires de un dios al que llamamos «nuestro sueño». Vivir sin más… simplemente porque estamos aquí… Esa es una vida que no va conmigo»- Griffith en Berserk de Kentaro Miura.
Empecé a leer Berserk en noviembre de 2021. Aquel fue el año en que me rompí de muchas maneras y me acerqué a la historia de Guts llevado por el interés que despertó en mí la figura de su creador: Kentaro Miura, fallecido ese mismo año.
En varias noticias, se recogía que el arte le había costado la vida al mangaka: las fechas de entrega, la presión, el abuso del café para mantenerse despierto y continuar trabajando… No bastó con que algunos de sus ayudantes dijeran que no fue así. El público prefiere una historia trágica. Siempre. Y Berserk, en parte, lo es, pero no sería justo decir que solo es eso. Es mucho más.
Días grises
Recuerdo que devoré el primer tomo en pocas horas y sentí que conocía aquella historia. Recordé que, allá por 2017, me había visto el primer capítulo de su anime. No lo seguí. Sin embargo, a medida que leía cómo Guts recorría un mundo fantástico marcado por demonios y monstruos, era como si yo también hubiese transitado esos senderos. El protagonista no era un héroe, es más, era un personaje roto. La fantasía no deja de ser un conjunto de símbolos.
Dice Hideo Kojima que todas las historias tratan sobre personajes que caen en agujeros y el quid de la cuestión trata sobre cómo escapan o cómo se hunden en él; pero hay una tercera opción, quedarse para siempre en esa oscuridad. Y, durante aquella lectura de Berserk, pensé que yo también había sido Guts: alguien que se había consumido por la presión de su pasado.
Acto seguido, fui a la tienda de cómics y compré los diecinueve tomos publicados hasta la fecha en una edición que recopilaba en cada volumen dos de los antiguos del formato manga habitual.
Da igual. Miles de páginas después, lo que perdura es el viaje que hace Guts desde las tinieblas hasta un atisbo de luz. El viaje que, ojalá todos nosotros, realicemos.
El nacimiento del Berserk
Berserk es uno de los mangas más influyentes de la Historia. Kentaro Miura tomó varios referentes occidentales como los juegos de rol al estilo Dragones y Mazmorras, los cenobitas de Clive Barker, el Batman de Tim Burton (véase la armadura que devora el alma de Guts), el grimdark de las novelas de Glenn Cook, la mitología grecolatina y europea, los cuadros del Bosco, puede que incluso la picaresca (el personaje de Isidro podría estar emparentado con el Lazarillo de Tormes)… y los mezcló con orientales para forjar el viaje de Guts y Puck, en una enorme novela río, una saga sobre cómo la oscuridad puede consumir una vida y cómo siempre queda una oportunidad para luchar.
A lo largo de toda la serie, vemos cómo Miura toma elementos reconocibles como la típica inquisición de la fantasía, las colosales batallas de piratas que nos recuerdan a Barbossa o Davy Jones, o una reina de hadas que evoca a un insecto para hablarnos de lo que significa la pérdida. Cuentos de hadas, cómics, novelas, películas… todo alimentaba la imaginación del creador.
Pero no es solo eso. Un lector se acerca a Berserk pensando en «violencia, sangre, fantasía» y pronto se da cuenta de que va de otra cosa más profunda: la depresión y la oscuridad que todos portamos en lo más profundo de nuestro corazón. Y de cómo día a día, con espada o sin ella, batallamos como animales heridos para escapar del cepo.
La gran batalla de Berserk
Miura es valiente. No nos presenta a un protagonista simpático. Al principio, vemos a Guts como un tipo sanguinario, sin escrúpulos, que no teme dejar de lado a los inocentes y que solo le interesa matar. Sus respuestas son lapidarias, sus actos terribles… Podríamos cometer el error de pensar que es el típico antihéroe edgy de los ’80-’90. No lo es.
Pronto comprendemos que este guerrero no es solo lo que aparenta ser, es una persona herida. Ha tomado cada fragmento e intenta mantenerse entero mientras el pasado amenaza con romperle por completo. Las peores heridas no serán aquellas que conlleve el perder un ojo o un brazo, sino saber que ha perdido todo lo que amó. El trauma, más que una armadura, es una herida abierta.
La dicotomía de Guts y Griffith
En el momento en que el manga salta al pasado y conocemos al joven Guts y a la Banda del Halcón, liderada por Griffith, el manga toma una nueva dimensión. Desde las colosales batallas en reinos con nombres ligeramente europeos pasando por tramas de traiciones que condenan a nuestros protagonistas, todo ello con la intención de crear la dicotomía entre Guts y Griffith, aquel para el que el fin justifica siempre los medios.
Pocas veces me he sentido más hundido y atrapado por una historia que cuando leí toda la trama del Eclipse. Era lo que Miura quería. En ese instante, nosotros también somos Guts y nosotros también queremos escapar de las tinieblas y la impotencia que nos embarga, ya sea mediante la rabia, ya sea mediante la tristeza. Griffith, al que hemos visto como una especie de extraño mesías amoral, se convierte en un anticristo que llevará a cabo acciones atroces… con tal de conseguir su sueño, que no es imponerse como un Señor Oscuro de baratillo, sino… traer la paz.
