Batman: Año Uno, los orígenes del mito

“You can never escape me. Bullets don’t harm me. Nothing harms me. But I know pain. I KNOW pain. Sometimes I share it. With someone like you.”

Es irónico pensar que un mito como Batman se pasó sus primeras historias sin tener un origen definitivo. No sería hasta tiempo después cuando se le dio un origen oficial que, con el paso de las décadas, fue ganando capas y aristas que convirtieron al Caballero Oscuro en uno de los grandes héroes de la ficción moderna.

Y no sería hasta la llegada de dos leyendas como Frank Miller y David Mazzucchelli cuando Batman dispondría por fin de un origen definitivo, uno que lo convertiría en un mito sin parangón.

Batman: Año Uno

Después del éxito que supuso El regreso del Caballero Oscuro, Batman se encontraba en pleno apogeo y con un autor como Frank Miller que había conseguido potenciar muchos de los elementos que habían hecho del Cruzado de la Capa uno de los personajes más fascinantes del mundo del cómic: la oscuridad, el vigilantismo, el valor, la épica, la tragedia…

Si en El regreso del Caballero Oscuro Miller relataba los últimos años (aparentemente) de Bruce Wayne y cómo renacía, en su vejez, como Batman en unos ’80 distópicos, marcados por una hiperviolencia digna de Robocop, Terminator, los herederos de Harry el Sucio y otras obras de la época, Año uno narraría el nacimiento de y lo haría de un modo visceral y potente.

#Batman: Año Uno es, merecidamente, una de las grandes joyas del noveno arte y el origen definitivo de un mito. Edita @ECCediciones Share on X

Al borde del centenario, gracias a historias como esta, Batman sigue siendo el Caballero Oscuro gracias a formidables historias que dieron pie a uno de los mitos inconmensurables del siglo XX y XXI. Al igual que Sherlock Holmes, Drácula, El Zorro u otros personajes que han alimentado su mitología, Batman forma parte de todos nosotros y nosotros de la historia del héroe que luchó por el alma de una ciudad.

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El enfoque policial de Batman: Año Uno gustaría tanto a los fans que aparecería como vínculo ineludible en futuras historias. Un ejemplo de ello está en la serie Gotham Central.

El cine como referente

Tomando los elementos clave (el asesinato de los Wayne en el Callejón del Crimen y la aparición del murciélago que haría al torturado multimillonario recordar sus mayores miedos), Frank Miller construye un relato que bebe mucho del thriller clásico, pero también de la nueva oleada del cine estadounidense de los ’70.

Como años más tarde harán Jeph Loeb y Tim Sale con sus cómics sobre Batman (como El Largo Halloween), Batman: Año Uno es un cómic que, sin sacrificar el noveno arte, bebe mucho del séptimo y en sus páginas podemos hallar ecos de Serpico, El Padrino, el cine de gángsters y criminal, etc.

No es de extrañar, pues, que Batman begins (Christopher Nolan, 2005) o The Batman (Matt Reeves, 2022), -aparte de la versión en animación de este cómic, evidentemente- bebiesen mucho, tanto de Batman: Año Uno como de El Largo Halloween, que, hasta cierto punto, seguía la estela de Miller. Son cómics que se prestan a la adaptación cinematográfica porque hacen muchos homenajes a la gran pantalla, tanto en su argumento como en su código. Gracias a ello, además, se adaptan bien a un público más amplio, uno que nunca se había acercado al cómic o uno que volvía a él tras abandonar el medio por, posiblemente, su infantilidad.

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Las calles de Batman: Año Uno evocan a las calles plagadas de crímenes del cine policíaco de los ’70 (véase Taxi Driver).
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El vigilantismo de Taxi Driver encontraría ecos en Batman: Año Uno, pero también en Watchmen.

El comienzo de todo

El relato de Batman. Año Uno es opresivo.El regreso de Bruce Wayne queda marcado por una Gotham sumida en el caos y la corrupción. El multimillonario decide aceptar la misión de sus padres de salvar la ciudad, aunque sigue siendo perseguido por los fantasmas del pasado, bajo el aleteo del murciélago y el sonido de los disparos que acabaron con sus padres.

Y mientras, el detective James Gordon lucha desde un departamento de policía que trabaja para los delincuentes. ¿Será capaz de acabar con un cuerpo de policía envenenado hasta la médula? Las familias mafiosas no parecen dispuestas a ello.

¿Pueden estos dos personajes cambiar una ciudad que quizá debería desaparecer?

