Thor: El Mundo Oscuro, dioses y monstruos

Pedro de Mercader y yo escribimos en su día esta crítica y ahora aprovecho para recuperarla en el blog, siguiendo el repaso por el Universo Marvel Cinematográfico. Pese a lo denostada que está Thor: El mundo oscuro, puedo decir que lo he pasado muy bien las dos veces que la he visto y que creo que es una película bastante entretenida. Así que allá va nuestra crítica.
Thor: El mundo oscuro, el siguiente paso del Universo MarvelFuente.

"Si confiaras en mí sería tan insensato como siempre creí". 
Loki.

Un día recordaremos esta época con gran gozo, porque fue cuando los superhéroes se volvieron reales en la gran pantalla. Marvel Studios es su mayor exponente en esta Edad Dorada.


Su plan iniciado con Iron Man (Jon Favreau, 2008) fue continuado por El Increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008), Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010), Thor (Kenneth Brannagh, 2011), Capitán América. El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011) y todas estas historias se aunaron en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012).

Éxito tras éxito, Marvel, que diez años antes estuvo en bancarrota, se convirtió en parte de Disney y se transformó en una máquina de entretenimiento, maravilla como su nombre indica y dinero.

Tras Los Vengadores, se inició la fase 2 compuesta de Iron Man 3 (Shane Black, 2013), Thor 2. El Mundo Oscuro (Alan Taylor, 2013), Capitán América 2. El soldado de Invierno (los hermanos Russo, 2014), Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014) y Los Vengadores 2 (Joss Whedon). Toda una estrategia que parece que continuará, si marcha bien, con propuestas como El Hombre Hormiga (Edgar Wright, 2015). Sin duda, el Proyecto Vengador de Marvel Studios es uno de los sueños de la gran pantalla más grande, ambicioso y loable de todos los tiempos.

Ahora nos toca volver a las aventuras del dios nórdico convertido en superhéroe por esos genios a los que tanto debe el cómic Jack “The King” Kirby, Larry Lieber y Stan “The Man” Lee. Viajamos a Asgard y un par de reinos más.


Thor y Loki, de lo mejor de la película. Fuente.

El comienzo de Bifrost

En Thor. El Mundo Oscuro, después de un prefacio al estilo de la primera película que ya evocaba a El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo (The Lord of the Rings. The Fellowship of the Ring, Peter Jackson, 2001), nos encontramos a un dios nórdico superhéroe más maduro, menos impulsivo y prepotente, que tras acabar con todos los potenciales enemigos de Asgard, deberá afrontar el peso del trono. Sin embargo, un mal ancestral surgido de la misma oscuridad hará que el tiempo de paz en Asgard y el resto de los Nueve Reinos, entre ellos el nuestro Midgard, dure muy poco.

Desde el principio, en la película se nos presenta un villano sectario, el elfo oscuro Malekith, del cual solo sabemos que quiere destruir el universo. Este elfo oscuro nos imaginamos que debe formar parte de algún culto para crear el Ragnarök al que tantas veces ha hecho frente Thor en los cómics. A su vez, junto a él se presenta al Éter, una fuerza misteriosa que precede a la creación del universo y sobre la cual girará toda la película como elemento que aúne de mejor o peor forma todos los cabos sueltos.

Todo esto está ahí cuando ya se nos presenta de nuevo a un Thor que aparece junto a la tormenta y del que antes vemos a Mjölnir, su mítico matillo. Ya no necesitamos los orígenes, ahora viene lo bueno de verdad. Tenemos un dios que intenta arreglar los problemas de los Nueve Reinos tras la ruptura del mítico Bifrost. No es raro que veamos una guerra con seres míticos para empezar y recordarnos qué hace grande al Universo Marvel: la épica de la aventura con seres superpoderosos y a la vez humanos que pronto encajan con el lector o el espectador.


