Crítica de Perfect Blue, una advertencia del ayer sobre el hoy

 

crítica-perfect-blue
Perfect Blue es una de las grandes joyas del cine de animación de Satoshi Kon. Fuente.

«Se afirma con frecuencia, modificando ligeramente un verso de Goethe, que “la dicha suprema del ser humano consiste en la personalidad” con lo que se expresa el parecer de que la finalidad suprema y el anhelo más fuerte de los hombres consiste en el desarrollo de la totalidad del carácter humano que se denomina “personalidad"», Carl Jung[1]. 

Puede que la exploración de la personalidad sea uno de los aspectos más importantes del arte. Gracias a las piezas artísticas, logramos muchas veces definir quiénes somos nosotros y quiénes son los demás. El director Satoshi Kon exploró la dicha suprema de la personalidad, convirtiéndose en uno de los creadores del cine de animación con más repercusión de la Historia del Cine. Fallecido con solo cuarenta y seis años, el creador dejó detrás de sí una serie de películas como Paprika o Tokyo Godfathers, o series como Paranoia Agent que han logrado una gran influencia fuera y dentro de la animación. Recordemos que Darren Aronofsky compró los derechos de la película Perfect Blue debido a la polémica escena del baño de Réquiem por un sueño, que bebe directamente de la película japonesa, y volvería a ella con algunos elementos en Cisne negro. Pero ¿qué convierte a Perfect Blue en una obra fascinante, más allá de ser despedazada por el cine occidental?

Póster de Perfect Blue
Perfect Blue juega con las claves de qué es realidad y qué no, aunque la respuesta sea más simple. Fuente.

Una personalidad rota

Mima Kirigoe es una cantante de pop que abandona su carrera musical para dedicarse a la actuación. El mundo de la interpretación la llevará a asumir un cambio de imagen, de la inocente Mima a una actriz dispuesta a hacer todo por la fama. Esta transformación de su imagen (y su personalidad) no es vista con buenos ojos por su mánager ni por sus fans, entre los que se encuentra uno obsesionado con la cándida imagen de la joven y que ha iniciado una web donde narra en primera persona la vida de Mima de un modo tan fehaciente que es como… si la estuviera siguiendo.

Si bien el argumento de Perfect Blue podría ser el de una película de televisión, emitida un domingo en la sobremesa, lo que la convierte en un gran film es cómo está narrada por un director con una habilidad inconmensurable como era Satoshi Kon. Por muchos (de un modo cansino) ha sido catalogada «como si David Lynch hubiese dirigido una película anime», este comentario es solo la definición del complejo occidental de intentar retratar (desde su limitado marco artístico) todo lo que viene de allende de los mares sin ni siquiera terminar de entender a Satoshi Kon ni a David Lynch. La paranoia, la obsesión, la confusión… no son tres cuestiones creadas por Lynch y sus películas como Muholland Drive, Cabeza borradora o Carretera perdida.

Satoshi Kon invierte la primera media hora de Perfect Blue en ir creando una atmósfera malsana a partir de hechos mundanos que se van haciendo cada vez más insólitos hasta estallar a partir de ahí en un delirio que juega con diversas posibilidades que llevan al personaje de Mima a dudar sobre si ella es real o no, sobre quién es la persona que lleva su web, si ha cometido un asesinato, si lo que vive es ficción o no… Perfect Blue se atreve a dar tantos saltos que el espectador que desee encontrar segundas lecturas, incluso en el título, las hallará gustosamente, aunque la conclusión sea más simple de lo esperado (pero con un grado onírico que nos hace pensar si lo que vemos es cierto).

Mima Perfect Blue
El reflejo y su fuerza simbólica aparece una y otra vez en Perfect Blue. Fuente.

Una pionera de los peligros de Internet

Fruto de esa necedad, se leen comentarios donde se quejan de una animación que fue pionera en su momento y con una carga lírica en sus imágenes que ya desearían no solo muchas películas de animación, sino también de carne y hueso… si es que queda algo de carne y hueso en el séptimo arte.

Por otra parte, Perfect Blue, estrenada en 1997, jugó a ser una obra tan adelantada a su tiempo que hoy resulta casi de una ingenuidad cándida ver sus lecciones sobre Internet, aunque sorprendente ver cómo se auspició el tema de la suplantación de identidad en el mundo de las redes.

Perfect Blue es una muestra de cómo el cine de animación puede tratar temas como la personalidad, la disociación, la fama y lo perturbador de Internet desde la fuerza del lirismo de un director que nos mostró el horror a través de una sonrisa. Por eso, más allá de comparativas reduccionistas, es (y seguirá siendo) una joya cinematográfica.

Crítica de Perfect Blue
¿Qué queda de nuestra personalidad cuando la ponen en duda? Esa es una de las preguntas de Perfect Blue. Fuente.



[1] Jung, C. G. (1934). Sobre la formación de la personalidad. CG Jung, Realidad del alma, 173-200.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.

¡Muchas gracias por tu comentario!

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.