Pertenezco a la generación que se despertaba temprano cada maldito día del verano, pero no para ir a la playa, sino para pegarse toda la mañana viendo dibujos en la televisión.
Hoy, que las cadenas de la caja tonta renuncian a una franja infantil (en pos de concebir canales para el público más joven) y se prefiere rellenar esos espacios ausentes de niños con reuniones de urracas que destripan sobre las vísceras del famoseo o las huellas de sangre de alguna tragedia, un servidor sigue escapando hacia esos canales de animación donde hay muchas reposiciones como la malograda Shin Chan, la épica Dragon Ball (olvídense de Super, esa no existe), la extraña Agallas el Perro Cobarde, las a veces desmitificadoras Supernenas, el chulo de barrio de Johnny Bravo...
Series que, con sus manos y sus menos (muchas fueron hacerse famosas y se fueron al traste), se convirtieron en parte de la infancia y adolescencia de cualquiera de los que nacimos (antes o durante) los noventa.
En el recuerdo quedan otras míticas como Gárgolas o Batman: The Animated Series, que lejos de ser repuestas con más asiduidad o estrenadas en formato Blu-Ray (la piratería es la excusa, a veces), se han quedado en el corazón de los espectadores.
Pero fruto de los cambios en la concepción de la televisión (preferimos un PC antes que un tubo catódico), del público y el propio tiempo, a todos nos sale esa cana de decir: "las series de dibujos de antes eran mejores". Es ver un par de minutos de un crío que no habla (salvo con ruidos) o una niña que supuestamente busca aventuras por el patio de su casa, para que a uno le entren ganas de apagar la televisión, cortarse las venas o esterilizarse para no tener que aguantar esas cosas con sus hijos.
No.
Me niego.
Dejémonos de pesimismo vacuo y barato. Centrémonos en otra cosa: en que queda algo de esperanza. No voy a ponerme excesivamente bohemio, pero cuando llego a casa de noche, suelo toparme con alguna serie de animación que merece la pena y no es antigua, ni siquiera es de mi generación, pero ¿saben qué? Merece la pena. Voy a hablaros de tres:
Adventure Time (Hora de aventuras)
"Hora de Aventuras llegó, coge a tus amigos y vámonos con Jake el Perro y Finn el Humano, lo pasaremos guay en Hora de Aventuras". Eso es lo que pregona la canción de apertura y es lo que la serie hacía sin duda, porque aquí tenemos un buque insignia de las series de televisión animadas de los últimos años: Adventure Time.
La serie creada por Pendleton Ward, quien colaboraría también con el creador de la siguiente serie de la que hablaré, se convirtió rápidamente en un símbolo de lo imaginativo y lo surrealista entre un público deseoso de originalidad, con personajes estrafalarios y tramas a veces tan extrañas que ya vale la pena verlas solo por eso (la princesa Bultos y su exnovio Brad, el elefante de guerra, la montaña que lloraba piedras, Finn convertido en..., un pie).
Episodios donde, a veces, se rendía culto no solo a la fantasía (véase los "títulos" de algunos capítulos y el tipo de dibujo) o la intro con ese homenaje pulp del final (de la que emergió la teoría de que transcurre en un mundo postapocalíptico), sino también a los guiños a la cultura nerd por llamarla de alguna manera: su amigo BMO la consola, la música en 8 bits, las canciones con más sintetizador (y calidad) que mucha basura pop actual...
La serie creada por Pendleton Ward, quien colaboraría también con el creador de la siguiente serie de la que hablaré, se convirtió rápidamente en un símbolo de lo imaginativo y lo surrealista entre un público deseoso de originalidad, con personajes estrafalarios y tramas a veces tan extrañas que ya vale la pena verlas solo por eso (la princesa Bultos y su exnovio Brad, el elefante de guerra, la montaña que lloraba piedras, Finn convertido en..., un pie).
Episodios donde, a veces, se rendía culto no solo a la fantasía (véase los "títulos" de algunos capítulos y el tipo de dibujo) o la intro con ese homenaje pulp del final (de la que emergió la teoría de que transcurre en un mundo postapocalíptico), sino también a los guiños a la cultura nerd por llamarla de alguna manera: su amigo BMO la consola, la música en 8 bits, las canciones con más sintetizador (y calidad) que mucha basura pop actual...
