La Leyenda del Hechicero: El aprendiz de Taran Matharu


“Ahora o nunca. Si Fletcher no conseguía aquella presa, esa noche iba a pasar hambre”. 

La fantasía es un océano que podemos surcar a través de ese barco que es la imaginación. Durante la travesía, podemos atisbar continentes, islas, cuevas, corales y recovecos varios, donde entregarnos a la fascinación de lo imposible. Fruto de esta odisea que nunca se acaba (porque deseamos que nunca se acabe), los lectores encontramos nuevas obras que siguen conduciéndonos allende de los mares de lo conocido. Y ese es el caso de La leyenda del Hechicero, cuyo primer volumen El aprendiz, nos lleva al mundo de Hominum.

Hechiceros, nobles y monstruos


El aprendiz sigue las aventuras de Fletcher, un joven cazador huérfano que se ha criado bajo las enseñanzas del herrero de su aldea, mientras se enfrenta constantemente a Didric, el hijo del acaudalado noble que ha reclamado como suyo todo el territorio. Sin embargo, la llegada de un soldado desde el frente con varias pertenencias que vender, embarcará a Fletcher en un peligroso viaje cuando en sus manos cae uno de esos objetos: el diario de un mago caído en la guerra y que se había propuesto encontrar las claves de la magia de los brujos orcos.

En un mundo donde la hechicería y las armas de fuego suponen la diferencia entre la victoria y la derrota, condenando todo a la barbarie, Fletcher se acaba topando con un pequeño demonio de fuego que se convertirá en su nuevo amigo y descubrirá el don del muchacho para la magia.Tras una terrible emboscada en un cementerio, Fletcher, junto a su demonio salamandra Ignatius, deberá hallar la escuela de magia Vocans, al mismo tiempo que la amenaza de la guerra contra los orcos y entre las propias razas, además de entre nobles y plebeyos, se cierne sobre todo el mundo de Hominum.

La regeneración literaria


El autor de La Leyenda del Hechicero: El aprendiz es Taran Matharu (Londres, 1990), un joven que decidió apuntarse al programa NaNoWriMo para escribir su novela en un mes y, después, decidió ir publicándola en la red social literaria Wattpad, como muchos otros autores de una red cada vez más creciente de lo que supone un nuevo paradigma de los tiempos.

Su triunfo en esta red social y el hallazgo de una agente literaria que creyó en él, catapultaron la obra de Matharu a la lista de los más vendidos tras que encontrase una editorial y fuese publicada no solo en inglés, sino también en varios idiomas, entre ellos, el español (por la editorial Planeta en nuestro país).

Como signo de estos tiempos, no es extraño que, lejos de hallar comentarios de críticos o autores en las solapas (como es usual), hallemos comentarios de sus lectores a través de estas nuevas formas comunicativas que alientan al lector y escritor perciba y se proponga otros modos de acercarse a un público global, ansioso de leer historias alejadas del típico mercado literario al que estábamos acostumbrados.

Esta primera parte de la saga de Taran Matharu es una obra ágil y entretenida. Uno de sus puntos fuertes es que las casi quinientas páginas que ocupa, se leen rapídisimo y es que el autor utiliza la técnica de capítulos cortos con cliffhangers que nos obligan a seguir leyendo capítulo tras capítulo. El mayor problema, en este punto, sería que se hace corta y que parece que el final llega casi sin esperarlo, aguardando el lector que la obra continuase.

Matharu es un joven autor, pero como veréis, sabe narrar y lo hace de un modo correcto a lo largo de la obra, llevándonos desde una pequeña aldea, hasta la ciudad concebida por los enanos, sin olvidar la escuela de magia y alrededores. Por el camino, se permite explorar de forma lograda el conflicto entre plebeyos y nobles, pero también entre enanos (con algunos toques de la cultura musulmana), elfos (quizás menos perfectos con relación a la imagen que tenemos de ellos) y humanos, a la par que deja toques de esos orcos que aguardan en la jungla como los Caminantes Blancos aguardan en la obra de George R.R. Martin, como esa gran amenaza que eclipsa el horizonte.


El sistema de magia


Hominum es un enclave colorido con su propia mitología, deudora de otras obras de género fantástico de los últimos tiempos. Elfos, enanos y humanos están enfrentados entre sí, mientras se levantan magos y la amenaza de los orcos avanza, acaudillados por un poderoso orco albino. Lo bueno es que no se queda en fantasía de espadas, sino que incluye las armas de fuego y cómo su poder, ejercido por los enanos, supone un elemento más de esta contienda.

La intriga política sobre la posesión del armamento y algunos toques propios hacen que Hominum no se arrastre entre clichés, sino que se alimente de ellos para forjar algo que al lector puede resultarle novedoso hasta cierto punto.

Y en el núcleo, junto a personajes como la elfina Sylva, el bravo Seraph, el afable enano Othello y sus respectivos demonios, nos queda nuestro protagonista, el joven Fletcher, un muchacho destinado a convertirse en un adalid de la magia en un mundo donde el peso de la sangre podría ahogar a cualquiera.

Algunos pensarán que Fletcher es demasiado perfecto y todo le sale bien, pero el giro de la última página y su conflicto con amigos como Rory, Atlas o Genevieve son lo suficientemente atractivos como para llamar la atención. Además, tenemos a profesores tan carismásticos como Arcturus o la profesora Lovett.

Pese a que la última parte, con un torneo de magia, resulte algo más mecánica y se sienta como un tránsito, el final de la obra es, sin duda, un brutal cliffhanger que conducirá a muchos lectores hasta el siguiente volumen, porque podemos descubrir la magia, pero también puede acontecer algo que nos lo quite todo y los hechiceros están siendo reclamados cada vez con más rapidez por el frente.

Las influencias de Matharu quedan claras a medida que pasan las páginas. De ahí que la escuela Vocans nos recuerde a Harry Potter, aunque no tanto porque sea una escuela de magia (antes tuvimos Terramar), sino por el comportamiento de algunos profesores (Rook evoca al Snape de los primeros libros y a Lucius Malfoy, aunque más odioso) o alumnos (los gemelos Isadora y Tarquin podrían apellidarse Malfoy). A su vez, todo ello transcurre en un mundo deudor de la fantasía de obras como El Señor de los Anillos o el de las cartas de Magic (incluyendo el sistema del mana). Quizás, logra separarse de otras obras demasiadas influenciadas, como Eragon (de cuyo inicio tiene cierto aire), aunque en el tercio final su sistema mágico se entrega más a un campeonato de Pokémon y Los Juegos del Hambre.

Por fortuna, esta suma de elementos conocidos consiguen, hasta cierto momento, una apuesta novedosa en su suma y crean un sistema mágico trabajado, como se ve no solo en la obra, sino en su apéndice donde explica más los tipos de demonios y su función dentro de este mundo mágico.

Lo realmente importante de El aprendiz, si despojamos a la fantasía de su halo de metáfora, es que la obra trata sobre un joven de baja cuna que intenta descubrir sus orígenes, quién es y afrontar un mundo que lucha por el poder, la riqueza, los prejuicios hacia otras razas y culturas, el conflicto de clases. Y eso es algo que, lejos de Hominum, en nuestro propio mundo, también sucede.

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