Pelo negro empapado se queda lejos del nivel esperado como manga de terror. Fuente. |
No, Mimika Ito no es familia del famoso Junji Ito. Eso en primer lugar. Ni llega a su calidad. Ni por asomo. Empecemos por ahí, porque más de uno hemos tenido que revisarlo en Internet cuando veíamos su nombre en la portada (que copia el estilo de Ito sin ningún disimulo). Y, pese a que la autora intente estar a la altura del genio tras Uzumaki, no lo está. Ni por asomo. Es más, sin lograr homenajearlo o notarse cierta influencia, Mimika Ito queda en una copia, en una versión de marca blanca del mangaka de terror más popular. Había puesto ciertas esperanzas en Pelo negro empapado y, aunque tiene ciertos detalles interesantes, como la narración en primera persona, se queda en agua de borrajas.
Pelo negro empapado es una colección de historietas de terror bastante descafeinadas, una versión muy suave de algunas de las leyendas urbanas que dieron pie a la ola del terror japonés de comienzos de este siglo. Posee premisas hasta cierto punto interesantes y excusas que debemos pasar por alto (qué mala suerte tiene siempre la protagonista para acabar en lugares malditos, encantados, antiguos cementerios…), pero que nunca despegan ni aterrorizan a un lector más que acostumbrado a los clichés habituales del género.
Que los personajes acaben siendo meros títeres, los diálogos simplistas y la trama forzada, ya es casi irrelevante cuando ni siquiera logra producir cierta perturbación. Hay un problema de fondo en Pelo negro empapado que considero grave. Seamos honestos, el terror es similar a la comedia en un aspecto: tanto una historia de miedo como un chiste necesita un buen “punch line” (la conclusión de la broma), un golpe de efecto, para funcionar en el que la escucha (en el caso del miedo, aterroriza; en el caso del humor, crea risa). Las historias de Mimika Ito carecen de ese “punch line” (parece que ni siquiera lo comprende y lejos de ser original, lo que tiene es una mala construcción de la historia) y estas historietas se convierten en una serie de hechos anecdóticos con alguna imagen desagradable y poco más, porque, pese a ser pocas, acaban siendo repetitivas.
Pelo negro empapado parecía tener más en común con Ghost Theater que con una buena historia de terror. Fuente. |
Lo más “interesante” es la estrategia de Mimika Ito para relatarnos Pelo negro empapado: la autora se convierte en su protagonista: Mimika Ito, médium que cuenta en mangas sus historias de terror reales, y aunque el concepto pueda ser llamativo, ni el dibujo ni las tramas están al nivel, pese a que se muevan entre lo escabroso y lo macabro. No hay nada más. En algunos momentos me ha recordado a la serie Ghost Theater, que era una explotación del j-horror, que se quedaba en cuentos pocos inspirados más dignos de Pesadillas de R. L. Stine que de una obra de terror por sí misma. Ghost Theater era una serie que te merendabas en una tarde si estabas lo suficientemente aburrido y acababas riéndote más que sintiendo alguna cuestión similar al terror. Pelo negro empapado se queda incluso lejos de lograr eso, pero más cerca que de ostentar la posición que ha alcanzado Junji Ito y otros mangakas de terror.
Pelo negro empapado, en resumen, se queda a medio gas tanto a nivel de guion como a nivel de dibujo. Puede que impacte a alguien que no conozca al auténtico Junji Ito igual que un sucedáneo puede gustar al público más hambriento o menos exigente, pero como el producto original no hay nada.
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