Daenerys y su plan cobran fuerza en este episodio. Fuente. |
¡Por fin lunes! ¿Quién diantres
en su sano juicio diría esa frase? Siempre ha sido “¡por fin viernes!” (a menos
que trabajases el sábado), pero es que Juego de Tronos cambia los paradigmas y,
si bien en Estados Unidos la ven los domingos, a nosotros no nos queda otra que
verla el lunes y, antes de ponerme a lloriquear sobre la magia de la diferencia
horaria, querría hablaros de algo más importante: el cuarto episodio de esta
sexta temporada, titulado The Book of the Stranger.
Tambores de guerra
The Book of the Stranger puede
que no haya sido el mejor capítulo de lo que va de temporada, pero, si algo ha
sabido hacer, es ir reuniendo tramas y situando las piezas. Es algo que no me
canso de decir sobre esta sexta temporada, pero me alegro de que los creadores
se hayan dejado de hacer vagar a algunos personajes y hayan decidido unificar
hilos narrativos de cara a lo que está por pasar.
El capítulo arranca con el
destino de Jon. Tras su regreso de las sombras y su anuncio del final de su guardia, Jon parece dispuesto a marcharse tras renunciar a ser Lord Comandante
de la Guardia de la Noche. Y comprendemos al personaje y nos salvamos de una
crisis de identidad pesada, aunque haya un atisbo realista de ella.
Por suerte, su camino se cruza
con Sansa, Brienne y Podrick. Uno de mis temores de esta temporada es que Jon
se marchase y Sansa llegase al Muro justo cuando él no estuviese ya, lo que nos
devolvería al viaje eterno y a las idas y venidas de los personajes. Por
suerte, han sabido centrar la trama. Y dejándonos de los entresijos
más simples, el espectador se alegra de ese abrazo en el que tanto se notan los
arcos de evolución, sobre todo el de Sansa. Interesante también su diálogo con
Jon sobre el pasado y lo importante, cuando Sansa deja claro que ya no es una
niña, empieza a jugar a mover las fichas como bien le enseñase Meñique.
Ella quiere vengarse de Ramsay y recuperar Invernalia con la ayuda de los
salvajes a los que ayudó Jon. Y la entendemos. Pero también comprendemos que Jon
esté cansado de luchar, que se haya rodeado de la muerte de hombres y niños, y
sienta que ha perdido porque no puede dejar de pelear. Sin embargo, la serie se
libra de capítulos de tránsito, y deja claro el devenir de esta subtrama en el
propio capítulo.
Siguiendo en el muro, Ser Davos descubre el destino de Stannis y su hija, por
culpa de las visiones de Melisandre. Apreciable la ironía del personaje al
tratar a la Mujer Roja y la tristeza del actor Liam Cunningham al descubrir el destino de la
cría. Además, Brienne choca su destino con ellos cuando revela el final de
Stannis y su venganza por la muerte de Renley. Y es que el viaje hace extraños
compañeros de camino. Quizás, ya como algo personal, se deja demasiado de lado a Podrick, pero habrá
más tiempo para él en el futuro.
La espada del Lord Comandante. Fuente. |
Y, por fin, hace su aparición en
la sexta temporada el que es para mí uno de los mejores villanos de la serie y
el que puso en marcha toda la trama (pensadlo, él es el culpable de todo). Para algunos no será un villano (las líneas grises de la serie...), pero para
otros no deja de poseer un carisma y unas dotes para enmarañar admirables. No
es otro que Petyr Baelish, Meñique, que sigue siendo uno de los grandes
ejecutores de esta saga. Su control sobre el joven Robin Arryn queda claro, su
discurso de que el conocimiento es poder patente, y los tambores de guerra
suenan cuando los habitantes del Valle deben prepararse para ir contra Ramsay
Bolton.
Meñique, la figura en la sombra. Fuente. |
Y de ahí, partimos a la segunda
gran trama del capítulo y que nos lleva más allá del mar. Tyrion, Gusano Gris,
Varys y Missandei intentan llegar a un acuerdo con los esclavistas, quizás un
pacto más duro, pero más realista con el que, tal vez, se libren de los Hijos
de la Arpía. Quizás, se echa en falta la participación de Varys, pero el
personaje de Peter Dinklage sostiene con soltura toda la trama donde los
personajes no pueden escapar indemnes: se enfrentan a los amos, pero también a
los esclavos liberados, los Hijos de la Arpía y el futuro es una incertidumbre. ¿Habrá conseguido
Tyrion su propósito? ¿Irá todo contra ellos?
