"Tengo a los personajes principales pensados... Tengo la trama... He escrito unas cien páginas... He trabajado en esa escaleta... Y he estado pensando mucho en los villanos. Esta obra tiene un montón de malvados de muchos tipos y eso me ha hecho tener que pensar qué hace grande a los mejores villanos y ver cómo podría adaptarlo. Pensaba que lo tenía todo hecho hasta que esta misma noche he soñado con una nueva villana que considero muy diferente a otras que he escrito y que he tenido que apuntar en un correo que enviarme a mí mismo para añadirla a la escaleta (de ahí me temo a que esa escaleta crezca un poco más)".
Esto lo escribí el 31 de diciembre de 2015, a las 12.05. Sin comienzo ni final (ni del relato ni de la novela). Vaya forma de terminar el año, ¿eh? Imagino que sería antes de entrar a currar o un día que libraba en aquel trabajo que me hizo replantearme tantas cosas (como seguir con vida, je) y del que aprendí mucho (por ejemplo, por qué sigo con vida), aunque a veces bromee con ello. ¿A que cuando leemos algo que escribimos en el pasado es como si nos encontrásemos con otra persona? Hace poco, mi novia y yo recuperamos unos apuntes de historias que escribí con diez años y se partió de risa en mi cara (ay), pero me refiero más bien a cómo nos topamos con aquel que fuimos. Es una sensación cuanto menos insólita. La nostalgia es mentirosa, edulcora todo lo que toca, porque si fuera certera, dudo de que sintiéramos amor por el pasado, pero como decía Charles Bukowski: "No soy de los que piensan que un pasado desperdiciado es una pérdida absoluta (hay música en todo, hasta la derrota)"
Un escritor siempre deja un rastro, aunque luego no sepa ni siquiera si son sus huellas. Encontrar esa huella con la que comienza este post es leer a mi ilusionado yo del pasado, lo que hace que reflexione todo lo que ha cambiado en este tiempo, que no ha sido poco. 2015 fue un año muy complicado para mí, de muchísimos cambios. Ese año falleció mi padre. Y todo se vino abajo. A finales del verano, me fui de casa, viví con mi hermano y encontré un trabajo en una gran tienda donde vendía películas, videojuegos, música... y vendía un poquito de mi alma, si es que me quedaba algo de ella. Mi novia y yo pudimos mudarnos a finales de noviembre a nuestro primer piso. Y aunque no teníamos casi nada, éramos felices. Un capítulo de Juego de tronos por la noche, un poco de lectura por aquí y por allá, y todo tenía sentido. Por aquel entonces, yo estaba rebosante de ideas y ganas. Acababa de publicar Hollow Hallows y tenía otras novelas en camino, como esta de la que os iba a hablar en un post que jamás imaginé que tardaría más de cinco años en publicar. La alargada sombra del escritor está compuesta de los personajes que deja por el camino. En mi caso, los personajes de la historia de la que os voy a hablar me llevan persiguiendo desde hace tiempo e incluso se aparecen en imágenes como esta de Pixabay.
¿A qué se debe haber tardado tanto?
Primero, a que siempre pienso en si a alguien le interesará esto. Escribir sobre escribir suele ser algo que no llama mucho la atención salvo a aquellos que escriben, aunque como lector siempre me he sentido fascinado por la creación. Segundo, estuve trabajando en esa historia hasta más o menos abril de 2016, que la abandoné porque me perdí a mí mismo y porque me puse con Devon Crawford y los Guardianes del Infinito y mil proyectos más. Tercero, sentía que la historia se me iba de las manos y caía en terrenos comunes, por mucho que me documentase, añadiese detalles y buscase un montón de cuestiones que nunca antes había buscado. Recuerdo en una tarde de 2016 haber salido a dar un paseo con mi pareja y estar hablándole de uno de los personajes y quizá fue su falta de respuesta o que mi entusiasmo no era el que esperaba cuando comentaba en alto la historia, que, de pronto, ya no quería escribirla. Así soy yo, un maestro del autosabotaje. Creo que en numerosas ocasiones, todos necesitamos alguien que nos apoye, sobre todo cuando somos artistas o nos dedicamaos al arte, que en ocasiones no es lo mismo. Si encuentras a alguien así, trátalo bien. Son muy difíciles de encontrar. O secuéstralos, como una versión tergiversada de Misery.
Pienso que es muy importante que terminemos nuestras historias y lo dice alguien que ha dejado muchas a medias. Sin ir más lejos, en los últimos años he abandonado como cuatro. Abandonar no significa que no puedas volver a por ellas. No volverás igual, vale, pero nadie te dice que no puedas volver... En su día, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito quedó abandonada hasta que salió que una editorial buscaba manuscritos y la envié. Como decía, debemos terminar nuestras historias, porque creo que, de lo contrario, nos pasamos toda la vida escribiendo la misma: personajes similares, temáticas similares, épocas similares... Si terminamos una novela, sabemos qué aspectos no tocar de nuevo. O no de la misma manera. Al menos, eso pienso yo. No quiero volver a escribir fantasía urbana si ya tengo a Devon o terror violento si ya tengo Hollow Hallows. Puede que toque esos géneros pero desde un punto de vista muy distinto. Creo que a Stephen King es el único que le funciona tocar historias similares como coches demoníacos o escritores atormentados. Por eso es el maestro de Maine. En mi caso, muchas ideas de esta historia acabaron en Devon y sus continuaciones, tanto las publicadas como las que esperan en el cajón, así que he tenido que buscar un nuevo desafío al rescatar este proyecto, algo que no haya escrito, pero me atraiga lo suficiente como para pasarme los siguientes meses escribiendo. Suele ser un desafío, pero...
