The Green Knight se ha convertido en una joya deslumbrante del cine de 2021. Fuente. |
Allá por 2008, el Harvey Dent de El Caballero Oscuro de Christopher Nolan pronunciaba las siguientes palabras: «O mueres como un héroe o vives lo suficiente para convertirte en un villano». Bien podríamos resumir este axioma a su valía con ecos en un personaje de cómic creado a finales de los años treinta, pero, en realidad, como nos enseñó el mitólogo Joseph Campbell, su verdad resuena en leyendas más antiguas, como la titulada Sir Gawain y el Caballero Verde.
Los cuentos se entrelazan con los sueños y esto lo vemos en el segmento del castillo de The Green Knight. Fuente. |
El poder de las historias
Si bien el mito artúrico ha dado vida a gran parte de la literatura medieval europea y ha derivado en múltiples reinterpretaciones, en el cine ha tenido algunas grandes películas que adaptaban la historia de este legendario personaje desde todas las ópticas posibles. La última adición a esta larga lista es The Green Knight (El Caballero Verde), cuyo gran problema es que no se ha estrenado en cines en nuestro país. ¿Y por qué ese es un problema? Porque al igual que la reciente Dune, la cinta se articula como una experiencia cinematográfica completa, más allá de por su guion, por su fotografía, el uso de la música (tomando temas que recuerdan a trovadores y juglares) y el sonido y su capacidad para sobrecoger a partir de una leyenda clásica.
El Caballero Verde narra la historia de cómo en Navidad llega a Camelot un extraño forastero. Este Caballero propone un juego: dejará que el rey o cualquiera de sus guerreros le aseste un golpe con la única condición de que, en un año, el que le haya golpeado debe ir a buscarlo y recibir el golpe de vuelta. Gawain, deseoso de conseguir una gran historia en su vida, toma la espada de su rey y decapita al Caballero, pero, antes de disfrutar de la gloria, el Caballero Verde se levanta entre carcajadas y le recuerda que, en un año, Gawain debe ir hasta él… Esos doce meses pasan con premura y el sobrino del rey debe decidir si cumple o no con ese prometido. Si va, morirá, pero con honor, como un caballero; si huye, caerá en el deshonor y será un villano.
Imágenes tan poderosas como esta se quedan grabadas en mi retina. Fuente. |
Mitos inmortales
Vivimos en una época donde se intenta dejar de lado lo clásico, considerándose que si es clásico es malo, cuando se comete un error simple en este pensamiento: si algo ha llegado a ser clásico es porque se sigue contando y si se sigue contando es porque es una buena historia. Nada pasa de generación a generación si es malo. Ahí, más allá de dar respuestas al mundo, es por lo que los mitos y las leyendas continúan. Si los mitos solo sirviesen para explicar el mundo, habrían muerto frente a la ciencia, pero no, como descubre Gawain, todos nosotros escribimos nuestras propias historias y es ahí donde está la magia que hace que un cuento continúe siendo contado. Como sostenía Campbell, los mitos son asideros que nos permiten hallar fuerza, consuelo y maravilla.
Si el punto de partida es realmente llamativo, el viaje del héroe que recorre sir Gawain también me parece fascinante, porque es un ser imperfecto al que otros consideran un caballero, pero él mismo tiene que cargar con esa cruz, pese a todos sus debates internos y esa sombra que le dice que él no es un caballero y jamás lo será. Cada uno de sus pasos, en busca del honor, lo transporta hacia una pesadilla. ¿Y qué puede hacer Gawain? ¿Continuar o detenerse? Nosotros mismos nos ponemos en su lugar en 2021, igual que nos poníamos en su lugar en la Edad Media, cuando se cantaba su historia.
Las quejas sobre la raza del actor protagonista suelen venir acompañadas de quejas sobre la imperfección del personaje. En ambos casos, quejas absurdas. Fuente. |
Sueños y pesadillas
El director David Lowery traza una fantasía oscura que se mueve hacia los terrenos oníricos para recoger una oscura fantasía que, más allá de algún guiño a Willow, tiene más de la visión devastadora de los cuentos originales, muy alejados de las versiones dulcificadas que hemos visto en otras propuestas. Y lo más interesante es que, aquello que nos cuenta, resuena en nuestro interior, mientras Gawain se debate sobre qué camino tiene que seguir. Su fotografía es lo suficientemente apabullante como para conseguir captar esa extraña maravilla que recorre a los gigantes que abandonan el mundo o esas profundidades sanguinolentas donde se busca la cabeza de una muerta que añora recuperar lo que le arrebataron.
Lowery juega con la imageniería del sueño, pero también de la ficción. Hay mucho “alimento” en esta película: podríamos analizarla desde diferentes vertientes y encontrar múltiples significados, como Morgana y sus compañeras, convertidas en Nornas, el merodeador que recuerda a los enanos de Sigfrido o ese zorro que da consejos a los perdidos. Hay profundas, retorcidas y extensas raíces que alimentan este árbol que es el Caballero Verde.
The Green Knight es la demostración de que las leyendas nunca mueren. Fuente. |
El destino de los villanos
Sobre el reparto, Dev Patel encarna a un Gawain humano, lejos de lo heroico, capaz incluso de resultarnos antipático. Esto no hace que sea un mal personaje ni Dev Patel un mal actor. No todos nuestros protagonistas deben ser perfectos. Aquellos que resumen las tramas argumentales a simples clichés donde todos nos tienen que caer bien están olvidando la auténtica valía del arte. A su vez, Alicia Vikander como Essel y como la señora de un extraño castillo se roba cada una de las escenas que sale, logrando diferenciar el comportamiento de cada uno de sus personajes, que acaban resultando ser una especie de reflejo, como esas imágenes que capta a través de su cámara oscura. Del mismo modo, actores que aparecen menos como Joel Edgerton, Sarita Choudhury, Sean Harris, Ralph Ineson, Barry Keoghan o Erin Kellyman consiguen captar con sus personajes a unos seres siniestros que vagan más cerca del terreno del sueño que del terreno del cine de fantasía épica convencional; en realidad, rescatan esa atmósfera surrealista de las películas más clásicas, de los cuentos más antiguos, de las leyendas más contadas.
En sus últimos compases, El Caballero Verde juega con la desmitificación. Lowery sabe que los espectadores conocen la leyenda y su final. A lo largo de sus dos horas, hemos visto cómo Gawain es más imperfecto que en la canción original (es humano, al fin y al cabo), y es entonces cuando nos preguntamos: ¿se atreverá en realidad a cambiar el desenlace y entregarnos una oda sobre cómo la pérdida del honor convierte a cualquier personaje en un villano y lleva a todos a la destrucción? Y, mientras nos hacemos esa pregunta, Lowery nos relata esa historia que, con voz fantasmal, nos advertía al principio de la película. Y es que Gawain sigue vagando por un sendero recóndito y quizá, como sostiene Lowery, jamás encuentre su destino, por mucho que los zorros y los hados le conduzcan al abismo.
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