Crecer según Stephen King

Pero no había resultado así. La energía que uno derrocha siendo niño, la energía que uno cree inagotable, se escapa entre los dieciocho y los veintidós años reemplazada por algo mucho menos brillante, tan falso como la exaltación de la cocaína: decisión, metas, cualquiera de los términos que propone la Cámara de Comercio. No era notable porque no aparecía de un momento al otro, con un estallido. Y eso es lo que daba miedo, pensó Richie. El hecho de que uno no deja súbitamente de ser niño. El chico que llevábamos dentro se escurre poco a poco, tal como el aire de un neumático pinchado. Y un día, al mirarnos al espejo, nos encontramos con la imagen de un adulto. Uno podía seguir llevando vaqueros y asistiendo a conciertos de rock; uno podía teñirse el pelo, pero la cara del espejo seguía siendo la cara de un adulto. Tal vez todo ocurría mientras dormíamos, como la visita de los ratones que se llevaban los dientes de leche.

«No —piensa—, los dientes no: los años». 

Stephen King (It, Eso).

Ilustración de Pennywise, personaje de It de Stephen King. Extraída de Pixabay.

 

El porqué de la cita...

Siempre que hablo de It (Eso) la gente me comenta que si es la historia esa del payaso asesino y yo acabo asintiendo, pero les suelo decir que lo que más me gusta del libro no es precisamente el payaso. Aparte de mirarme con sorpresa porque algunos no saben que la última adaptación de It está basada en un libro (y no en una pésima teleserie de 1990), tengo que justificar que sí, que me gusta el terror, que hay momentos escalofriantes en esa novela, pero, al final, me centro en lo que realmente me gusta de ella: la reflexión sobre la niñez, crecer, envejecer, vivir y, sobre todo, en la historia de esos chavales que deben afrontar el paso del tiempo, que es el mayor monstruo de todos. Todos hemos pasado por eso. Creo que en citas como la que recojo en esta entrada no solo queda claro el talento de Stephen King, sino también el auténtico tema del libro. Por favor, leedlo. Os gustará.

P.D.: Por eso tengo la casa plagada de cosas de Stephen King. Ay.