Ahora, he decidido volver al borrador de la historia de la que os hablaba en este post. La fantasía nos sirve para hacernos pensar. De ahí surgen novelas como La ciudad y la ciudad de China Miéville. Ojalá mi historia pudiera plantear los mismos dilemas que esa novela. Imagen libre de derechos.
El origen
Puede que haya sido porque he empezado a leer y ver de nuevo Jonathan Lestrange & Mr. Norrell, una serie que recuerdo ver por aquel octubre 2015 y me acordé de esa historia en la que me esforcé tantísimo y nunca acabé. En ese momento, me aferré a la escritura porque era mi única vía de escape y mi tabla de salvación. Deseaba poder vivir de mis historias...
Puede que para comprender por qué quiero salvar esta historia, haya que comprender de dónde nace. Así se le coge algo más de cariño, lo que le da valor al rescate. Al menos, para mí. Este proyecto surgió de una tontorrona charla. Mi novia y yo teníamos la manía de dar vueltas en el coche por la noche, al estilo de los vampiros de Solo los amantes sobreviven y yo le solía hablar de mis historias y ella me daba ideas... En esa época, recuerdo que buscábamos trabajo desesperadamente. Ella iba a acudir a una entrevista de una empresa con un nombre supertecnológico, pero de la que no sabíamos nada. Yo iba a ir a una entrevista para un puesto de trabajo de algo que se llamaba "Herederos de... [inserte nombre extraño]" y tampoco sabíamos a qué se dedicaban. Yo le dije que quizá los suyos fueran magos y la hubieran elegido por algún motivo especial y me lo tendría que ocultar mientras vivía extrañas aventuras cada semana. Mientras, yo, como "heredero de inserte nombre extraño", también sería mago y viviría aventuras tipo Doctor Who y tendría que ocultárselo... Vaya, esas eran nuestras charlas en esa época. Luego, recuerdo que se juntaron otras ideas por el camino y hubo una especie de revival de la magia. Ese fue el origen: conversaciones dando vueltas en la noche... The Wicked + The Divine es una de las inspiraciones del tono de la historia. Fuente.
El rescate
Ahora, en 2021, tras haber dejado otras historias, he vuelto al manuscrito de esa historia... Han pasado tantísimas cosas desde entonces: máster de profesorado, mis primeras clases, dos ingresos por pancreatitis, la muerte de mi madre, aquella vez que casi la palmo de una pancreatitis (y lo digo con una sonrisa tonta en la cara, a saber...), la operación a vida o muerte de mi hermana, Barcelona, oposiciones, accidente de tráfico de mi novia, que nos quisiesen echar del primer piso si no lo comprabamos (spoiler: no lo compramos), altibajos anímicos y físicos, oposiciones, ser profesor, nuevo piso, replantearme todo lo que hacía, desanimarme, animarme, escribir para portales y revistas, una pandemia, ser jefe de estudios, leerme trescientos sesenta y cinco libros y cómics, nuevas influiencias, nuevos amigos, nuevas perspectivas de las cosas... Han pasado muchísimas cosas y muchísimas historias. Ya no soy el mismo y, por supuesto, eso es bueno. Ahora mismo estoy con un esguince, escribiendo a las tres de la mañana y preguntándome qué sentido tiene todo esto. Ha sido una semana complicada, de un mes complicado, de un año complicado, de un lustro complicado, de una vida... advinad... complicada, sí (¿cómo lo habéis sabido?). Todos los juntaletras solemos ser muy dados al melodramatismo. A veces, hay que fijarse en lo bueno, pensar que hay gente que está peor sin remedio. Eso no suele consolar y me hace pensar que tampoco somos muy "buenos" si para ser felices, otros deben ser más infelices que nosotros, pero si me centro en mí (y ya este post es bastante egocéntrico... ¡Es un blog personal! ¿Qué queréis?), era más infeliz estando sin trabajo, ingresado en un hospital o pensando que el tono amarillo de mis ojos no indicaba nada bueno.
Cuando dudo tanto, suelo acudir a la música. Me ayuda. Hace un tiempo, vi A girl walks home alone at night y me pareció una joya de película. No porque sea de vampiros, iraní y en blanco y negro. Bueno, quizá por eso también. Me explico. Es una historia fascinante, que me engancha y hay un momento donde suena la canción Death de White Lies, tema que conocía de una película que todo el mundo odia y a mí me encanta como es Jennifer's body (no me preguntéis por qué; ¿quién nos iba a decir que una peli iraní en blanco y negro iba a tener algo que ver con una peli de Megan Fox?). Si consigo en esta historia que quiero escribir la intensidad del momento en el que suena esta canción en la película, seré feliz.