Mientras, la reina Daenerys sigue
ausente y Sir Jorah y Daario han proseguido con su búsqueda, que no se ha
librado de tensiones entre ambos por el afecto que sienten hacia la Madre de
Dragones. Estupendo su enfrentamiento dialéctico, con el descubrimiento de la
enfermedad que mata a Jorah y el cariño que Daario tiene a su puñal. Su
infiltración en el reino Dothraki se cimienta sobre todo en el carisma de ese
Daario que le hubiera gustado ser Dothraki, al que no le enseñaron modales y
que no le importa matar por cumplir con su palabra.
Daario y Jorah. Fuente. |
Y dentro del mismo campo,
Daenerys ha decidido jugar sus cartas. Ella nunca utiliza la violencia directa para ganar siervos (o no a menudo),
sino que prefiere jugar sus cartas y ganarse el afecto de los que la rodean. De
ahí, su búsqueda de empatía de algunas de las viudas dothraki y la toma de su
decisión para no marcharse del reino de los dothraki, sino para someterlos y
unirlos a su causa, aunque sea bajo el pretexto de la libertad y no, sin antes,
haber perdido mucho durante toda su aventura y sus idas y venidas a partir de la idea de reclamar lo que es suyo.
A partir de ahí, viajamos a otras
tramas más breves, pero de suma importancia. La primera transcurre en
Desembarco del Rey, donde Margaery se encuentra con el Gorrión Supremo y tiene
una conversación con él sobre el pecado, sobre la marcha y sobre ser otra
persona, que da título a este episodio. Jonathan Pryce está sublime como el
Gorrión y admiramos esa mezcla de manipulación, religión y falsa humildad de la
que hace gala. Y Margaery es una estratega jugando también a la manipulación y,
de ahí, su reencuentro con su hermano. ¿Cuál será su destino? Puede que no
demasiado luminoso, no solo por cómo es la serie, sino por otros temas como que
el actor Finn Jones (que interpreta a sir Loras) vaya a ser Puño de Hierro en la serie
de Netflix.
El Gorrión y su pasado ¿o una historia más? Fuente. |
Sin apartar de la trama de los
gorriones, tenemos un diálogo de Cersei con Tommen que desemboca en que Cersei
y Jaime retomen el poder perdido ante su tío Kevan y Olenna, la abuela de Margaery, con los
que traman algo que ya habían prometido: vengarse y destruir a los gorriones.
Todo ello con ayuda del ejército de la abuela de Margaery. Sin duda, en este
punto, Desembarco del Rey debe limpiarse a sí misma, aunque todo puede
desembocar en una guerra religiosa y civil.
Olenna y Kevan toman una dura decisión. Fuente. |
Lejos de este ambiente, pero
también decidiendo en quién recaerá el poder, las Islas de Hierro son testigos
del enfrentamiento de Yara y Theon tras que este dejase de ser quien era en el
pasado, para convertirse en Hediondo. Yara guarda un carácter más oscuro desde
la llegada de su tío y la muerte de su padre y deja las cosas claras a su
hermano, que acaba confesando que quiere ayudarla a gobernar, lo que promete
una trama dinástica interesante por tomar el trono de las Islas de Hierro.
Yara vuelve a ver a Theon. Fuente. |
Y pasamos al degenerado monstruo
y villano que se ha convertido el sádico Ramsay Bolton. Da la sensación de que
la serie espera sus intervenciones para hacer que lo odiemos más. Joffrey era
un sádico, pero no dejaba de ser un niñato que, a veces, recibía su merecido. En
cambio, Ramsay es un monstruo y eso lo revela con Osha, mientras guarda a
Rickon en las mazmorras. A Iwan Rheon le va a costar librarse de su imagen de
villano tras esta serie. Mientras, los tambores de guerra resuenan.