Ahora, Thor se comporta con más mesura, aunque no reniega de la fuerza bruta, pero tampoco la bondad. Este dios da segundas oportunidades incluso en escenas como "la escaramuza", luego se puede arrepentir ("tú no cuentas con mi palabra", dice en un momento cómico). Se agradece que no haya sido un cambio porque sí el de Thor y Los Vengadores, hace más humano al dios y nos recuerda que es un superhéroe, alguien que ha nacido para proteger a los demás. Con otros tras el proyecto seguramente Thor se habría vuelto honorable en la primera parte y en las siguientes se hubiera olvidado cómo este personaje pasó de ser un ser orgulloso a convertirse en un auténtico superhéroe digno de veneración.

Mientras todo eso sucede, nos encontramos con el dios de las mentiras y hermanastro de Thor, Loki, encerrado en una prisión de las mazmorras tras su intento frustrado de conquistar Midgard. Loki durante la película se nos muestra como una persona desquiciada que no entiende el mal que ha hecho, y que es un contrapunto perfecto para su hermano. Él cree que nació para ser rey y que las muertes que ha causado en Nueva York ni siquiera alcanzan las cotas de las que pesa sobre su padrastro Odín.

En un claro acierto, se incluye la subtrama de Frigga, madre de Loki, que pese a su escaso tiempo tiene dos de las escenas más maravillosas del film: la conversación con Loki y la última vez que la vemos. En la primera que citamos, queda la duda de sí fue una forma de comunicarse Frigga con su hijo o una ilusión creada por este para consolarse. Sea como sea, Loki está en esta más que posible trilogía para quedarse y los espectadores y lectores de cómics nos alegramos de ello.

Por su parte, Jane Foster ha tratado de recomponerse tras el abandono por parte de Thor, recurriendo incluso a Richard (Chris O´Dowd, sí, el informático de The it crowd). No es baladí que tu último novio haya sido un superhéroe y, además, dios del trueno (la magia y simpatía del extravagante y cautivador Universo Marvel).

Foster debe arreglar su vida hasta que por los azares del destino (quizás demasiado), se volverá a reunir con Thor. Mientras que en la primera película estaba “porque debía estar” (Thor debía tener novia como Hulk, el Capi, Iron Man…), en esta se nos muestra como uno de los elementos centrales de la trama y Marvel reivindica un poco más a las mujeres en sus películas (basta ver el final de Iron Man 3 o el corto Agente Carter). Esperemos que arriesguen y saquen su primera película con una superheroína, sería el mazazo final para su competidora, una DC que no se atreve con la más célebre Wonder Woman, tras el bodrio de Catwoman (Pitof, 2004).

Todo esto es el punto inicial de Thor. El Mundo Oscuro que, lejos de ser una mera película puente, un trámite, ha sabido acertar más y mejor al librarse de la carga de ser un origen. Por algo, Thor se cargó un puente en la primera parte, ¿no?


Thor y su estilo al hacer una llegada. Fuente.

Alan Taylor y los Nueve Reinos


Durante el rodaje hubo numerosos problemas: la primera directora abandonó, la actriz que encarna a Sif sufrió un grave accidente, abandonó el compositor de la banda sonora, se cortó metraje y se rodó nuevo… Por suerte, nada de eso se nota en la película.

Alan Taylor ha demostrado ser el director adecuado para el personaje de Thor. El realizador era conocido por dirigir capítulos para varias series, entre los que se incluían varios de Juego de Tronos. Taylor ocupó el puesto tras Kenneth Brannagh que llevó a cabo la primera parte y que Patty Jenkins, director de Monster, dejase el proyecto. Lejos de ser un mero producto de encargo, el finalmente elegido crea un film tremendamente entretenido que engancha al espectador desde el primer momento y no se hace larga en ningún momento, para satisfacción del público.

Pero si en algo se ha diferenciado Taylor es un presentarnos una película más centrada en expandir el universo que se nos presentó en la primera película. Aquí lo lleva más allá. En esta película conoceremos dos mundos más, veremos por primera vez el Árbol de los Mundos (de forma literal), conoceremos más de los asgardianos, y añaden más piezas al rompecabezas que están creando Kevin Feige, director de Marvel Studios, y los suyos.