Influencias y desafíos
He pillado la carpeta original de este proyecto. He vuelto a revisar las escaletas, he añadido ideas nuevas y he estado realizando nuevas fichas de los personajes a través de los antiguos apuntes. Era un caos escribiendo en ese entonces. Lo juro. Seguramente, mañana me replantee la historia, ya que prefiero hacer un libro muy grande que una saga (no estoy para sagas). A los escritores nos suele pasar que un día amamos nuestra historia y, al día siguiente, la odiamos. Es algo así como un lío de una noche. Centrándome en escribir, quiero hacerme una lista de obras que leer para documentarme. Quizá debería vivir en una biblioteca. Tengo unas siete estanterías rebosantes de libros y cómics que pueden apoyarme. Creo que las historias de otros autores también pueden ser una muleta para cuando escribimos, un consuelo, un apoyo emocional, un paraíso de ideas. O, simplemente, es que estoy viendo mi muleta mientras escribo esto (está muy cerca de la estantería). Aparte de autores que suelo citar como Alan Moore, Clive Barker, Stephen King, Neil Gaiman o Ray Bradbury, me gustaría volver a Terry Pratchett, pero también sumar influencias que no suelo citar como Shirley Jackson, Derek Landy, T. H. White, Ursula K. Le Guin, Kieron Gillen o Brian K. Vaughan. E incluso me gustaría añadir películas y series, buenas o malas: Buenos presagios, Doctor Who, The Magicians, Jonathan Strange & Mr. Norrell (por supuesto), Black Mirror, Star Wars... Sé que suena raro, pero en mi mente tiene sentido. Creo... Y luego viene el tablón de Pinterest, por supuesto. Sirve para coger imágenes e ideas visuales: otro de mis placeres culpables. Se lo suelo recomendar a cualquier artista que está en el bachillerato en el que imparto clase. También a cualquier artista que conozca. Y casi todos ya lo usan, aunque sea en una versión en papel u otra aplicación: un cuaderno de ideas. Creas un tablón y vas seleccionando "concept art" para tu obra. Es una de mis partes preferidas de crear una historia.
Y como hacen autores como Kieron Gillen o Brandon Sanderson, suelo pillar el tocadiscos o crear en Spotify o YouTube una playlist que me ayude a escribir y que capte un poco el espíritu de la obra. Lo hago desde hace mucho y siempre me ayuda. A veces, capto más un sentimiento o un año a través de su música, que de otra forma. Os dejo la que he hecho por si os queréis suscribir.
¿Y cuál es su espíritu?
Los escritores nos parecemos a los espiritistas en que siempre estamos mintiendo y en que buscamos los fantasmas de historias que ya no existen. Solo que los escritores son más pobres. Sigo discutiendo conmigo mismo la respuesta a la pregunta de este epígrafe, pero quiero que la novela sea un homenaje a muchas obras que me marcaron en el pasado y otras que me marcan en el presente. Quiero que sea extraña, vitalista, terrorífica, aventurera, monstruosa... Un aspecto importante, quizá uno que ha trepado desde mi subconsciente, es que creo que cuando escribo obras oscuras o pesimistas, mi estado de ánimo se vuelve oscuro o pesimista. No suele ser al revés. Si intento escribir algo más "luminoso u optimista", estoy mejor. Pienso que llevo demasiado tiempo estando mal, así que intentaré hacer algo que dé esperanza. No, no voy a traicionarme a mi mismo. No esperéis algodón de azúcar y esas cosas, a menos que el algodón de azúcar resulte ser un gremlin o algo así; pero sí que no sea una historia que me haga cortarme las venas. Pienso que el mundo, tras esta pandemia, necesita esperanza. Sin rehuir de nuestra responsabilidad, sin caer del escapismo más vago, lo que quiero decir es que necesitamos imaginar y soñar para poder crear de nuevo el mundo que ha quedado hecho cenizas. Por ahora, he añadido un par de conceptos nuevos que creo que son un desafío. Alan Moore siempre dice que es importante explorar nuevos terrenos, así que he intentado hacer precisamente eso, cosas que no hubiera hecho antes y ver adónde me llevan. Por un lado, es terrorífico, porque no sé si seré capaz de superar este reto, pero, por otro, muy emocionante, porque nunca había escrito sobre este tema.
Cuando te pones a dieta, se supone que tienes que contárselo a la gente para, por un lado, obligarte a seguir y no faltar a tu palabra y, por otro lado, hacer que el resto de la gente te ayude. Pienso que esto es aplicable a escribir un libro. Si compartes con la gente que vas a escribirlo, te obligas a seguir y puedes contar con ayuda de más gente, así que puede que os vaya hablando de vez en cuando sobre esta historia, al menos para que me sirva de diario. No sé si terminaré esta novela en esta ocasión, pero, al menos, lo intentaré. Eso dadlo por hecho.
