Crítica del manga: Tokyo Ghoul y Tokyo Ghoul: re, del terror a la tragedia



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Rize y Kaneki, dos personajes unidos por la tragedia en el manga Tokyo Ghoul de Sui Ishida. Fuente.
“Si hubiera que escribir una novela conmigo como protagonista, sería sin duda una tragedia. No. Nos pasa a todos. Él protagoniza su novela, ella es la estrella de su película… Todos somos los protagonistas. Todos les arrebatamos cosas a los demás. Y a todos nos arrebatan cosas. Es lo único que podemos hacer. En eso consiste la vida: arrebatar cosas y perderlas, atrapar y ser atrapado, dar órdenes y acatarlas, hacer algo y que te lo hagan… Vivimos en un bucle de afirmaciones y negaciones luchando por proteger aquello que nos pertenece y aun así nuestros seres queridos y nuestros hogares terminarán desapareciendo. Nuestras vidas no serán recordadas. La vida es algo triste, insignificante. Pero aunque sepamos que algún día lo perderemos todo y que algún día desapareceremos, intentamos aferrarnos a ella torpemente, esperando poder dar lo mejor de nosotros. Entonces me pregunto: ¿qué será lo mejor? Y tomo una decisión. Seguiré eligiendo. Seguirán eligiéndome. Debo hacerlo. Eso es todo lo que hay”-
Tokyo Ghoul: re 16, por Sui Ishida.

Y hasta aquí llegó el viaje. Tomamos aire tras la larga historia y miramos el amanecer como lo hacen los protagonistas de esta obra en la última viñeta. Tokyo Ghoul y Tokyo Ghoul: re han supuesto para mí toda una aventura. Al principio, terror; luego, suspense, algo de acción, un poco de gore, mucho drama… Tokyo Ghoul lo tiene todo para alguien que como yo se ha criado con obras oscuras, ya fuera leyéndolas o escribiéndolas. Pese a las críticas que ha recibido esta obra, me siento más cercana a ella que a otras obras más populares. Es lo que tiene el arte que te alcanza: no importa lo que digan de él, tiene partes de ti y tú tienes parte de él… y no puedes rechazarlos. Así que tampoco esperéis imparcialidad.

Tokyo Ghoul fue uno de los primeros animes que disfruté tras Death Note y se convirtió en una de mis obsesiones. Pasé por el lapsus entre la segunda temporada y la tercera, me disgusté con el espantoso cambio de la animación (que me advirtió del final apresurado del manga), me perdí con tantos personajes… Así que leer el manga me permitió ordenar y asimilar mejor la historia y emprender este largo recorrido a través de la vida de Kaneki y compañía.


Tokyo Ghoul es la historia en catorce tomos de Ken Kaneki, un joven que conoce en una cita a ciegas a Rize. Ambos son grandes lectores, pero Rize le sorprende cuando intenta devorarlo. Literalmente. Rize es una ghoul y los ghoul se alimentan de carne humana. Sin embargo, una viga cae desde una obra cercana al callejón donde lo atacó, mata a Rize y Kaneki queda malherido. Para superar las heridas, a Kaneki le realizan un transplante… con los órganos de los ghoul. Así, Kaneki se ha convertido en un cíclope mitad ghoul, mitad humano, pero ¿cómo vivirá con esta nueva maldición? Pronto, conocerá a los habitantes de la cafetería Anteiku, como la joven Touka, y se enfrentará a la CCG (detectives que persiguen a los ghouls) y villanos como el Gourmet, el Árbol Aogiri (una organización supremacista ghoul), etc.

En Tokyo Ghoul: re, la secuela compuesta de dieciséis tomos, seguimos a un grupo de detectives del CCG que han sido modificados para poseer algunas de las habilidades de sus enemigos, los ghouls. Su líder es el joven Sasaki, un joven que no guarda recuerdos de su pasado. La búsqueda de saber quién es le llevará a una serie de descubrimientos que harán que la propia organización se tambalee.

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Portadas de Tokyo Ghoul. Fuente.

Hambre y canibalismo

Tokyo Ghoul procede de la mente de Sui Ishida, dibujante y guionista de la historia, que se basa en una gran metáfora kafkiana para contarnos esta historia sobre hambre, muerte, sangre, lucha y marginalidad. Si algo destaco de la serie es su sentimiento trágico, ese aire oscuro que rodea toda la trama, que hace que considere Tokyo Ghoul como el mejor manga sobre vampiros donde no aparecen vampiros por ninguna parte: los ghouls y los vampiros comparten muchos rasgos comunes como su fuerza, su hambre, su vida en las sombras, su largo pasado… 

En cuanto a su trabajo artístico y el de sus ayudantes, pienso que Ishida es capaz de lograr grandes viñetas, capaces de transmitir muchos sentimientos y posee algunas acuarelas mágicas sobre sus personajes. Ahora bien, considero que hay una evolución a mejor en este artista a través de los tomos, aunque, ya sea por descuido o por sus ayudantes, algunas veces se cuelen algunas viñetas con perspectivas o composiciones que resultan extrañas. No obstante, Ishida nos ha regalado una de esas historias que me han marcado y siempre miraré con buenos ojos, incluso por encima de las imperfecciones.