Se agradece mucho ver cómo se ha adaptado el trabajo de tantos grandes artistas de los cómics y la fidelidad con la que se ha hecho. Por ejemplo, otro realizador o guionistas se hubieran negado a representar los otros mundos como discos, Marvel Studios no y he ahí parte de la gracia de las películas de Marvel: saben que provienen del cómic, no se avergüenzan por ello.

Aquí perdemos parte de la majestuosidad del Asgard kirbyesco y Taylor nos lo presenta como un lugar más austero, menos llamativo. Seguramente, porque Brannagh nos presentó su gloria y Taylor apuesta por intimismo en muchas ocasiones. La primera película pasaba poco tiempo entre los recovecos del Reino Dorado, sin embargo, aquí pasa más metraje y descubrimos más de este mundo.
Taylor cambió el oro por piedra, dándole un aspecto a los pasillos de Asgard menos fantasioso, con ese toque de ciencia-ficción brillante que nos recordaba al Flash Gordon de Dino De Laurentiis.
El director (no haremos el chiste de directhor) aquí demuestra su valía realizando un producto, que si bien no trascenderá como uno de las mejores películas de superhéroes (aunque el nivel ha crecido en los últimos tiempos y Thor El Mundo Oscuro está por encima de la media), sí que resulta un más que digno juego de entretenimiento que da un paso más allá en el universo marvelita cinematográfico.


Loki devora cada minuto de pantalla que tiene. Fuente.

Dioses y monstruos


El guion realizado por Christopher Yost (habitual de la casa), Christopher Markus, Stephen McFeely, Robert Rodat y el tristemente fallecido Don Payne (al cual se le dedica la película, gran detalle de los créditos) ha contado con la supervisión y la reescritura de algunas escenas a cargo de Joss Whedon, director y guionista de Los Vengadores y gran arquitecto cinematográfico de la franquicia. Toda una tropa de escritores que, por suerte, no hacen que sea un mal film como suele ser habitual cuando demasiadas manos tocan un guion.

El libreto se nos antoja como el culpable de los grandes problemas de la secuela: explicación algo bruta de la alineación entre los reinos, un desenlace apresurado, una amenaza que no da miedo, una solución absurda a los planes del villano… Al menos, el guion es efectivo con las pretensiones del film: entretener y maravillar.

El mayor acierto en este aspecto es el acercamiento a los personajes, logrando que estén mejor definidos, y haciendo que durante el transcurso de la película, evolucionen y veamos aspectos que no se nos habían presentado en ninguna de sus apariciones previas. La sensación de amenaza y de que los sucesos de la película van a traer consecuencia, está más pulida que en la primera película. Es un guion más ambicioso, pero en el que hay varios fallos que puede que sean debidos a la amputación de escenas que sufrió la película.


Malekith, el villano de la secuela, encarnado por Christopher Eccleston. Fuente.

En cuanto al reparto, Chris Hemsworth repite por tercera vez el papel de Thor y realiza su mejor interpretación. En este caso nos encontramos a un Thor que ha aprendido las bondades y pérdidas que supone el camino del héroe que tuvo que realizar en la primera parte. Aquí amará, luchará, odiará, peleará, perderá a gente que quiere...

Si en la primera película buscaba la aceptación de Odín, en esta debe asumir la responsabilidad de la protección de Asgard. Aquí Hemsworth mejora enteros su interpretación, y muestra que poco a poco, junto a su personaje va logrando mejorar. Sin embargo, si aquí hay alguien que le roba el protagonismo es su hermano: Loki.

A pesar de que la película lleve el nombre de Thor, la verdadera estrella de la película es el carismático dios de las mentiras. Hiddleston lo vuelve a hacer,  vuelve a fusionarse con el personaje. No solo demuestra, una vez más, ser un actor con un gran carisma, si no que logra dar una complejidad al personaje de Loki que lo hace realmente interesante.