No todo es idílico en el proceso creativo. Cualquiera que lo escriba, lo sabe. El proceso creativo suele consistir en darte golpes contra una hoja en blanco hasta que sangras algo que merece la pena. (Y así todas las disciplinas artísticas. Puede que el primer paso de la creación sea torturarse a uno mismo, ¿no?).
Debo pensar bastante en la novela ahora para no abandonarla, que suele ser mi problema. No quiero que sea una historia terriblemente enrevesada como lo era en su origen... ni horriblemente oscura, aunque haya tenebrosidad, como en la vida real. Quiero que haya esperanza, quiero que sea ágil y quiero disfrutar escribiéndola para que los lectores disfruten leyéndola. Pero todos sabemos lo poco que pueden llegar a durar los buenos propósitos, ¿no?
¿Y ahora qué?
George Lucas
hacía las películas que quería ver y que nadie hacía. A mí me gustaría leer
esta novela, pero creo que no se ha escrito. Por eso, voy a hacerlo yo. Dice el propio Stephen King que, hasta que no le atropelló un coche y una lectora no le echó en cara que no había terminado La Torre Oscura, no volvió a su reescritura para terminar la saga. (Voy a ahorrarme el atropello).
Estoy entre el deseo de escribir y el deseo de abandonar. Creo que en esa tensión artística es de donde suelen surgir las historias, las ilustraciones, las canciones... Es la tensión entre vivir o morir que nos rodea cada día.
Me aferro a las historias porque son mi tabla de salvación, porque de lo contrario, todo está vacío y nada tiene sentido para mí. Quizá debería darme cuenta de que la alegría de vivir es simplemente vivir, como el protagonista de Soul, pero en esto mismo, demuestro lo contrario: hablo de una película para hablar de la importancia de la vida. Defiendo que el arte sirve como forma de expresión, también como herramienta, también como propio sentido. Llevo demasiado tiempo intentando escribir y deseando volver a disfrutarlo como lo hacía hace años. Siempre me viene a la cabeza aquella profesora que durante mis prácticas de docente, descubrió que me dedicaba a escribir y me preguntó si pensaba que podría compaginar la escritura con la docencia, ya que dar clase no da tiempo para nada. Hay cierta razón en el poco tiempo que hay... Pero también pienso que si escribiese una página, solo una página cada día, tendría a finales de año una novela de trescientas sesenta y cinco (¡y, en formato libro, serían el doble de páginas!). Opino que, a menudo, vuelvo a ese pensamiento porque me gusta autosabotearme pensando que ya no puedo escribir nada decente. Es como si una sombra me dijera: "¡jamás escribirás! ¡Jamás escribirás! ¡No puedes! ¡Nunca acabarás esa historia!". Imagino que me toca encender la luz, matar a esa sombra y dejar de preocuparme tanto y disfrutar más de la escritura, como cuando era un chaval de la edad de aquellos a los que les doy clase ahora.
Así que sirva esta entrada como recordatorio del pasado, pero sobre todo, una meta de futuro. Sirva a los escritores que piensan que han abandonado una historia. No lo han hecho. Las ideas son contagiosas, nunca sabes cuándo volverá a atacarte y no te soltará. Nunca saben cuándo volverás a ella o cuando ella volverá a ti. Os dejo con Mr. Fear, una canción que me recomendó uno de mis estudiantes de Bellas Artes y me pareció una auténtica joya, también por el videoclip. Creo que me acompañará mucho durante la escritura de esta historia. O eso espero.
P.D.: Es muy gracioso, pero no recuerdo nada de la villana que soñé. Quizá se me aparezca en los apuntes, en el manuscrito, en mi cabeza... o en mis sueños... o en mis pesadillas... o al doblar la esquina. Así son las historias.
"Tengo a los personajes principales pensados... Tengo la trama... He escrito unas cien páginas... He trabajado en esa escaleta... Y he estado pensando mucho en los villanos. Esta obra tiene un montón de malvados de muchos tipos y eso me ha hecho tener que pensar qué hace grande a los mejores villanos y ver cómo podría adaptarlo. Pensaba que lo tenía todo hecho hasta que esta misma noche he soñado con una nueva villana que considero muy diferente a otras que he escrito y que he tenido que apuntar en un correo que enviarme a mí mismo para añadirla a la escaleta (de ahí me temo a que esa escaleta crezca un poco más)".