Y a todo esto se agregaba cierta malicia cínica que permitía que el público adulto la disfrutase también, gracias a momentos raros, diálogos con doble lectura y mucho, mucho entretenimiento. De ahí que Hora de aventuras haya dado paso a las figuras, los videojuegos o los cómics, temas de los que la propia serie se ha reído muchas veces y eso que nació como un corto.
Abrumadoramente diferente (al menos en sus inicios) y divertida en sus planteamientos (entre lo infantil y lo macarrilla), quizás puede que en los últimos tiempos haya salido mal parada porque Ward se ha alejado de su propia creación y ha sido víctima del excesivo fandom presionando a unos creadores que han llegado a crear versiones femeninas de Finn y Jake o masculinas de personajes como Marceline en busca de contar unas historias menos creativas y más convencionales. Pero aún así, se disfruta y es uno de los ejemplos de Cartoon Network. Y, en ocasiones, como diría Jake, es... Matemática.
Abrumadoramente diferente (al menos en sus inicios) y divertida en sus planteamientos (entre lo infantil y lo macarrilla), quizás puede que en los últimos tiempos haya salido mal parada porque Ward se ha alejado de su propia creación y ha sido víctima del excesivo fandom presionando a unos creadores que han llegado a crear versiones femeninas de Finn y Jake o masculinas de personajes como Marceline en busca de contar unas historias menos creativas y más convencionales. Pero aún así, se disfruta y es uno de los ejemplos de Cartoon Network. Y, en ocasiones, como diría Jake, es... Matemática.
Regular show (Historias corrientes)
Y el colmo de las rarezas disfrutables: Historias corrientes está lejos de ser eso, corriente. Y es más, por sus tramas, bien recuerda a veces a películas independientes y de bajo presupuesto, al cómic underground, que a una típica serie de dibujos.
Sin rozar lo escatológico de Beaves and Butt-head, Historias corrientes aborda la vida de dos colegas que han pasado la adolescencia, Mordecai y Rigby, pero en vez de ser solo dos colegas normales, son un pájaro y un mapache que tienen que lidiar con tener pareja, contentar al capullo de su jefe, tener un amigo que es un bestia que no aguanta estar sin su novia, buscar curro, encontrar un coche y temas que, a simple vista, no parecen los típicos de una serie de televisión de dibujos animados para todos los públicos... Pero eso es hasta que su creador J.G. Quintel (cuyo alterego es el propio Mordecai) la convierte en una muestra extravagante y loable que cuenta, como curiosidad, con voces como las de Mark Hamill.
Siguiendo a estos eternos adultescentes, nos topamos con un equipo creativo con la habilidad de hacer una serie de animación sin considerar al público infantil estúpido o mediocre, todo un logro sabiendo cómo se crean otros productos sin ningún nivel. ¿Ha hecho esta pretensión que tenga menos público? No, todo lo contrario, es uno de los programas más vistos de Cartoon Network.
Y habrá película, como demuestra el tráiler que hay a continuación... Ya veremos cómo se les da hacer una cinta mucho más larga que sus once minutos por capítulo habituales.
The Amazing World of Gumball (El asombroso mundo de Gumball)
Seamos honestos: lo primero que llama la atención cuando vemos un capítulo de este show es su, en ocasiones, peculiar mezcla de estilos de animación. Tenemos 2D, fondos a imagen real, de repente algún personaje por stop motion... Y así hasta un sinfín de experimentos que hacen los animadores en cada episodio de la serie para darle un toque único y que denota un grado de implicación en el proyecto que ya desearían otras series. Es fácil acomodarse en lo normal y corriente, pero yo soy de esa generación que flipó con el Homer de Los Simpson en Homer al cubo, así que imaginad con esto.
Nacida de la colaboración entre los estudios de Reino Unido y Estados Unidos, El asombroso mundo de Gumball sigue las aventuras de un chaval (un gato azul que nada tiene que ver con Doraemon, por suerte), sus hermanos y su familia en tono de sitcom.