En esta película, Loki engaña al espectador, a su hermano, a su familia, al enemigo y a todos. Creemos que va a lograr la redención (Loki se nos muestra colaborativo, pero sin perder su mala baba y no duda en lanzar puñales envenenados verbales a su hermano cada vez que tiene ocasión), pero en un acertado giro final demuestra que él es el verdadero ganador y que durante toda la película nos ha estado manipulando para salirse con la suya. Touche.

Aquí tenemos al Loki más fidedigno a los cómics y que todos hemos disfrutado con esa escena final. Hiddleston, que parece que se lo pasa genial rodando cada escena, sigue desarrollando el que se ha convertido por derecho propio en uno de los villanos más importantes de las adaptaciones de cómic en la gran pantalla, junto a grandes como Magneto de Ian McKellen, el Octopus de Alfred Molina y, a otros niveles, el Jóker de Heath Ledger. Para muestra de la grandeza de Hiddleston, su vídeo en la conferencia de la película en la Comic Con.


En el lado contrario tenemos a Christopher Eccleston como Malekith, el villano de la película. Eccleston logra hacer una interpretación solvente, un villano con presencia (con esa cámara para recuperarse que nos recuerda tanto a la de cierto Señor Oscuro del Sith), y algunas de las grandes escenas de esta segunda parte, aparece él en pantalla. Sin embargo, a este malvado le falta profundidad, se desconocen sus motivaciones, simplemente todo lo que conocemos de él es su plan para llevar los Nueve Reinos a la oscuridad. Es interesante que le hayan dado un toque de misterio y desconocimiento, pero si le hubiésemos entendido mejor hubiese sido más memorable. Una oportunidad desaprovechada de exprimir las capacidades interpretativas del actor Christopher Eccleston, que ya demostró que sabe crear tensión y un ambiente malsano en otras de sus películas (con el realizador Danny Boyle) como  Tumba Abierta (Shallow Grave, 1994) o 28 días después (28 days later, 2002).

De comparsa del malvado se nos queda Algrim / Kurse, ligado ahora a los elfos oscuros, e interpretado por un cumplidor y poco más Adewale Akinnuoye-Agbaje, que tiene su mejor escena cuando se detiene ante la prisión de Loki, pero peca de lo mismo que el resto de elfos oscuros: el complejo soldado imperial, es decir, de ser un poco inútiles.

En un segundo plano tenemos actores de la talla de Anthony Hopkins que repite como el imponente Odín y nos vuelve a brindar una buena interpretación, pero no demasiado esforzada. Hopkins como el Padre de Todos ha alcanzado ese nivel en que su mera presencia ya asegura que estemos ante un gran personaje, años y años de maestría. Al igual ocurre con la ganadora del Oscar Natalie Portman como Jane Foster, que no estuvo muy entusiasmada según algunos para volver a encarnar a la doctora de los cómics metida en las películas a astrofísica, pero eso por suerte no se nota en ningún momento en caso de que fuera cierto.

Rene Russo también repite como Frigga, recibiendo un mayor protagonismo frente a la primera parte, y la actriz lo sabe llevar sorprendentemente bien. También reciben mayor peso – nunca mejor dicho- Volstagg (Ray Stevenson, que se queda un poco al margen pese a su volumen), Fandral (Zach Levi, nuestro televisivo Chuck, que logra que no se note el cambio de actor), Sif (Jamie Alexander, más centrada como posible amor de Thor) y Heimdall (Idris Elba, que parece más humano que en la primera y tiene esa genial escena del duelo contra la nave de los elfos oscuros), los cuales vuelven a demostrar que son cumplidores en sus respectivos papeles, y el desarrollo que se les ha otorgado en esta película ha sido bastante beneficioso de cara a hacer interesantes a los personajes (librarse de los orígenes, que se dice). Lástima que, váyase a saber porqué, uno de los Tres Guerreros se quede en casita: Hogun (Tadanobu Asano).


