Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas ha sido una de las grandes sorpresas que me he llevado dentro de la space opera. Fuente. |
Ground Control to Major Tom… La voz de David Bowie resuena en el espacio, recordándonos como Space Oddity marcó a toda la generación que vio la llegada del hombre a la luna. De las imágenes de archivo reales y el formato de pantalla clásico se pasa a la expansión galáctica y visual. Ahora, vemos cómo una estación espacial se convierte en un símbolo de unión entre la humanidad y lo que hay más allá de las estrellas. Mientras la canción avanza, contemplamos el paso de las generaciones y los humanos recibiendo a las diferentes razas que pueblan el universo, a la vez que la estación va creciendo hasta convertirse en un planeta artificial de miles de culturas que será enviado lejos para continuar hasta convertirse en la Ciudad de los Mil Planetas. Y el tema de Bowie resuena. Valérian y la Ciudad de los Mil Planetas comienza así, con más música e imagen que diálogo, y me gana completamente hasta el punto en el que Luc Besson espanta cualquier prejuicio que pudiese tener hacia su adaptación del cómic francés de Christin y Mézières antes de verla.
Aventura más allá de las estrellas
Es una lástima que un par de años después de su estreno Valérian y la Ciudad de los Mil Planetas sea una desconocida en el fandom cuando, en realidad, es uno de los mejores exponentes recientes de la space opera, ese subgénero que consagró Star Wars, saga que, a su vez, se vio influenciada estética y argumentalmente por los cómics de Valérian y Laureline, Flash Gordon, Buck Rogers...
Alrededor de las dos horas de metraje, somos testigos de cómo Luc Besson está enamorado de esa galaxia que ha creado a partir del tebeo (se dice que contaba con cientos de páginas sobre cada raza alienígena que aparece en el film), y mientras pensamos en cuánto se habrán gastado, la sensación de maravilla lo supera todo gracias a ese diseño entre el horror vacui y la ciencia ficción desmedida que nos entrega una visión espectacular que ya el director nos había dejado entrever en la ya mítica El quinto elemento.
Valérian y
la Ciudad de los Mil Planetas hace que vivamos las aventuras de dos agentes
espaciotemporales, Valérian y Laureline, que viajan por el espacio intentando
arreglar los diferentes problemas que surgen y se acaban topando con la compra
ilegal de un transmutador, una criatura casi extinta que proviene de un planeta
que fue aniquilado durante la guerra y que, según se cuenta, estaba
deshabitado. Pero ¿y si no lo hubiese estado? Unos refugiados son los únicos
que podrían cambiar la historia e intentan recuperar el transmutador para recrear su
mundo, sin tener que caer en la venganza. Esa es la historia principal, pero
Besson es partidario de irse por otros caminos alrededor de la película:
separar a los personajes, presentarnos secundarios que llevan a otros
secundarios, saltar de una situación a otra, de batalla en batalla, de
persecuciones y peleas a huidas en naves, a planetas extraños a los cientos de
mundos que habitan dentro de la Ciudad de los Mil Planetas… y Besson no se
cansa, muestra entusiasmo en cada parte hasta que quizá llega a tal punto en el
que lo que menos nos importa es cómo acabe, cuando puede que el film se vuelva
algo más convencional. Hoy, que tanta gente abusa de los gurús literarios que hablan de "ir al grano" como si escribir o leer fuese una tarea obligatoria y no un disfrute, me produce un enorme gozo ver cómo Besson disfruta adornando su relato de fantásticas subtramas cuyo objetivo es dejarnos sin aliento.
La fotografía de Valérian juega con un colorido contraste que nos recuerda al cómic. Fuente. |
Un buen ejemplo de worldbuilding
En los últimos años, se habla mucho de la construcción de mundos y sus beneficios para las obras. En el cine, no solemos tener tanto tiempo como para desarrollar estos conceptos, pero Besson se las arregla para dejarnos una galaxia fantástica (y, en ocasiones, sutil, como ese consejo formado por las mismas razas de alienígenas pioneros que visitaron la estación de la Ciudad de los Mil Planetas).
Los efectos especiales son descomunales, pero sirven con el propósito de maravillar y concebir una estética fundamental que nos transporta a una construcción no ya de mundos, sino de galaxias, fascinante. La fotografía de Thierry Arbogast está rebosante de un colorido que, aunque roza lo irreal del chroma, siempre fascina hasta el punto en que nos preguntemos si todavía se puede encontrar el libro del arte. Cada especie parece guardar su propia cultura y cada momento hace que volvamos a soñar con cuando éramos unos críos que se sorprendían con todo lo que aparecía en una pantalla. Parte de esta maravilla también surge de un gran compositor como lo es Alexandre Desplat, al que echaba de menos dentro del género fantástico, y que nos regala una banda sonora que encaja dentro de la tendencia pulp del film. Lo único de lo que me arrepiento es de no haberla podido ver en una gran pantalla.