Esto lo escribí el 31 de diciembre de 2015, a las 12.05. Sin comienzo ni final (ni del relato ni de la novela). Vaya forma de terminar el año, ¿eh? Imagino que sería antes de entrar a currar o un día que libraba en aquel trabajo que me hizo replantearme tantas cosas (como seguir con vida, je) y del que aprendí mucho (por ejemplo, por qué sigo con vida), aunque a veces bromee con ello. ¿A que cuando leemos algo que escribimos en el pasado es como si nos encontrásemos con otra persona? Hace poco, mi novia y yo recuperamos unos apuntes de historias que escribí con diez años y se partió de risa en mi cara (ay), pero me refiero más bien a cómo nos topamos con aquel que fuimos. Es una sensación cuanto menos insólita. La nostalgia es mentirosa, edulcora todo lo que toca, porque si fuera certera, dudo de que sintiéramos amor por el pasado, pero como decía Charles Bukowski:
"No soy de los que piensan que un pasado desperdiciado es una pérdida absoluta (hay música en todo, hasta la derrota)"
Un escritor siempre deja un rastro, aunque luego no sepa ni siquiera si son sus huellas. Encontrar esa huella con la que comienza este post es leer a mi ilusionado yo del pasado, lo que hace que reflexione todo lo que ha cambiado en este tiempo, que no ha sido poco. 2015 fue un año muy complicado para mí, de muchísimos cambios. Ese año falleció mi padre. Y todo se vino abajo. A finales del verano, me fui de casa, viví con mi hermano y encontré un trabajo en una gran tienda donde vendía películas, videojuegos, música... y vendía un poquito de mi alma, si es que me quedaba algo de ella. Mi novia y yo pudimos mudarnos a finales de noviembre a nuestro primer piso. Y aunque no teníamos casi nada, éramos felices. Un capítulo de Juego de tronos por la noche, un poco de lectura por aquí y por allá, y todo tenía sentido. Por aquel entonces, yo estaba rebosante de ideas y ganas. Acababa de publicar Hollow Hallows y tenía otras novelas en camino, como esta de la que os iba a hablar en un post que jamás imaginé que tardaría más de cinco años en publicar.
La alargada sombra del escritor está compuesta de los personajes que deja por el camino. En mi caso, los personajes de la historia de la que os voy a hablar me llevan persiguiendo desde hace tiempo e incluso se aparecen en imágenes como esta de Pixabay. |
¿A qué se debe haber tardado tanto?
Primero, a que siempre pienso en si a alguien le interesará esto. Escribir sobre escribir suele ser algo que no llama mucho la atención salvo a aquellos que escriben, aunque como lector siempre me he sentido fascinado por la creación. Segundo, estuve trabajando en esa historia hasta más o menos abril de 2016, que la abandoné porque me perdí a mí mismo y porque me puse con Devon Crawford y los Guardianes del Infinito y mil proyectos más. Tercero, sentía que la historia se me iba de las manos y caía en terrenos comunes, por mucho que me documentase, añadiese detalles y buscase un montón de cuestiones que nunca antes había buscado. Recuerdo en una tarde de 2016 haber salido a dar un paseo con mi pareja y estar hablándole de uno de los personajes y quizá fue su falta de respuesta o que mi entusiasmo no era el que esperaba cuando comentaba en alto la historia, que, de pronto, ya no quería escribirla. Así soy yo, un maestro del autosabotaje. Creo que en numerosas ocasiones, todos necesitamos alguien que nos apoye, sobre todo cuando somos artistas o nos dedicamaos al arte, que en ocasiones no es lo mismo. Si encuentras a alguien así, trátalo bien. Son muy difíciles de encontrar. O secuéstralos, como una versión tergiversada de Misery.
Pienso que es muy importante que terminemos nuestras historias y lo dice alguien que ha dejado muchas a medias. Sin ir más lejos, en los últimos años he abandonado como cuatro. Abandonar no significa que no puedas volver a por ellas. No volverás igual, vale, pero nadie te dice que no puedas volver... En su día, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito quedó abandonada hasta que salió que una editorial buscaba manuscritos y la envié. Como decía, debemos terminar nuestras historias, porque creo que, de lo contrario, nos pasamos toda la vida escribiendo la misma: personajes similares, temáticas similares, épocas similares... Si terminamos una novela, sabemos qué aspectos no tocar de nuevo. O no de la misma manera. Al menos, eso pienso yo. No quiero volver a escribir fantasía urbana si ya tengo a Devon o terror violento si ya tengo Hollow Hallows. Puede que toque esos géneros pero desde un punto de vista muy distinto. Creo que a Stephen King es el único que le funciona tocar historias similares como coches demoníacos o escritores atormentados. Por eso es el maestro de Maine. En mi caso, muchas ideas de esta historia acabaron en Devon y sus continuaciones, tanto las publicadas como las que esperan en el cajón, así que he tenido que buscar un nuevo desafío al rescatar este proyecto, algo que no haya escrito, pero me atraiga lo suficiente como para pasarme los siguientes meses escribiendo. Suele ser un desafío, pero...
Ahora, he decidido volver al borrador de la historia de la que os hablaba en este post.
La fantasía nos sirve para hacernos pensar. De ahí surgen novelas como La ciudad y la ciudad de China Miéville. Ojalá mi historia pudiera plantear los mismos dilemas que esa novela. Imagen libre de derechos. |
El origen
Puede que haya sido porque he empezado a leer y ver de nuevo Jonathan Lestrange & Mr. Norrell, una serie que recuerdo ver por aquel octubre 2015 y me acordé de esa historia en la que me esforcé tantísimo y nunca acabé. En ese momento, me aferré a la escritura porque era mi única vía de escape y mi tabla de salvación. Deseaba poder vivir de mis historias...