Malekith, el villano de la segunda parte de Thor. Fuente.

Fraguando la derrota


Otro de los puntos fuertes de la película son su efectos, se nota que la secuela de Thor ha contado con un mayor presupuesto que la primera parte. Véase las espectaculares escenas de acción, las cuales son una mezcla curiosa de batallas y space opera a lo Star Wars o Star Trek, en una atmósfera que recuerda a los cómics de Kirby o la estética de El Señor de los Anillos en algún momento, además de conseguir trasladar los concept arts a la realidad, creando que cada mundo tenga una estética muy distinguible y particular. Cualquier espectador debería sentirse al menos atraído por ideas tan locas como elfos con escopetas láser y bombas de irrealidad (o como se llamen esos cacharros).

Tal vez se nota pobre a la hora de usar esas armaduras completas para los villanos o no haya grandes tomas de los ejércitos, pero al menos cumple y queda decente en la gran pantalla. Curioso, por cierto, el hecho de que los elfos oscuros con sus máscaras recuerden a los típicos alienígenas grises, al menos en las páginas de cierto libro asgardiano.

Mención aparte merece la banda sonora de Brian Tyler, el cual ya nos sorprendió en Iron Man 3, y lo vuelve a hacer en Thor. El Mundo Oscuro. El primer compositor elegido fue Carter Burwell, que abadonó el proyecto y viendo el resultado de Tyler uno lo agradece, porque Burwell nos tememos que se ha vuelto repetitivo en sus notas de pianos que no nos retrotraen a sus mejores trabajos con los Coen sino a su trabajo en Crepúsculo.

La música de Bryan Tyler, aunque sin los alardes de Howard Shore y su Tierra Media, acompaña a la perfección a las imágenes y cumple su función como apoyo a las imágenes a la hora de transmitir sensaciones al espectador, además de ser una banda sonora digna de ser oída independientemente de la película (ahí es cuando se sabe si realmente la música de un film funciona, cuando se pega al espectador).

Algunos echarán de menos a Patrick Doyle, que consiguió un tema pegadizo en la primera parte y un toque dulzón en tantos otros, pero el habitual de Brannagh no ha sido mal sustituido por Tyler, que se dirigió a la composición de videojuegos y películas de otro nivel. Sin duda, un descubrimiento desde su banda sonora para Iron Man 3. Esperemos que Marvel no malgaste a este joven compositor con talento y continúe entregando buenas bandas sonoras para próximos proyectos.


Más allá de Asgard


Marvel no ha sacrificado un ápice de sus marcas de la casa. En esta película seguimos teniendo pinceladas de humor, pero mucho mejor distribuido que en Iron Man 3, que en muchas ocasiones sacrificaba su dramatismo mediante un chiste o con giros extraños (hola, Trevor, sí, te miramos a ti).
En la primera película, la humanización de Thor mediante el humor (o pistola de descargas eléctricas) podía quedar descompensada con el tema de que siempre fuera a costa de “este tipo no se entera de nada de Midgard, es un bruto idiota”. No, Thor es un dios y su humor no depende solo de eso en muchos casos. No necesitamos homenajear constantemente a El Señor de las Bestias 2: La puerta del tiempo (Beastmaster 2. Through the Portal of Time, Sylvio Tabet, 1991). Y sí, Kat Dennings como Darcy ya no resulta tan cargante como lo era en ocasiones en la primera parte (dichoso iPod) e incluso aquí consigue un becario que logran un contrapunto.