No comparto en demasía el humor idiota o algunos momentos de fanservice o algún chiste sobre homosexualidad que no viene a cuento. Prefiero todo lo demás: desde los secretos de la CCG hasta los problemas de los ghouls, desde los debates de Kaneki hasta los ataques de las diferentes facciones… La idea de que algunos simpaticen con los humanos y otros no me ha recordado a los buenos cómics mutantes, por ejemplo. Siempre seré más partidario de las historias pequeñas como Kaneki intentando superar el hambre o Touka intentando comer la comida humana que le ha hecho su amiga (los ghouls no pueden comerla y la amiga de Touka no sabe que ella es un ghoul) que de las grandes relevancias de la CCG. 

Es loable que, en estos años, Sui Ishida (pronunciar su nombre da en español ciertos matices que no vienen mal a la obra…) haya sido partidario de una estética oscura, cercano a lo gótico, lo emo u otras tribus urbanas. La estética de la serie, entre máscaras y crestas, piercings y extrañas modas como coserse la piel, se convierte en una serie que me entrega esas dosis de oscuridad que busco de vez en cuando. Como afirma Ken Kaneki, su historia es una historia de terror para, al final, aceptar que es una tragedia, como la de cualquiera de nosotros.
Una de las mágicas acuarelas de Touka, por Sui Ishida. Fuente.

Tokyo Ghoul es una gran colección de personajes que, aunque se ve desbordada en :re (demasiadas introducciones de nuevos roles para mi gusto), nos deja algunos seres emblemáticos como Ken Kaneki, Touka, Hide, Yomo, Uta, Suzuya, el Gourmet… Puede que tampoco sea muy partidario de las continuas resurrecciones y del ambiente caótico que acaba impregnando las últimas historias, donde el propio Ishida hace esquemas para sí mismo y para el lector. Además, el ritmo no es siempre igual. Mientras que la primera serie disimulaba mejor sus problemas, en la segunda, el arranque es más lento y me costó más entrar, sentirme identificado, con estos personajes y cierto exceso de verborrea que, por suerte, Ishida va limando en los siguientes tomos.

Hasta que Ishida no aguantó más y decidió terminar. Tal y como reconoce en el epílogo, escribir y dibujar esta serie se fue convirtiendo en un infierno para él. A través de sus palabras, descubrimos que hay mucho de él en sus oscuros personajes, doblegados por el pasado y las expectativas. Ese chaval que pasó diez años sin dibujar por ensuciar el tatami de sus padres con un bote de tinta que se le rompió fue él mismo que se prometió a sí mismo mejorar a lo largo de la serie y que, al final, vivía con las fechas de entrega como una soga esperando a que decidiese ahorcarse. No es de extrañar que algunas tramas como las de Amon o Akira lleguen a un final hasta cierto punto demasiado raudo. Ishida quería acabar, costase lo que costase. ¿Hizo bien Ishida? ¿Logrará alguna vez un éxito igual?

Rehuyendo los halos de telenovela de algunas subtramas, me quedo con algunos enfrentamientos, algunos momentos, algunas revelaciones y, sobre todo, el proceso de catarsis del personaje me resulta muy interesante: Kaneki quiere proteger a todos, incluso por encima de sí mismo, pero debe aprender qué es lo que conlleva. No es el único que acaba acusando al mundo de estar descarriado, también lo hará el inspector Amon y, al final, deberán aprender que el mundo es un reloj sin relojero, quizá como aprendió el Doctor Manhattan de Watchmen, si me permitís el paralelismo. No es de extrañar, por cierto, que el tema de la segunda temporada se titulase Katharsis.

Al final, ¿de qué va Tokyo Ghoul? Más allá del hambre o la transformación de Kaneki, va sobre su evolución, sobre aceptar el cambio, sobre buscar nuevos horizontes, aceptando la monstruosidad y buscando la redención.

En definitiva, Tokyo Ghoul y Tokyo Ghoul: re puede que no sean dos obras perfectas (¿cuántas hay? ¿Y lo son en realidad?), pero sí son dos títulos que siempre formarán parte de mis estanterías. Ha sido un largo viaje desde una historia de terror a una de acción pasando por una tragedia. Siempre estará ahí, al igual que los dramas de Kaneki y el hambre, el ansia, de estos oscuros personajes.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho lo que escribiste, estoy de acuerdo en que era mas interesante los problemas de los personajes que los acontecimientos importantes del mundo y me hubiese gustado mucho mas ver un tokyo ghoul:re enfocado en ello. Y un anime que le haga justicia.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo con el tema de las últimas temporadas del anime y de la segunda serie. ¡Gracias por comentar! Saludos.

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