Portada del Joker de John Carpenter. Fuente. |
El Joker se inventa su propia historia. Lo hace constantemente para seguir loco o… continuar cuerdo. Esta fue una de las grandes ideas que Alan Moore supo retratar en La broma asesina, emblemático cómic en el que lo acompañaba Brian Bolland a los lápices y, aunque el propio Moore lo deteste, se ha convertido en una de las historias más significativas del personaje. El escritor de Watchmen o V de Vendetta (entre otras grandes obras) recogió el patetismo del Joker en esa escena donde el enemigo de Batman confiesa que no recuerda su origen, que a veces es de un modo, en otras de otro. Narrar el origen exacto del Joker podría haber significado cargarse el misterio alrededor del personaje, lo que se prefirió fue el aire caótico de tener docenas y docenas de historias que el Joker crea sobre la marcha y eso permite que los guionistas puedan darle su propio origen, otorgándole todavía más grandeza al villano. Esa continua reinvención es lo que hace que el Joker camp de César Romero, el bowienesco de Frank Miller, al Príncipe Payaso al que dio voz Mark Hamill, el monstruo de Alan Moore, el agente del caos de Heath Ledger, el sádico de Grant Morrison o el cómico patético de Todd Phillips puedan ser caras del mismo personaje. A este prisma se suma ahora el Joker de John Carpenter.
John Carpenter y el Joker: una pareja perfecta. Fuente. |
Joker y el terror
John Carpenter es un director que ahora goza de ser un autor de culto gracias a títulos como Halloween, La cosa, Christine, En la boca del miedo y tantas y tantas películas de ciencia ficción y terror que, en los años ’70 y ’80, encandilaron a gran parte de un público que ahora lo ha mitificado (aunque muchas de sus películas se estrellaron en taquilla o fueron recibidas con frialdad por parte del público). Si bien los ’90, aún con filmes destacables como Vampiros empezó su declive, esto no deja de hacer que el director continúe realizando sus conciertos y obras esporádicas, como este cómic.
DC ha elegido bien a quien le deba al Joker y se antoja como una de esas uniones perfectas de las que Carpenter tampoco ha gozado en demasía a través de su carrera (la mayoría de sus adaptaciones de la obra de Stephen King nunca llegaron a filmarse, por ejemplo). Por suerte, no se queda solo en una maniobra comercial: Carpenter da una idea interesante y no lo hace solo, sino que cuenta con Anthony Burch (Borderlands, Hora de aventuras) como coguionista y con Philip Tan (Spawn, Escuadrón Suicida) en el dibujo.
Una nueva huida de Arkham es solo el punto de partida del Joker de Carpenter. Fuente. |
La noche más oscura
Por el escaso número de páginas, más que ante una “película” de Carpenter estamos ante el capítulo de una serie tipo Creepshow o Historias de la cripta que cuenta con un distinguido autor invitado. Carpenter y Burch nos proponen una noche alrededor del Joker tras su enésima huida de Arkham. Lejos de contar otra vez la misma aventura, la narran a través de los ojos de un paciente del psiquiátrico que se transforma en inesperado secuaz del Joker.
El joven, que sufre un trastorno psicológico, es perseguido por sus propios fantasmas, después de haber asesinado a su padre durante un brote. Por supuesto, el Joker, como si fuera un vampiro, se alimenta de personalidades al límite, como vimos en El Caballero Oscuro de Christopher Nolan, donde contaba con varias personas con enfermedades psicológicas para llevar a cabo sus planes (recordemos el personaje encarnado por David Dastmalchian).
Durante esa madrugada, tras cruzarse con un villano de segunda, el Joker decide convertirse en un héroe y se viste con un traje de Halloween de Batman y, a su pupilo, le pone uno de Robin. Su meta será hacer su particular idea de la justicia, a la vez que el joven va descubriendo que quizá el villano no es lo que aparenta ser…
La aparición de la Encantadora queda más como un mero cameo que como cualquier otra cosa. Fuente. |
La justicia según el Joker
Con John Carpenter’s Joker estamos ante una propuesta interesantísima que deja con ganas de más, pero se queda en menos de lo que debería. Hay grandes momentos (el atraco, los vídeos del Joker), pero otros permanecen como meros cameos como la aparición de la Encantadora. El problema de John Carpenter’s Joker es su escaso número de páginas. Nos hubiese encantado que el director tras ¡Están vivos! explorase más la figura del Joker y lo que supone para un pequeño microcosmos siempre al borde de la locura. Lo que es seguro es que esta noche con el Joker haciendo de Batman podría haber dado más juego, sobre todo porque John Carpenter no mitifica al monstruo. Su Joker es un sádico. No hay nada glamouroso. Solo busca aprovecharse de los que lo rodean para llevar a cabo sus planes.
Y es ahí donde radica la gran revelación final del cómic y que muchos nos habíamos imaginado desde que autores como Grant Morrison lo insinuase en su Arkham Asylum: el Joker no está loco, nunca lo ha estado. Como una fuerza terrible de la naturaleza, lleva a cabo el mal sin concisiones, pero no es que sufra una enfermedad, él es la enfermedad, él es el cáncer que corroe Gotham.
Philip Tan lo intenta en el dibujo. Fuente. |
Aparte de la historia de Carpenter, el tomo en tapa dura recoge una introducción de Borja Crespo y una serie de portadas de autores invitados que harán las delicias de los fans del Joker.
John Carpenter’s Joker es una obra recomendable para los seguidores del director estadounidense o del personaje, que deseen adentrarse en el mundo oscuro que propone el creador y que es perfecto para el Joker. Otra visión más, como esas que se inventaba el personaje. Porque el Joker en el fondo no deja de ser otra cosa que un personaje que se inventa su propia historia, como, en el fondo, lo hacemos todos.
"La locura es como la gravedad... solo hace falta un empujón y...". Fuente. |
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