Books of blood... Al principio iba a ser una serie, pero ha terminado convirtiéndose, con suerte, en algo así como una película. Fuente. |
Es una lástima que un genio artístico como Clive Barker esté teniendo tan mala suerte en los últimos años en cuanto a adaptaciones se refiere. No solo tenemos una larga sequía de títulos desde El tren de carne de medianoche, Dread o Book of Blood, sino que, cuando nos llega algún nuevo título, es francamente decepcionante, por mucho que aparezca el nombre del polifacético artista inglés que un día fue considerado el futuro del terror, según Stephen King (sí, si no soltamos esta frase -ya cliché- para hablar de Barker, no nos pagan).
Algo no va bien cuando lo mejor de la película es el póster. Fuente. |
Diezmando a Barker
A mediados
de los ’80, Clive Barker publicó una serie de relatos largos que confinguraron
sus Libros de sangre, una colección de relatos de terror que fascinó al público
(Valdemar los ha traído de nuevo en España, aprovechen). Varios de ellos
fueron llevados a la gran pantalla, aunque con suerte desigual; incluso Book of
blood (de 2009) estuvo más inspirada que esta nueva versión de la historia del
médium. Y es que leer a Barker es resucitar esa sensación de leer algo
prohibido que nos fascinaba de críos. Lástima que no sintamos nada de eso en
Libros de sangre (Books of blood), que se queda un creepshow de baratillo.
La historia de esta adaptación es curiosa (más que la propia película). El octubre pasado se estrenó Books of blood (Libros de sangre), la cinta nació como una serie de televisión hasta que se imaginaron que, con lo que estaban haciendo, más valía saltar a otra cosa cuanto antes. Un año después, gracias a STAR y Disney+ ha llegado a nuestras pantallas durante Halloween y, si algún mérito tiene, es que el film es lo que suele ser Halloween: algo en lo que pones ilusión como espectador hasta que acabas en una fiesta cutre donde más que miedo, te dan ganas de reírte por no llorar.
Sorprendentemente, la película de 2009 es mucho mejor. Fuente. |
Malas elecciones
Books of blood se compone de tres historias cruzadas. Tenemos a un tipejo que busca algo que le haga rico, algo llamado los Libros de sangre (guiño, guiño), pero acabará en Tollington Place, sitio ya conocido para los lectores de Barker (spoiler: acaba mal). Después, tenemos a Jenna, una chica con aversión por el sonido, que intenta huir de su pasado y su enfermedad mental hasta que descubre que quizá debería tener más cuidado con los sitios para pasar la noche que busca en Internet (spoiler: acaba más o menos). A continuación, la nueva adaptación de la historia que enmarca todos los relatos de los libros: una investigadora de lo paranormal acaba de perder a su hijo y un joven médium cree ser la puerta para contar la historia de los muertos (una lástima que todo el aire meta del relato original se pierda por querer hacer una historia de venganza sin más). Y, al final, todos estos relatos se mezclancomo una especie de Pulp Fiction de todo a cien.
Dos cosas quedan claras: mientras que el guionista Adam Simon solo sirve para atraer a Marilyn Manson para que deje una de sus canciones en la película (Simon dirigió uno de los videoclips del cantante), el director Brannon Braga ni eso. Se "encumbra" (permítase la ironía) en algo así como uno de esos directores de terror que ya encasillamos con lo chunguero, como a gente de la altura de Mick Garris. Cualquier atisbo de sutilidad es sustituido por una violenta mojigatería que hace que podamos ver una cabeza reventada, pero no a un hombre o una mujer desnudos, incluso cuando están acostando juntos. Y es que todo es tan impostado, tan de teatrillo, que Braga, Hulu o el culpable del resultado final debería admitir que estamos ante una decepcionante cinta que se olvida de todo lo que hace grande al escritor británico. Y eso es una pena.
Lo que los espectadores tienen que hacerse para aguantar la película. Fuente. |
Carente de terror
Por si a alguien le quedaba alguna duda: nada está inspirado en esta película, La fotografía es anodina, pese a la manía de encuadrar a los personajes. El maquillaje no está muy allá. Las historias son reguleras. ¿Los actores de telefilm? De sobremesa. ¿Los diálogos? De baratillo. ¿La música? De algún banco libre de derechos. ¿La dirección? Bajo mínimos. ¿Presupuesto? Lo que sobró del pan. ¿Los fundidos a rojo? Mejor callarse. ¿Los efectos especiales? Creo que solo funciona el plano de los muertos. Y es que el problema de Libros de sangre es que aflora un aire cutrón en cada escena que lejos de sentarle bien, como ocurría a Truco o trato, aquí se queda en terreno de nadie.
De este modo, Hulu ha decidido de esta manera que quería cargarse la gallina de los huevos de oro. Si hubiera querido, podría haber traído capítulos o películas de Libros de sangre durante varios Halloween, pero han preferido liquidar cuanto antes al monstruo y se nos ha quedado en este batiburrillo de hora cuarenta, que tarda en arrancar y que tiene momentos de vergüenza ajena que condenan el producto al olvido. Lástima decir esto cuando hablamos del gran Clive Barker.
En conclusión, como en una casa del terror de una feria no muy allá, el espectador puede pasarlo bien con Libros de sangre si se olvida de tener un mínimo de exigencia y solo quiere pasar el rato, pero estas cuestiones nunca deberían ser dichas sobre la obra del escritor que nos enseñó que lo único que le quedan a los muertos son las historias. ¿No les pasa lo mismo a los vivos? Bueno, mejor no saberlo si quien lo cuenta es la gente tras esta película.
Barker no rechaza el terror, sino que lo abraza. La película no termina de entender esto. Fuente. |
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