A prayer for Mad Sweeney se centra en dos personajes geniales: nuestro leprechaun y nuestra esposa muerta. Fuente. |
"Somos como el viento, somplamos en ambos lados"- Mad Sweeney.
American Gods es una de esas series que se puede permitir dedicarle todo un capítulo a los secundarios sin que se resienta su calidad ni se note el lastre. Sí, en este penúltimo episodio de la primera temporada echamos de menos a Shadow y el señor Wednesday, pero, a cambio, recibimos una fábula que une más a dos personajes tan diferentes (a priori) como son el leprechaun Mad Sweeney y la esposa muerta, Laura Moon.
A prayer for Mad Sweeney conecta dos historias y, a la vez, todos los pequeños fragmentos del libro sobre la llegada de los dioses a América que hemos ido viendo hasta ahora, gracias a Mr. Ibis. La trama del pasado se centra en Essie McGowan, una mujer que lucha por sobrevivir en un mundo devastador y que se convierte en aquello que todos creen que es, sin olvidar algo elemental: seguir sirviendo a las hadas, leprechauns y otros seres de su Irlanda natal. La parte de la historia situada en el presente avanza con los personajes de Salim, Laura Moon y Mad Sweeney en su odisea en busca del djinn, la resurrección y recuperar su moneda respectivamente. Es curioso que personajes tan egoístas como Laura y Mad muestren más piedad de la esperada.
Hay mucha fábula en este séptimo episodio, además de algunas interesantes revelaciones. Por un lado, disfrutamos de la triste y conmovedora historia de Essie McGowan, de cómo lucha por superarse y continuar adelante en un mundo machista, violento y cruel donde cada uno debe decidir en qué convertirse. Por otro lado, sabremos qué ocurrió la noche de la muerte de Laura Moon y cómo Mad Sweeney sigue mostrando cierta clemencia, pese a la pérdida de todo lo que representa.
Si bien son cincuenta minutos a medio camino del final, se disfruta por cómo sus creadores se permiten profundizar en los personajes de los que disponen y mostrar al público una serie de interesantes conexiones. Laura y Mad Sweeney no son guiñapos, no son comparsas, son seres que sienten y padecen, y eso, en estos días de argumentos vagos, es muy oportuno.
Emily Browning como Essie McGowan, una mujer que se enfrenta a tiempos difíciles como puede. Fuente. |
Música (la combinación de época y género musical), dirección y fotografía continúan siendo sobresalientes, pero una vez más me quedo con las interpretaciones tanto de Emily Browning en el rol doble de Essie y Laura Moon como Pablo Schreiber en el papel del Leprechaun. Me maravilla ver cómo estos dos seres que deberían caernos mal acaban transformándose en dos de nuestros favoritos de esta aventura. El drama de A prayer for Mad Sweeney funciona gracias a que tenemos a unos actores que se vuelcan en sus papeles en todo momento y que consiguen que sus acciones y diálogos funcionen bajo una narración de antiguo cuento. Pese a ser una serie que trata sobre dioses, es muy humana y eso es de un valor incalculable en estos tiempos de artificios.
El próximo capítulo promete unificar las tramas y concluir esta primera temporada. Los nuevos dioses de Mr. World se encontrarán con Wednesday y Shadow. ¿Tendremos el inicio de una batalla? ¿Por quién se decantará Shadow cuando descubra la verdad? El mundo espera. Recemos.
Me gustó esa historia pasada.
ResponderEliminarLaura Moon no me parece una egoísta, para nada. Tal vez lo sea un poco, pero me parece una rebelde, una transgresora hasta el extremo de burlar el juicio de Anubis, para volver. Y con la valentía que defendió a Shadow Moon, al precio de que le cortaran un brazo, que tuvo que hacer que le cosieran al cuerpo. Me parece un gran personaje.
Y me divirtió como se impusó al leprechaun.
Gran capítulo
Me refiero a que Laura fue egoísta, por ejemplo, al pensar solo en ella cuando decidió ser infiel, por ejemplo, y que no era generosa con otros, sino que vivía sin vivir realmente.
EliminarA ver qué tal, ¡gracias por el comentario!