Nuestra Doctora Aphra vuelve al ataque con Fortuna y Destino, el primer volumen de su nueva andadura. Fuente. |
La serie de Doctora Aphra siempre significará mucho para mí como lector del Universo Expandido de Star Wars ya que, después de la serie de Vader, fue con el cómic con el que me enganché a este sinfín de historias. Ya hablé largo y tendido de su primera colección, dividida en siete tomos, pero ¿cómo iba la doctora Chelli Aphra a darse por vencida? ¿Cómo iba a quedarse sin historias? ¿Cómo íbamos a despedirnos de una de sus cabeceras más populares?
Nuestra arqueóloga, ladrona y pícara protagonista tenía que continuar sus aventuras y lo hace con un nuevo volumen titulado Fortuna y Destino, pero lejos de continuar como una loba solitaria, contará con un variopinto grupo que busca la verdad tras la leyenda de dos poderosos anillos que condenaron todo un planeta. Las encargadas de traerla de nuevo serán la guionista Alyssa Wong y la dibujante Marika Cresta.
Aphra dará un pequeño paseo por Hoth, pero no se quedará ahí. Fuente. |
Indiana Aphra
Si una cuestión me ha gustado de este primer tomo es que se profundiza en el pasado académico de Aphra y en su paso por la Universidad de Bar'leth, donde hizo varios amigos, pero, sobre todo, enemigos. En este caso, una antigua compañera (o algo más) y una estudiante que está realizando una tesis darán pie a que Aphra abandone Hoth (y los eventos de El Imperio contraataca) para centrarse en la búsqueda de unas reliquias que podrían traer una gran y variada recompensa a los integrantes del grupo. En el equipo tenemos a Krrsantan el Negro (el cazarrecompensas wookie), la doctorando Detta Yao, la doctora Eustacia Okka, el saqueador Afortunado y una unidad TA-41B (al estilo del visto en Fallen Order). El mayor problema lo supondrá Ronen Tagge, un aristócrata que ambiciona conseguir todo lo hermoso del universo para destruirlo y que es descendiente de Cassio Tagge, al que vimos en Una nueva esperanza y en series como Vader.
Si bien considero que Alyssa Wong podría haber aprovechado para reírse más de los coleccionistas a lo Tagge (y satirizar sobre nosotros, los coleccionistas de Star Wars), lo que sí es seguro es que hace un despliegue de aire fantástico en la llegada al planeta maldito, donde sus habitantes se han fundido con un reino demente. Ese estilo que me ha recordado al Sendero de los Muertos de El Retorno del Rey o las locuras de Clive Barker ha sido un punto a favor de esta trama digna de una partida de rol (y esto es bueno; Rebels me encanta y, a menudo, era una partida de rol).
Tagge, otro de esos villanos aristocráticos que tan bien nos caen... Fuente. |
Me ha parecido que estamos ante un buen arranque, con momentos muy imaginativos y que nunca aburre, pese a que tire de las mismas claves que ya tiraba el anterior volumen, como traiciones, sacadas de manga y demás. No obstante, su aire a lo Indiana Jones me parece muy disfrutable (no olvidemos que Gillen se imaginó a Aphra cuando visitó Lucasfilm y vio un póster del célebre personaje y pensó que necesitaban a alguien así en Star Wars). Por un lado, me alegro de que la serie mantenga las conexiones con el volumen previo y el resto de Star Wars sin convertirse en un reboot; por otro, también me ha gustado que no se estén centrando en Jedi, Sith, etc., y prefieran hablar de una mitología fantasmagórica y de un planeta que desafío a sus dioses. Sin embargo, como ya dije al hablar del villano, el tercio final del cómic me ha parecido mucho más convencional y me ha decepcionado, sobre todo por un villano y unos giros de guion que no aportan demasiado. Y aunque disfruto del nuevo grupo, siempre echaremos de menos a ciertos robots psicópatas que nos acompañaron en el pasado.
Aparte de terminar con el obligatorio cliffhanger, la serie posee puntos positivos como el trabajo de la guionista Alyssa Wong y la dibujante Marika Cresta, que logra que su serie encaja perfectamente con el universo de las películas y crea personajes nuevos y llamativos en una galaxia muy, muy lejana, todo ello realzado por el fantástico colorado de Rachelle Rosenberg y el estupendo trabajo de Valentina Remenar en las portadas.
Por tanto, Fortuna y Destino es, pese a alguna dubitación, una confirmación de que la Doctora Aphra continúa siendo mi debilidad. Y me alegro de ello.
La Doctora está preparada para una nueva aventura, ¿y nosotros? Fuente. |
[Esta crítica se irá ampliando con la reseña de los próximos volúmenes].
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