"Vaya, ¿y qué? ¿Qué hay de novedoso en todo esto?", me diréis.
Vale, ya respondo.
Solo por la imaginación de alguna de las tramas en torno a clichés (una compañera de clase le roba el peluche a la hermana, pero la abusona resulta ser un tiranosaurio... Suele pasar) y la exageración bromista de algunos momentos (Gumball intentando devolver un videojuego, el dependiente se niega y Gumball graba un falso vídeo sobre una ONG cuya causa es "dejen devolver a los críos los videojuegos"), la serie alcanza unas cotas de surrealismo la mar de fantásticas que resultan todo un soplo de aire fresco en el panorama audiovisual actual.
Ah, y agregamos momentos desconcertantes como este:
Sin palabras.
Si bien puede que su tono suela ser más infantil, algunas veces tiene ciertos "toques de malicia" con personajes como el del padre de Gumball, ese conejo gordo y rosa (porque sí), con la famosa enfermedad de "ser vago", capaz de retar a sus hijos para saber quién es más perezoso en capítulos donde algunos verán que se cuestiona la autoridad, otros que se desmitifica la figura del padre y uno, este servidor que hace análisis menos freudianos, dirá que son totalmente entretenidos.
Son solo tres series con las que Cartoon Network y la industria han demostrado que se puede hacer algo diferente. Tres series que recomiendo y que hay que explorar con el suficiente tiempo, pero puedo aseguraros que valen la pena.
No sé si son la excepción que confirma la regla, pero sí sé que son tres argumentos de por sí para dudar sobre si las series de animación de antes eran mejores. Yo me escapo por la tangente y digo creo que quedan buenas series. ¿Qué más da lo otro? La nostalgia no ayuda, el entretenimiento sí.
¡Hola! Pues, estoy entre sí y no. No sé, hay cosas que me pueden llegar a gustar y otras que no. La estética es algo que parece mala palabra para las caricaturas de hoy en día. Todos deformes, parecidos a los dibujos que hacia de niña y sin mucho apego a absolutamente nada. Sí, hay veces que pasa, pero, me gustan los dibujos bonitos. Hasta cierto punto, puedo aceptar de que sean todos amorfos ahora, pero lo que empezó como innovación, se volvió regla general y eso no me va.
ResponderEliminarEn cuanto a algunas otras cosas, han decaído mucho. Recuerdo que aprendí a escuchar música clásica con Tom y Jerry y otras caricaturas. Hoy en día, chillan y dicen 'es música. Saquemos tres cd, dos bandas sonoras con apenas una modifcación y hagamos la saga de películas'. Horrible. Las bandas sonoras de los dibujos de antes daban envidia. Hora de aventura y la de Flack Jack son las que más me desagradan.
La que me gusta mucho es Regular show, quizás, por lo bizarro que resulta a veces. Es la única de todas las que has mencionado que me ha enganchado. Hora de aventura, no. Estuvo la fiebre de la serie, que todo el mundo la veía y le gustaba y aunque, la premisa suena interesante, sigue sin llegarme en lo absoluto. Cosas de la vida.
Pero si, creo que se ha perdido mucho la calidad de lo que se le muestra a los niños hoy en día. Por supuesto, siempre queda la excepción a la regla, pero a grandes rasgos, eran mejor las de antes.
¡Cuidate!
Bye!
Imagino que los creadores buscan diseños de personajes que recuerden a los dibujos infantiles y a cierto halo de irrealidad, pero sí, cuando una innovación se convierte en regla, termina quemando y se echa en falta, también, otro tipo de dibujo.
EliminarSobre las bandas sonoras, si sirve como ejemplo, la música de la intro de la serie de X-Men fue reutilizada y cambiada ligeramente para las películas. De ahí que se note cómo se quedó en el subconsciente la música de ese inicio.
Con respecto a Regular show, quizás es también la más adulta en algunos puntos al tener personajes más mayores y otro topo de tramas. Hora de aventuras, de vez en cuando, tiene alguna buena historia, pero ha decaído desde que su creador abandonó la primera línea de la serie (o esa es la impresión que me da).