Personajes rotos
Según Will Storr en La ciencia de contar historias, los personajes que más nos fascinan son aquellos que están rotos. Hay multitud de ellos en Berserk, desde el mismísimo Guts hasta la más evidente, la guerrera Casca. Hasta el propio Griffith se rompe y se vuelve a forjar con tal de cumplir sus propósitos: lograr un mundo mejor, aunque por el camino tenga que quemar el anterior.
Y, por el camino, los lazos de todos estos personajes (y varios más) volverán a tenderse hacia la princesa Charlotte y extrañas alianzas con tal de vencer a cierto monarca que usa el poder infernal. Todo para crear su sueño: el reino de Falconia y el destino último de la fantasía.
Miura demuestra que hay espacio para la redención, como lo vemos en Farnese y Serpico, dos de los secundarios más interesantes del manga. Empiezan siendo parte de la inquisición y, una vez descubran la verdad sobre esta, acabarán uniéndose a Guts. Gracias a la extensión de la obra, ambos evolucionan, pero, sobre todo, Farnese, que pasa de quemar brujas y llevar a cabo viles prácticas, a convertirse en aprendiz de bruja.
Lo mejor del mundo de Berserk es perderse en él y conocer a sus personajes. El Caballero de la Calavera y su misterioso pasado (¿una premonición de aquello en lo que se puede convertir Guts), la tiquismiquis de Ivalera, la bruja Schierke que posee un poder que, aunque utiliza para hacer el bien, siente que la ha alejado del resto de la humanidad. ¿Y qué decir de la maravillosa Luca, una heroína que trasciende cualquier estereotipo? Hasta un secundario como Rickert, quien perdió a amigos como Pippin o Corkus, jamás podrá aceptar lo que Guts o Griffith han hecho, pero sigue adelante y nosotros con él. Y así, cada uno de los actores de Berserk, incluso un demonio como Zodd o un asesino como Silat, desempeñan su función en este theatrum mundi.
Un berserk en busca de esperanza
En el vigésimo tomo, se emprende un viaje a través del paisaje onírico para reconstruir a Casca, representada por un maniquí roto que va en el interior de un ataúd, arrastrado por un perro al que le falta una pata y que simboliza a Guts. Y puede que en esas páginas esté el gran significado de Berserk, el sentido de cómo todos nosotros llevamos nuestros propios fantasmas. Sin rumbo. Sin esperanza. ¿O puede que quede algún atisbo de luz?
Como lector, me di cuenta rápidamente de que la obra poseía dos partes bien marcadas: tenemos una primera, donde Miura era más joven, y estaba decidido a llenar su obra de la oscuridad del grimdark. Luego, a medida que se hace mayor, Miura decide que su historia no puede ir solo sobre la depresión y decide darle una oportunidad a Guts, ya no solo perdonando a Farnese o Serpico, sino formando parte de un grupo que nos recuerda a las aventuras del rol. Con ellos, busca una oportunidad de curar a Casca y hacerla escapar de las sombras de la Mano de Dios, representada por ese Griffith siempre tan discutible.
Algunos lectores se quejan del cambio de tono o de incluso el humor, pero a mí me parece una decisión valiente y madura la que toma Miura: no siempre se puede vivir en las tinieblas y Berserk, por sombría que sea, se acaba convirtiendo también en una trama de superación y luz.
Como todos los grandes viajes, este es un abierto a ser analizado desde diferentes perspectivas. Se puede apreciar cómo su argumento se vuelve cada vez más complejo, podemos analizar el arco de personaje de Guts, dejarnos fascinar por el dibujo, discutir la filosofía maquiavélica de un Griffith que busca cumplir un sueño aunque eso condene a los demás a una pesadilla…
Todos, al final, somos ese perro malherido que carga con un ataúd de un alma quebrada.
Recorrer el viaje de Guts en Berserk es emprender un viaje para superar el dolor del peor enemigo: la depresión. Share on XLa épica en el dibujo
La evolución de Miura en Berserk no solo es argumental, también lo es a nivel de dibujo. Dicha transformación es sumamente orgánica, entregándonos momentos que se quedan grabados en la memoria del lector. Al comienzo, pensamos que el dibujo «parece» sencillo, pero, con el paso de los capítulos, no podemos dejar de quedarnos patidifusos ante el extraordinario dibujo del mangaka. Pocos cómics han sido tan impactantes y tan bien dibujados como Berserk.
Al arte digno de los juegos de rol de fantasía, se agregan referencias a lugares reales (varios de ellos, españoles, como la Mezquita de Córdoba, o del resto de Europa, como la Catedral de Reims). Eso hace que el mundo de Berserk esté entre la ensoñación y la realidad. Si no fuese un mundo tan sombrío, a muchos nos gustaría vagar por él.