Puede que para comprender por qué quiero salvar esta historia, haya que comprender de dónde nace. Así se le coge algo más de cariño, lo que le da valor al rescate. Al menos, para mí.
Este proyecto surgió de una tontorrona charla. Mi novia y yo teníamos la manía de dar vueltas en el coche por la noche, al estilo de los vampiros de Solo los amantes sobreviven y yo le solía hablar de mis historias y ella me daba ideas... En esa época, recuerdo que buscábamos trabajo desesperadamente. Ella iba a acudir a una entrevista de una empresa con un nombre supertecnológico, pero de la que no sabíamos nada. Yo iba a ir a una entrevista para un puesto de trabajo de algo que se llamaba "Herederos de... [inserte nombre extraño]" y tampoco sabíamos a qué se dedicaban. Yo le dije que quizá los suyos fueran magos y la hubieran elegido por algún motivo especial y me lo tendría que ocultar mientras vivía extrañas aventuras cada semana. Mientras, yo, como "heredero de inserte nombre extraño", también sería mago y viviría aventuras tipo Doctor Who y tendría que ocultárselo... Vaya, esas eran nuestras charlas en esa época. Luego, recuerdo que se juntaron otras ideas por el camino y hubo una especie de revival de la magia. Ese fue el origen: conversaciones dando vueltas en la noche...
The Wicked + The Divine es una de las inspiraciones del tono de la historia. Fuente. |
El rescate
Ahora, en 2021, tras haber dejado otras historias, he vuelto al manuscrito de esa historia...
Han pasado tantísimas cosas desde entonces: máster de profesorado, mis primeras clases, dos ingresos por pancreatitis, la muerte de mi madre, aquella vez que casi la palmo de una pancreatitis (y lo digo con una sonrisa tonta en la cara, a saber...), la operación a vida o muerte de mi hermana, Barcelona, oposiciones, accidente de tráfico de mi novia, que nos quisiesen echar del primer piso si no lo comprabamos (spoiler: no lo compramos), altibajos anímicos y físicos, oposiciones, ser profesor, nuevo piso, replantearme todo lo que hacía, desanimarme, animarme, escribir para portales y revistas, una pandemia, ser jefe de estudios, leerme trescientos sesenta y cinco libros y cómics, nuevas influiencias, nuevos amigos, nuevas perspectivas de las cosas... Han pasado muchísimas cosas y muchísimas historias. Ya no soy el mismo y, por supuesto, eso es bueno.
Ahora mismo estoy con un esguince, escribiendo a las tres de la mañana y preguntándome qué sentido tiene todo esto. Ha sido una semana complicada, de un mes complicado, de un año complicado, de un lustro complicado, de una vida... advinad... complicada, sí (¿cómo lo habéis sabido?). Todos los juntaletras solemos ser muy dados al melodramatismo. A veces, hay que fijarse en lo bueno, pensar que hay gente que está peor sin remedio. Eso no suele consolar y me hace pensar que tampoco somos muy "buenos" si para ser felices, otros deben ser más infelices que nosotros, pero si me centro en mí (y ya este post es bastante egocéntrico... ¡Es un blog personal! ¿Qué queréis?), era más infeliz estando sin trabajo, ingresado en un hospital o pensando que el tono amarillo de mis ojos no indicaba nada bueno.
Cuando dudo tanto, suelo acudir a la música. Me ayuda. Hace un tiempo, vi A girl walks home alone at night y me pareció una joya de película. No porque sea de vampiros, iraní y en blanco y negro. Bueno, quizá por eso también. Me explico. Es una historia fascinante, que me engancha y hay un momento donde suena la canción Death de White Lies, tema que conocía de una película que todo el mundo odia y a mí me encanta como es Jennifer's body (no me preguntéis por qué; ¿quién nos iba a decir que una peli iraní en blanco y negro iba a tener algo que ver con una peli de Megan Fox?). Si consigo en esta historia que quiero escribir la intensidad del momento en el que suena esta canción en la película, seré feliz.
Influencias y desafíos
He pillado la carpeta original de este proyecto. He vuelto a revisar las escaletas, he añadido ideas nuevas y he estado realizando nuevas fichas de los personajes a través de los antiguos apuntes. Era un caos escribiendo en ese entonces. Lo juro. Seguramente, mañana me replantee la historia, ya que prefiero hacer un libro muy grande que una saga (no estoy para sagas). A los escritores nos suele pasar que un día amamos nuestra historia y, al día siguiente, la odiamos. Es algo así como un lío de una noche.
Centrándome en escribir, quiero hacerme una lista de obras que leer para documentarme. Quizá debería vivir en una biblioteca. Tengo unas siete estanterías rebosantes de libros y cómics que pueden apoyarme. Creo que las historias de otros autores también pueden ser una muleta para cuando escribimos, un consuelo, un apoyo emocional, un paraíso de ideas. O, simplemente, es que estoy viendo mi muleta mientras escribo esto (está muy cerca de la estantería).