Nada de esto funcionaría sin una dirección eficaz como la de Luc Besson. A menudo, se le suele catalogar de hortera, pero creo que es un director que lleva tanto tiempo en el negocio porque sabe cuál es su público y qué les quiere ofrecer. Con Valérian, realiza una dirección solvente y está enamorado de la galaxia que ha creado y es capaz de compartir ese amor al espectador.
Valérian nos regala un largo segmento para presentarnos el mundo y a los seres que lo habitan. La construcción de este trasfondo es fantástica. Fuente. |
Canto a la space opera
Suelo
hablar mucho del guion en las críticas, pero en este caso, creo que queda claro
que el argumento es lo de menos, que sin ser malo, lo que importa es que te
quedes boquiabierto con cada nueva escena, te emociones o llores y eso lo logra
la película con una facilidad aburmadora; al menos, para mí, que me he criado
con Star Wars, Doctor Who y otras maravillas de la space opera y la fantasía. Entiendo que a algunos les parezca una marcianada, pero de eso precisamente va el asunto.
Sobre los personajes y el reparto, me temía que Laureline y Valérian se me hicieran insoportables, pero nada más lejos de la realidad. Dane DeHaan hace un buen trabajo como ese transunto de Han Solo e Indiana Jones espacial, mientras que Cara Delevingne demuestra que podría hacer buenos papeles si no la llamasen siempre para hacer cosas tipo el Escuadrón Suicida o Ciudades de papel. Sobre el rol de Clive Owen, es maniqueo a más no poder y se pierde en gran parte del film, pero en estas películas hace falta un malo malísimo al que dar un par de sopapos y eso lo hace muy bien. También hay cameos de actores como Rutger Hauer, nuestro eterno Roy de Blade Runner, o de Ethan Hawke (haciendo un papel muy alejado de los típicos que suele realizar) o la cantante Rihanna.
Con Valérian y la Ciudad de los Mil Planetas he recordado que el género de la ciencia ficción y la fantasía sirve para algo más que para hacernos reflexionar sobre el presente o entretenernos, sirve también para maravillarnos con otros mundos cuando nos hemos cansado de este y eso hace que Valérian y la Ciudad de los Mil Planetas sea toda una joya de la space opera que vale la pena que reivindiquemos, mientras la voz de Bowie resuena en el espacio, llamando a Tom y haciendo que nos preguntemos cuánta esperanza hay entre las estrellas.
Póster de Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas. Fuente. |
- Título original: Valerian and the City of a Thousand Planets
- Año: 2017
- Duración: 137 min.
- País: Francia
- Dirección: Luc Besson
- Guion: Luc Besson (Cómic: Pierre Christin, Jean-Claude Mézières)
- Música: Alexandre Desplat
- Fotografía: Thierry Arbogast
- Reparto: Dane DeHaan, Cara Delevingne, Clive Owen, Ethan Hawke, Rihanna, Herbert Hancock, Rutger Hauer, Kris Wu, Emilie Livingston, Aurelien Gaya, Alain Chabat, Ola Rapace, Sam Spruell, Sasha Luss, Eric Lampaert, Pauline Hoarau, Peter Hudson, Xavier Giannoli, Louis Leterrier, Eric Rochant, Benoît Jacquot, Olivier Megaton, Gérard Krawczyk, Pierre Cachia, David Saada, Pierre Ewudu, Aymeline Valade, Stefan Konarske, Mahamadou Coulibaly, Tom Hygreck, Gavin Drea, Marie Barrouillet, Abel Jafri, Paul Lefèvre, Patrick Cottet-Moine, Sam Douglas, Laurent Ferraro, Jean-Robert Lombard, Peter Eberst, Akim Chir, Laminé Ba, Tonio Descanvelle, Mathieu Kassovitz, Velvet, James Flynn, Doug Rand, Claire Tran, Anders Heinrichsen, Sissi Duparc, Philippe Rigot, Alexandre Willaume, Réginal Kudiwu, Peter Lamarque, Maximilien Seweryn, Zouheir Zerhouni, Jonas Bloquet, Tania Dessources, Cédric Chevalme
- Productora: Europa Corp, Fundamental Films, TF1 Films Production, OCS, BNP Paribas, Orange Studio, Novo Pictures, River Road Entertainment, Belgium Film Fund
- Género: Ciencia ficción. Acción. Romance | Aventura espacial. Cómic
- Sinopsis: En el siglo XXVIII, Valerian (Dane DeHaan) y Laureline (Cara Delevingne) son un equipo de agentes espaciales encargados de mantener el orden en todos los territorios humanos. Bajo la asignación del Ministro de Defensa, se embarcan en una misión hacia la asombrosa ciudad de Alpha, una metrópolis en constante expansión, donde especies de todo el universo han convergido durante siglos para compartir conocimientos, inteligencia y culturas. Pero hay un misterio en el centro de Alpha, una fuerza oscura amenaza la paz en la Ciudad de los Mil Planetas. Valerian y Laureline deben luchar para identificar la amenaza y salvaguardar el futuro, no sólo el Alfa, sino del universo. (FILMAFFINITY)
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