Sobre el balance final, quiero pensar que todavía se hacen cosas buenas, pero si soy sincero, como las series que vemos de pequeños... Pocas cosas se pueden comparar con ellas...
Muchísimas gracias por tu comentario, un saludo.
Puedo decir que de los dibujos animados , en los ultimos 10 años la unica que me ha conquistado es gravity falls , una muy pequeña de solo 3 temporadas pero con ese toque que ya no tienen muchas
ResponderEliminar¡He visto algún capítulo de Gravity Falls! Y sí, me ha gustado. Si no la he añadido a la lista, es porque me gustaría verla completa, ya que, como dices, es una serie corta y tiene muchos elementos interesantes. ¡Gracias por el comentario!
EliminarEn respuesta a un comentario, mencionás a la serie de X-Men. Esa sí que era una gran serie. Las series posteriores de los mutantes un poco menos interesantes. Pero esa planteaba la idea de los mutantes discriminados buscando ser aceptados, la manipulación de la información en contra de los mutantes, los mutantes vengativos y Magneto como villano y heroe. Grandes historias.
ResponderEliminarMe gusta Vengadores Los heroes más poderosos de la tierra.
Y de DC, La liga de la Justicia, La liga de la justicia ilimitada. Buena animación y grandes historias. En un capítulo, se muestra al villano Felix Fausto en la biblioteca de Hades, leyendo El Quijote de Pierre Menard. Una clara referencia a Borges.
Era una serie bastante buena, al menos la recuerdo así, cuando era un crío. No sé si me convendría revisitarla ahora, tantos años después, pero sí, trataba el tema de la marginación que ya estaba presente en los cómics. Las siguientes series mutantes... No las he visto.
EliminarSobre los Héroes Más Poderosos, solo vi algunos capítulos y me gustó bastante. La Liga de la Justicia es genial y me gustan sus películas. Hay una calidad en el universo DC animado que me encanta. La semana pasada, sin ir muy lejos, vi de nuevo Capucha Roja.
Muchas gracias por tu comentario, un saludo.
Cada generación ha de tener sus ídolos.
ResponderEliminarBonito artículo. Yo soy de una generación anterior a la tuya. Dibujos en fin de semana y franja de tarde.
Sin duda, significa que la animación sigue funcionando y es importante porque es la primera forma artística de muchos niños.
Eliminar¡Muchas gracias! De la generación de mis hermanos, pero coincidimos en ser de los últimos que vimos dibujos en las generalistas
así es, pero esas series que mencionas tienen también lecturas para mayores. #RegularShow y #HoradeAventuras por ejemplo.
EliminarPara mí esa doble lectura les añade incluso algo bueno. Se nota que aún no soy un padre sobreprotector. xD
EliminarEs un problema de conceptos Carlos.
ResponderEliminarHora de aventuras, El Tito Yayo, El Mundo de Gumball... etc y a otro nivel: Padre de Familia, American Dad, South Park...etc no son dibujos animados para niños. El primer grupo es para un público de entre 13 y 16 años. El segundo grupo a partir de 18 años. Lo que ocurre es que vivimos en un país acostumbrado a desvirtuar todo. Si los padres dejan la educación a cargo de los profesores imagina lo que ocurre con la TV.
Siempre repito lo mismo: La TV no tiene la misión de educar, sólo entretener. ¿Acaso no tienen los niños suficientes materias escolares y extra-escolares como para también tener a la TV dando la brasa con el "2+2"?
Sobre Hora de aventuras, Tito Yayo, Gumball... Creo que la pueden disfrutar aún los más pequeños, pero sí, si eres mayor captas mejor las otras lecturas que hay en la serie y que a un pequeñajo se le pueden pasar por alto.
EliminarAún así, el problema como bien dices es la sobreprotección de algunos padres. Estas Navidades, una señora no quería comprarle un juego de Hora de Aventuras a su hija de diez años porque decía que era una serie violenta. Yo le recomendé que le comprase a la cría algo que le gustase, pero en fin, este tipo de cosas siempre pasarán...
¡Gracias por el comentario!