Aparte de autores que suelo citar como Alan Moore, Clive Barker, Stephen King, Neil Gaiman o Ray Bradbury, me gustaría volver a Terry Pratchett, pero también sumar influencias que no suelo citar como Shirley Jackson, Derek Landy, T. H. White, Ursula K. Le Guin, Kieron Gillen o Brian K. Vaughan. E incluso me gustaría añadir películas y series, buenas o malas: Buenos presagios, Doctor Who, The Magicians, Jonathan Strange & Mr. Norrell (por supuesto), Black Mirror, Star Wars... Sé que suena raro, pero en mi mente tiene sentido. Creo...
Y luego viene el tablón de Pinterest, por supuesto. Sirve para coger imágenes e ideas visuales: otro de mis placeres culpables. Se lo suelo recomendar a cualquier artista que está en el bachillerato en el que imparto clase. También a cualquier artista que conozca. Y casi todos ya lo usan, aunque sea en una versión en papel u otra aplicación: un cuaderno de ideas. Creas un tablón y vas seleccionando "concept art" para tu obra. Es una de mis partes preferidas de crear una historia.
Y como hacen autores como Kieron Gillen o Brandon Sanderson, suelo pillar el tocadiscos o crear en Spotify o YouTube una playlist que me ayude a escribir y que capte un poco el espíritu de la obra. Lo hago desde hace mucho y siempre me ayuda. A veces, capto más un sentimiento o un año a través de su música, que de otra forma. Os dejo la que he hecho por si os queréis suscribir.
¿Y cuál es su espíritu?
Los escritores nos parecemos a los espiritistas en que siempre estamos mintiendo y en que buscamos los fantasmas de historias que ya no existen. Solo que los escritores son más pobres.
Sigo discutiendo conmigo mismo la respuesta a la pregunta de este epígrafe, pero quiero que la novela sea un homenaje a muchas obras que me marcaron en el pasado y otras que me marcan en el presente. Quiero que sea extraña, vitalista, terrorífica, aventurera, monstruosa...
Un aspecto importante, quizá uno que ha trepado desde mi subconsciente, es que creo que cuando escribo obras oscuras o pesimistas, mi estado de ánimo se vuelve oscuro o pesimista. No suele ser al revés. Si intento escribir algo más "luminoso u optimista", estoy mejor. Pienso que llevo demasiado tiempo estando mal, así que intentaré hacer algo que dé esperanza.
No, no voy a traicionarme a mi mismo. No esperéis algodón de azúcar y esas cosas, a menos que el algodón de azúcar resulte ser un gremlin o algo así; pero sí que no sea una historia que me haga cortarme las venas. Pienso que el mundo, tras esta pandemia, necesita esperanza. Sin rehuir de nuestra responsabilidad, sin caer del escapismo más vago, lo que quiero decir es que necesitamos imaginar y soñar para poder crear de nuevo el mundo que ha quedado hecho cenizas.
Por ahora, he añadido un par de conceptos nuevos que creo que son un desafío. Alan Moore siempre dice que es importante explorar nuevos terrenos, así que he intentado hacer precisamente eso, cosas que no hubiera hecho antes y ver adónde me llevan. Por un lado, es terrorífico, porque no sé si seré capaz de superar este reto, pero, por otro, muy emocionante, porque nunca había escrito sobre este tema.
Cuando te pones a dieta, se supone que tienes que contárselo a la gente para, por un lado, obligarte a seguir y no faltar a tu palabra y, por otro lado, hacer que el resto de la gente te ayude. Pienso que esto es aplicable a escribir un libro. Si compartes con la gente que vas a escribirlo, te obligas a seguir y puedes contar con ayuda de más gente, así que puede que os vaya hablando de vez en cuando sobre esta historia, al menos para que me sirva de diario. No sé si terminaré esta novela en esta ocasión, pero, al menos, lo intentaré. Eso dadlo por hecho.
No todo es idílico en el proceso creativo. Cualquiera que lo escriba, lo sabe. El proceso creativo suele consistir en darte golpes contra una hoja en blanco hasta que sangras algo que merece la pena. (Y así todas las disciplinas artísticas. Puede que el primer paso de la creación sea torturarse a uno mismo, ¿no?).
Debo pensar bastante en la novela ahora para no abandonarla, que suele ser mi problema. No quiero que sea una historia terriblemente enrevesada como lo era en su origen... ni horriblemente oscura, aunque haya tenebrosidad, como en la vida real. Quiero que haya esperanza, quiero que sea ágil y quiero disfrutar escribiéndola para que los lectores disfruten leyéndola.
Pero todos sabemos lo poco que pueden llegar a durar los buenos propósitos, ¿no?
¿Y ahora qué?
George Lucas
hacía las películas que quería ver y que nadie hacía. A mí me gustaría leer
esta novela, pero creo que no se ha escrito. Por eso, voy a hacerlo yo. Dice el propio Stephen King que, hasta que no le atropelló un coche y una lectora no le echó en cara que no había terminado La Torre Oscura, no volvió a su reescritura para terminar la saga. (Voy a ahorrarme el atropello).