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Algunas viñetas del Batman: Año Uno de Frank Miller y David Mazzucchelli son ya parte de la historia del cómic.

Un origen insuperable

Si bien Año Uno es un cómic ejemplar sobre el origen de un superhéroe, también lo es sobre otro personaje: el comisario James Gordon, que toma entidad, pasando de ser un policía que siempre recurre a Batman a convertirse en uno de los pocos aliados del Caballero Oscuro. Su visión de los sucesos se muestra fascinante en todo momento.

Por otra parte, lo interesante con Batman es que es uno de esos personajes que es antagónico de algunos de sus enemigos hasta límites insospechados. Pongamos el caso del Joker: colorido, bromista, psicótico… poco tiene que ver con un Batman oscuro, serio, en pos de la justicia… Pero hay otra distinción: el Joker no soporta explicaciones de su origen (funciona cuando menos se sabe de él o se opta por lo contrario, cuando hay distintos orígenes y todos son posibles en su delirio, como sostenían Alan Moore y Brian Bolland en La Broma Asesina); en cambio, Batman sí soporta los orígenes y motivaciones.

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En Batman: Año Uno obtenemos un relato épico moderno. Aquí, Batman se convierte en leyenda.

Si Año Uno no ha desaparecido de la continuidad (por mucho que los editores se pongan tontos a veces) es porque, aparte de que es un grandísimo cómic, es también una grandísima historia para el personaje. No se le entiende con toda su épica sin este tebeo.

Por ejemplo, las explicaciones que se dan a los orígenes de Batman son más realistas, acertadas y épicas que, por ejemplo, las que dio años más tarde Geoff Johns en el innecesario origen de Batman: Tierra Uno. Una muestra de ello es que incluso la idea de que el símbolo de Batman tenga un escudo amarillo, tiene sentido en el cómic (es para atraer los disparos a la parte más blindada del traje).

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Batman: Año Uno nos presenta a un Batman humano, que comete errores, que todavía es primerizo en su lucha contra el crimen. Su batalla es nuestra batalla desde que lo vemos fallar, pero todavía así seguir luchando por la justicia.

Épica y sombra

Y, en parte, nos creemos todo esto porque el cómic está narrado con auténtica pasión. La voz en off (con ecos del pulp y el cine criminal) de Batman o Gordon no queda forzada. Son un vehículo perfecto para un relato que es puro noir. Fue, al fin y al cabo, un paso más en una industria del cómic que, en aquella época, confiaba plenamente en unos autores que se habían criado con aquellos personajes y ahora osaban hacer cosas nunca vistas.

Hemos hablado de las influencias del séptimo arte, pero también están las vinculadas al cómic, sobre todo en el acertado apartado gráfico. Tras sus años convirtiendo a Daredevil en un personaje a pie de calle, Miller tomaría elementos de su narrativa para este Año Uno. Muestra de ello son los homanejes al gran Will Eisner (quien se formó con Bob Kane, cocreador de Batman), maestro con obras como The Spirit. También en su narrativa hay dosis del manga como fuente.

Así, David Mazzucchelli crea algunas de las escenas más potentes que Batman ha protagonizado nunca en un cómic y se adapta perfectamente a esta historia a pie de de calle.

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Las icónicas portadas de Batman: Año Uno se han convertido ya en parte del mito que es Batman.

Conclusiones

La última página del cómic marca el devenir de un personaje que logró hacerse grande a través de las décadas. Del mismo modo, Gotham es una ciudad al borde del colapso. Corrupta, oscura y condenada al abismo, con la mafia campando a sus anchas, será Batman quien suponga un cambio para sus calles, pero también dará pie a una generación de villanos que, como el propio Caballero Oscuro, tomarán la locura como carta de presentación. La salvación puede ser su condena o suponer un extraño equilibrio entre luz y oscuridad

Y es que uno nunca se aleja de aquellos personajes que le acompañaron. En mi caso, recuerdo con todo detalle aquella noche de verano de 2007 en la que leí, por primera vez, Año Uno en una edición de Planeta que valía solo un euro, pero que sirvió para que descubriese la importancia de Batman, este cómic y, en general, de la fuerza expresiva del séptimo arte. Y ahora, releyendo la versión deluxe de ECC, con todos esos extras (portadas, correo, bocetos…), es inevitable disfrutar una vez más de su grandeza. Hay historias inmortales. Esta es una de ellas.

“Ladies. Gentlemen. You have eaten well. You’ve eaten Gotham’s wealth. Its spirit. Your feast is nearly over. From this moment on…none of you are safe».

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