El terrible Ramsay. Fuente. |
Eso nos conduce a la carta
amenazante que Ramsay firma y en la que deja claro, con su lenguaje vulgar, que
quiere a Sansa de regreso o destruirá a Jon, los salvajes y Sansa. Las dudas de
Jon desaparecen en cuanto se menciona a Rickon, pero lo mejor es la evolución
de Sansa cuando pide leer ella la carta y confirmar todo lo horrible que le
podría pasar. Y de ahí, queda clara la idea de recuperar Invernalia, pero los
salvajes no son suficiente para enfrentarse a Ramsay.
El descubrimiento de la amenaza de Ramsay. Fuente. |
Hablando de fuerzas que crecen y
volviendo a otra de las tramas del capítulo, Daenerys se enfrenta a los khal
con la convicción que enloqueció a los Targaryen. Puede que la escena termine
resultando, hasta cierto punto, repetitiva (Daenerys ya venció de modo similar
a los esclavistas y se ganó así a los esclavos) o efectista (la música, el uso
de su poder sobre el fuego cuando conviene…), pero aún así, es una gran escena
donde Daenerys toma el poder y se promete su destino como nueva (o resurgida, nunca mejor dicho) contendiente en
la guerra por el trono de Poniente.
Daenerys, la Que No Arde. Fuente. |
En este capítulo, he echado de
menos las visiones de Bran (maldita sea, ¡qué pasa en esa torre!) y también a
Arya (¿cuál es su papel en la obra a partir de ahora?), pero sigue enganchando,
continúa dando ganas de verla y los temas como la avaricia, el poder y la
venganza siguen mostrándose con esa fuerza que nos hace pensar que el arte
sigue ahí.
Y así, la guerra se configura:
Ramsay Snow contra Jon, los salvajes, quizás la Guardia y posiblemente las
fuerzas del Valle; mientras en Desembarco del Rey, las tropas de los Tyrell
podrían acabar con los gorriones o iniciar una lucha civil peor y, más allá de
Poniente, Daenerys retoma el poder. Y, mientras todos ellos se preparan para
luchar, los muertos de más allá del Muro sonríen.
Fuera coñas, gracias a la serie la llegada del lunes se hace mucho más llevadera (yo llevo un par de semanas levantandome temprano para verlo antes de ir a trabajar). Y estoy de acuerdo con la 'falsa humildad' del gorrion, que ganas de que llegue de uan vez el 'I choose violence' del trailer.
ResponderEliminarYa somos dos. Los lunes no son mi fuerte, pero con Juego de Tronos, casi que dan ganas y la verdad es que ya me voy temiendo que nos queden seis semanitas más y se acabe durante otro año, pero bueno, es parte ya de este "sufrimiento" jejeje
EliminarY en cuanto al Gorrión, aunque sea lo que es, me gusta el trabajo de Jonathan Price como maquiavélico líder religioso con cara de majo. Su escena con Jaime en los anteriores capítulos, cuando este le amenazaba, me pareció genial (y me recordó al enfrentamiento de Meñique con Cercei sobre si el conocimiento era poder... Aunque con las tornas cambiadas).
Y ese I choose violence promete una auténtica guerra campal en Desembarco del Rey. Espero que sorprendan, que por ahora me está gustando que se hayan puesto las pilas y vayan solucionando tramas.
Muchísimas gracias por tu comentario.
Se están cargando a muchos personajes muy seguido para mi gusto. Espero que la 7ª temporada sea la última entonces.
ResponderEliminarOtras temporadas, los espectadores se han quejado de cierta lentitud en sus comienzos. Creo que en esta, no puede ser el caso. Están metiéndose prisa de mala manera xD A ver cómo sigue. ¡Gracias por el comentario!
EliminarTotalmente de acuerdo con el análisis de Meñique. Para mí, el mejor de todos. El auténtico jugador y al que desgraciadamente se le da una presencia menor de la merecida. En pocos minutos ya se come cualquier escena (no hay más que recordar el monólogo sobre el caos).
ResponderEliminarMeñique, por un lado, es un personaje que podría ser fácilmente odiable (y para muchos lo es), pero ya sea por el actor (que lo hace genial), la caracterización (esos ropajes entre la Edad Media y el Renacimiento) y, sobre todo, por cómo está escrito, se ha convertido en el personaje que ha hecho que todas las piezas se muevan desde la muerte de Jon Arryn. Espero que tenga más presencia en los siguientes capítulos (imagino que sí, no obstante, ya la está liando para tal cosa). En definitiva, de lo mejor de la serie. ¡Gracias por el comentario!
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