Lo único que no cambia es el cambio: a propósito de Joker

En estos momentos no sé a quienes soporto menos: si a los que están de pesados porque les ha gustado Joker o los que están de pesados porque no. Quitan hasta las ganas de opinar, pero no podía callarme: siempre es interesante contar con personajes donde todo es posible. 
Cuando escribes, matas ciertas posibilidades. Al elegir A, muchas veces te quedas sin todas las demás opciones. Hay personajes como Joker que superan esa barrera con la simple excusa que le dio Alan Moore en La broma asesina: a veces, recuerdo mi origen de un modo; en otras veces, de otro. Es constante reinvención donde todo es posible. Y al igual que decía Morrison en Arkham Asylum: puede que el Joker sea un supercuerdo que se adapta al mundo cada día, de un modo más cruel cada día, como nuestra sociedad. 
El Joker de los cómics puede que cayese en residuos tóxicos en ACE Chemicals... Aquí cae en nuestra vil sociedad, si es que alguna vez se alzó.
Lejos de pensamientos vacuos, Joker es una película que incomoda y sigue a un personaje roto como Travis o Rupert con un enfoque lo suficientemente interesante como para generar preguntas y pocas respuestas.
No está de más probar cosas nuevas y solo por ver a Joaquin Phoenix devorando la pantalla ya merece la pena. ¿Quieres saber cuál es el chiste? No, no lo pillarías.


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