Estoy entre el deseo de escribir y el deseo de abandonar. Creo que en esa tensión artística es de donde suelen surgir las historias, las ilustraciones, las canciones... Es la tensión entre vivir o morir que nos rodea cada día.
Me aferro a las historias porque son mi tabla de salvación, porque de lo contrario, todo está vacío y nada tiene sentido para mí. Quizá debería darme cuenta de que la alegría de vivir es simplemente vivir, como el protagonista de Soul, pero en esto mismo, demuestro lo contrario: hablo de una película para hablar de la importancia de la vida. Defiendo que el arte sirve como forma de expresión, también como herramienta, también como propio sentido.Llevo demasiado tiempo intentando escribir y deseando volver a disfrutarlo como lo hacía hace años. Siempre me viene a la cabeza aquella profesora que durante mis prácticas de docente, descubrió que me dedicaba a escribir y me preguntó si pensaba que podría compaginar la escritura con la docencia, ya que dar clase no da tiempo para nada. Hay cierta razón en el poco tiempo que hay... Pero también pienso que si escribiese una página, solo una página cada día, tendría a finales de año una novela de trescientas sesenta y cinco (¡y, en formato libro, serían el doble de páginas!). Opino que, a menudo, vuelvo a ese pensamiento porque me gusta autosabotearme pensando que ya no puedo escribir nada decente. Es como si una sombra me dijera: "¡jamás escribirás! ¡Jamás escribirás! ¡No puedes! ¡Nunca acabarás esa historia!". Imagino que me toca encender la luz, matar a esa sombra y dejar de preocuparme tanto y disfrutar más de la escritura, como cuando era un chaval de la edad de aquellos a los que les doy clase ahora.
Así que sirva esta entrada como recordatorio del pasado, pero sobre todo, una meta de futuro. Sirva a los escritores que piensan que han abandonado una historia. No lo han hecho. Las ideas son contagiosas, nunca sabes cuándo volverá a atacarte y no te soltará. Nunca saben cuándo volverás a ella o cuando ella volverá a ti.
Os dejo con Mr. Fear, una canción que me recomendó uno de mis estudiantes de Bellas Artes y me pareció una auténtica joya, también por el videoclip. Creo que me acompañará mucho durante la escritura de esta historia. O eso espero.
P.D.: Es muy gracioso, pero no recuerdo nada de la villana que soñé. Quizá se me aparezca en los apuntes, en el manuscrito, en mi cabeza... o en mis sueños... o en mis pesadillas... o al doblar la esquina. Así son las historias.
¡Hey! ¿Qué tal?
ResponderEliminarMe ha encantado leer esta entrada y saber más de tu nueva recuperación de la novela^^ Como dices, al final esas historias siguen ahí y sigues dándole vueltas hasta que un día todo va encajando, le vas encontrando un nuevo tono, como aportar la esperanza, que es algo que ahora mismo se necesita desesperadamente. Yo quiero más fantasía y menos drama, que un poco de drama está bien, pero que no te lleve a la oscuridad...
Qué curiosas las anécdotas del pasado y cómo lo todo lo que has pasado te ha cambiado como persona y puedes aportar una nueva visión a esta novela.
Ya sabes que siempre cuentas como apoyo y estoy deseando poder saber más de esta historia e incluso poder leer un poco de ella, ya tienes por ahí unas cien páginas que perfectamente podría leer... xD.
He disfrutado mucho de las canciones que nos has recomendado y relacionado con momentos de tu vida y la novela, están muy chulas, hay que seguir ampliando esa lista de Spotify =).
Espero que pronto nos hables más de este nuevo proyecto, de sus villanos, personajes y saber cómo vas con el proceso de escritura, estaré pendiente.
Ánimo, sueña mucho, lee aún más, escribe apasionadamente y no pierdas esa esperanza.
¡Hasta la próxima!
Eliminar¡Hola, Els!
Espero que estés bien y hayas empezado el año con mejor pie que yo. Je, y después de este chiste de cómico frustrado por su mala pata (ay, esguince), vayamos al grano con tu comentario...
Me alegra saber que mis líos mentales le pueden gustar a alguien. Y me contenta también saber que hay gente que está cansada de tanto drama y quiere otra cosa en su vida o, al menos, en el arte que disfruta. No suele ser muy usual en esta época con lloricas que solo buscan lo falsamente adulto (palabrotas, sangre y chorradas).
Gracias por querer leer esas cien páginas, pero pienso que lo que podría escribir ahora es mejor. O, al menos, distinto. Así que toca esperar y ver si no me autosaboteo.
Ya sabes, te toca hacerte seguidora de la playlist si quieres estar al tanto de lo que vaya poniendo, jeje.
Ojalá que esto no haya sido un arranque sin más y este proyecto pueda traerme muchas alegrías a mí y a quien lo lea. Es mi deseo. A ver si logro cumplirlo.
Muchísimas gracias por tu comentario y por tu apoyo, como siempre. Es bien recibido.
Cuídate mucho y tú tampoco dejes de soñar.