En la secuela de las aventuras del superhéroe del trueno, han entendido darle esos contrapuntos, que hacen que te rías en determinados momentos, pero sin necesidad de relajar la tensión en ningún momento.Es muy difícil encontrar un equilibrio entre los dos momentos, pero en este caso lo han logrado, incluso con escenas tan arriesgadas como la del metro que nos recuerda al Spider-Man de Tobey McGuire en el ascensor de Spider-Man 2 y que bebía tantísimo del espíritu rompedor del Universo Marvel a la hora de saber cómo trasladar la humanidad a seres divinos. Si eres un seguidor de los cómics y alguna vez te has topado con ese instante en los cómics, lo reconocerás con facilidad: es cuando lees algo y dices para ti "quiero que alguien más lea este cómic".

Por otro lado, aquí los guiños no faltan, al contrario que en la primera película de la Fase 2, centrada en Tony Stark y con pocas menciones al mundo alrededor de él. En este caso tenemos referencias a Los Vengadores y la invasión Chitauri. Si en la película del Cabeza de Lata teníamos los traumas de Stark, aquí tenemos los de un Eric Selvig (Stellan Skarsgård) que se vuelve un extravagante que recuerda incluso en algún detalle al Bishop de la serie Fringe.

También tenemos el cameo de uno de Los Vengadores en una hilarante (e inesperada) escena. Marvel ha sabido cuidar muy bien de los secretos de esta segunda parte de la que no habíamos visto casi nada, como se demuestra en este punto.

La culpa de que mucha gente se quede ahora tras los créditos de las películas está en parte en Iron Man con su Nick Furia y eso se ha recuperado en Thor. El Mundo Oscuro no solo con una, sino dos escenas. La primera no solo conecta con Guardianes de la Galaxia, si no que tenemos mención a las Gemas del Infinito, de una manera genial y muy interesante, además de saber qué pasó y qué es realmente el Teseracto (el artefacto que desencadenó parte de la primera fase). Es cuestionable los pactos de Asgard con cierto villano, pero eso será algo que se seguirá descubriendo en próximas películas. Como sabrá el lector, el malévolo Thanos que sonreía al final de Los Vengadores solo era el primer paso y este Titán Loco ansía el poder de las Gemas del Infinito para traer una destrucción que quizás ni siquiera Los Héroes Más Poderosos de la Tierra puedan vencer.
En cuanto a la segunda escena, tiene la capacidad de hacer cerrar toda la trama de la película de una forma loable y así no repetir el desenlace de la primera. Seguramente, se guardó por eso tras los créditos. Eliminar era un error (sonaba a repetición), incluirla podía negar la épica del fantástico desenlace que hay en el film y da paso a los créditos.

Marvel, en esta película, nos vuelve a demostrar que conoce al fan, y nos da todo lo que echábamos de menos en la primera película de la fase 2. Este es un producto diseñado para reconquistar al fan que salió decepcionado de la concesión de Tony Stark, y Marvel cumple su misión con maestría.
Sin embargo, no se nos entienda mal, los guiños no son la meta, sino parte del futuro camino que se abre ante nosotros. No son loables solo por ese homenaje al fan que va a ver las películas, sino que también narran algo, sirven para algo, cuentan algo. No necesitamos guiños estúpidos como ese horrible villano de Green Lantern (Martin Campbell, 2011) gritando "¡Krona!" porque sí u otro poniéndose un anillo amarillo porque sí. Mientras que DC forzó, Marvel sabe cómo introducir ese Universo Marvel que sigue creciendo por medio de las películas, los cómics especiales y la serie de televisión Agentes de S.H.I.E.L.D. que se estrenó hace unas semanas.

Thor y Jane, dos claves de El mundo oscuro. Fuente.

Nuevos señores de Asgard


Para Pedro de Mercader, Thor. El Mundo Oscuro, frente al enfoque del Thor de la fase 1 como una tuerca necesaria para la construcción de Los Vengadores, es la demostración de que Marvel está apostando por hacer que los personajes resulten interesantes por sí mismos y no como parte de un universo mayor. La editorial y productora nos ha dado una película centrado en los cómics creados alrededor de Thor, lo cual me parece un acierto, ya que el personaje cinematográfico pedía a gritos un mayor desarrollo y considero que eso le ha fortalecido. Ahora sí, creo que Thor no es un vengador menor. En estos momentos no está por detrás de sus compañeros de equipo. De momento, Marvel está yendo por buen camino.

