Hace poco, hablaba de este tema. Frente a los prejuicios de algunos, pienso que escribir para niños y jóvenes no es fácil. Ellos forman parte del público más honesto, sincero y apasionado. El más exigente, el que no cae en camarillas ni falsos apoyos. Y adoro hacerlo, escribir para chavales es sentir que nuestras palabras todavía tienen potencial para cambiar las cosas. Son un eterno desafío que hace que revivas cada vez que creas una historia para ellos.
Esta cita es del escritor Philip Pullman, autor de La
materia oscura, trilogía que me tiene obsesionado últimamente. Os la
recomiendo (al igual que la serie que la adapta). Olvidad la versión cinematográfica y disfrutad de cómo la serie que comienza como una historia "tranquila", acaba convirtiéndose en una historia cruel que acaba profundizando en los constantes dilemas éticos presentados a través de la destrucción de las ideas más oscuras.
¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Son los jóvenes un buen público para la literatura?
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