Épico como un relato de Conan, detallado como las atmósferas que H. P. Lovecraft decía que era incapaz de describir (para luego describirlas), colosal como las mejores sagas de la fantasía… Miura se consagró como un autor capaz de hacer real lo fantástico a través de un dibujo que encuentra su grandeza en el uso de las tramas, en los blancos, negros y grises que conciben el asombroso mundo de Berserk.
Si una palabra define el argumento y el dibujo de Berserk es «visceralidad», pero, aunque suene como una antítesis, es una «visceralidad meticulosa». Las ciudades, las batallas, los demonios, las luchas, las caídas… son perfectas, pero sin cargarse lo orgánico que se muestra en ellas. No se sacrifica en pos de lo artificial.
Guts más allá del manga
A medida que la serie avanza, con sus cambios de ritmo, enfoque y sagas, es imposible que Miura no hiciera crecer su historia y lo hace agregando capas de lore y profundizando en temas y personajes hasta un nivel que hace que cualquiera de los que creamos historias nos sintamos fascinados por su meticulosidad.
La influencia de Berserk queda patente, no solo en la fantasía, sino también en los videojuegos, sobre todo en la franquicia creada por Hidetaka Miyazaki, quien hace constantes homenajes a Miura en Dark Souls y Elden Ring. Si alguien desea acercarse a obras con un espíritu cercano a Berserk, aunque no tengan la influencia de la obra de Miura, podríamos señalar Canción de hielo y fuego, los libros de Joe Abercrombie o la fantástica serie Vikings.
La pérdida
La inesperada muerte de Kentaro Miura en 2021 dejó huérfanos a una legión de fans que conectaron con la dura historia de Guts y el resto de personajes de Berserk. Cuando muere un gran contador de historias, uno que ha conectado con tantas personas, es inevitable sentir que se ha perdido a un ser querido.
Pocos han logrado narrar como él una historia sobre el anhelo, el odio, el amor, la muerte, la fantasía, el poder, las ansias de crear un nuevo mundo… Pocos han reflejado así la humanidad, a través del fantástico.
Puede que todavía haya algún despistado que piense que la fantasía es un cúmulo de sinsentidos que no nos dicen nada de la realidad. Sin embargo, muchas veces es todo lo contrario, mediante símbolos más o menos complejos, nos habla de nuestro mundo, de lo que es, ha sido y podría ser de él. Y Berserk no es menos. Al final, Berserk no trata sobre enfrentarse a la Mano de Dios, a Griffith, a los demonios que nos rodean. Va sobre enfrentarse a los demonios que tenemos en nuestro interior, aquellos con los que tenemos que aprender a vivir… o morir.
Más allá de noviembre
El éxito de Berserk ha llevado a varias adaptaciones. Contó con una mítica serie a finales de los ’90 (cómo se tuvieron que quedar los espectadores al ver el «final»), con tres películas sobre el arco de La Edad de Oro a mediados de 2012 y otra serie, pero esta vez con un polémico 3D, en 2016. Aparte, hemos tenido videojuegos e incluso una novela que desarrolla subtramas, como El Caballero del Dragón de Fuego.
Como muchas versiones, estas se cargan parte de la profundidad del manga o no llegan a su grandeza y, pese a las buenas intenciones, no son comparables con el cómic (aunque la banda sonora de Hirasawa Susumu -autor también de la música de la maravillosa Paprika– es perfecta para acompañar la lectura del manga).
A principios de 2023, se publicó una edición especial del tomo 41 de Berserk. En él se recoge la última historia dibujada y escrita por Kentaro Miura. Una última página sirve como homenaje al autor y todo lo que supuso esta fantástica obra para tantos y tantos lectores. Sobre el final, un cliffhanger que deberá resolver Kouji Mori, ayudante de Miura que continuará la obra. No sabremos si será lo mismo, pero sí sabemos que el viaje de Miura con Guts ha terminado, pero ¿terminan alguna vez las historias?
Y es que hay algunas historias que son más grandes que la vida misma y Berserk es una de ellas. Me ha costado encontrar las palabras para un manga que me ha acompañado durante tanto tiempo y me ha regalado tantos momentos colosales que trascienden la propia lectura. Podría escribir miles y miles de palabras sobre Berserk y no alcanzaría ni un poco de la grandeza inconmensurable del manga de Miura. Hay algo en ella que me deja con la certeza de que me acompañará para siempre, como a Guts la oscura armadura que porta.
En el penúltimo mes de 2022, leí el vigésimo tomo de la serie, el último publicado hasta la fecha en España. Se atisba en él cierta historia que podría ser un final, pero continúa quedando abierta. Quizá nunca descubramos el final que Miura quería, pero ya uno de sus ayudantes se está encargando de continuar la gran saga de Guts. Por ahora, siento que una parte del viaje se ha terminado y, aunque las heridas no se hayan cerrado, eso no significa que nos detengamos. Al fin y al cabo, todos tenemos algo que aprender de Guts. Gracias por todo, amigo.
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