Para Carlos J. Eguren, Thor. El Mundo Oscuro consigue que algunos seguidores vuelvan a recuperar la fe en el proyecto. El don del cine de entretenimiento es apartarte durante más de una hora de tus problemas reales, darte los de otros y pasarlo bien para luego charlar un rato del film y guardar buenos recuerdos de ellos. La secuela de Thor cumple con ello: tenemos grandes momentos, buenos actores, buena música, buenos efectos especiales… No resulta un film fallido en ningún momento, pese a algún error sobre todo en el tratamiento de la amenaza y el villano, pero esto es algo que parece ya endémico del cine de superhéroes, su falta de riesgo y deseo de dar un paso más.

En conclusión, la fase 2 sigue en marcha y ya estamos a mitad del camino hacia Los Vengadores: Era de Ultrón, este Thor: El Mundo Oscuro ha logrado avivar la llama del interés con un final que solo hace que contemos los días que quedan hasta Capitán América: Soldado de Invierno,  Guardianes de la Galaxia, la secuela de Los Vengadores y una futurible tercera entrega de Thor ¿o debería llamarse Loki 3?

2 comentarios:

  1. Creo que los fans de los comics nunca podremos agradecerle lo suficiente a Tim Burton, quien inició lo de adaptar comics a cine, en películas bien realizadas y no necesariamente infantiles.

    LO de Marvel-Disney mereció ciertas desconfianzas. Que aún quedan, por el sentido del humor de las películas, que a veces molesta.
    Pero es innegable que tienen el hallazgo del universo compartido de las películas, al que se suman las series. Con efectos inesperados, como mostrarnos a Peggy Carter con todo su esplendor, después de haberla visto límite de su vida en Capitan América: El soldado de invierno.

    Stan Lee y Jack Kirby han recreado a un personaje de los mitos nordicos, al gran heroe, tomando algunos aspectos y alejandose deliberadamente de otros. Insinuando que no son dioses, sólo una civilización increiblemente avanzada. Aunque Loki no esté de acuerdo y tal vez Thor se haya tomado en serio las historias que se cuentan de él en Midgard.

    Curiosamente, El mundo oscuro tiene algo de lo mítico, con Odín más como un ordenador que como un creador. Aparece esa idea de cierto, caos previo, cierta oscuridad. Oscuridad a la que quiere volver el villano, que no es Loki en este caso.

    Y es ese un hallazgo de la película, mostrar a Loki como un tramposo, al que es necesario recurrir, siendo fundamental para que Thor sea el heroe. Es un regreso a los mitos, donde Loki rescató a Idunn, portadora de las manzanas de la juventud, luego de ser complice de su rapto.
    Es notable su interacción con Frigga, como en los mitos la madre de Thor y Loki (en este caso adoptiva). Creo que los lectores de los mitos llega más este personaje. Pero no quiero contar demasiado.
    Jane Foster no es un mal personaje pero parece desplazar injustamente a la bella Sif, además guerrera en la versión Marvel. Creo que debieran apegarse a los mitos, en este caso. Que sea Sif la novia de Thor. Tiene meritos para eso. Ha demostrado destacarse en algun capítulo de Agent of SHIELD.

    Gran película, a pesar de las objeciones que se puedan hacer.

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  2. Personalmente, a mí el sentido del humor de Marvel no me molesta, es más, me gusta, porque, a veces, la excesiva seriedad hace que algunas películas me parezcan ciertamente insoportables en un segundo visionado. Además, Disney no ha interferido, pese a quien le pese.

    Solo una puntualización, Frigga tampoco es la madre natural de Thor en los cómics, pero es interesante su papel en la función.

    A mí, personalmente, me gusta. ¡Muchas gracias por tu comentario!

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