"Los libros son hermosos, ¿no? Con solo una frase puedes perderte en todo tipo de sueños. A mi modo de ver, la literatura permite a la conciencia del lector disfrutar profundamente del autor y estar más cerca de él. Y así, caminamos libremente por el mundo de la historia desde el punto de vista del hilandero. Solo cuando te sumerges en el mundo de un libro eres capaz de olvidar quién eres".
Solo hay dos motivos por los que no me tatuaría esta cita. Primero, porque es muy larga. Segundo, porque la pronunció un psicópata como el Gourmet Shuu Tsukiyama de Tokyo Ghoul, personaje que se redimió vía fanservice. Así que lo único que me queda es tatuarla en mi segunda piel, que es este blog.
Y sí, si lo pensamos, fue un libro lo que metió a Kaneki en todo este lío (y sus ganas de ligar, eso tampoco lo olvidemos), pero es que los libros son formas de conectar, de ampliar nuestra red, de naufragar en miles de caminos y vías ficticias. ¿Seguro que no hay algo de magia en ello?
A lo largo de mi vida, si algo he apreciado de las historias, es mi capacidad para perderme en su magia. Puedo pasarme horas leyendo un cómic o un libro, viendo una película o una serie, jugando a un juego... Toda la ficción nos convierte y nos abre nuevos horizontes. Citas como esta, extraída del manga y el anime que recreó a los vampiros sin ni siquiera tener que usar vampiros, nos lo recuerda.
Buscar historias e intentar conectar con ellas, ya sea como lector o como autor, se ha convertido en mi día a día. Y, a veces, cuando escribo, me gustaría que mis lectores se perdiesen conmigo (ya sabemos lo que le pasó a Kaneki por leer tanto, ¿no?☺️).
Así que creo que era hora de rescatar estra entrada de los borradores, añadirle una reflexión y compartirla con vosotros.
El Gourmet de Tokyo Ghoul. Fuente: Sui Ishida. |
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