Me encanta llevarme sorpresas cuando leo un cómic y, como sabréis, me encanta acudir a los mitos cuando necesito aferrarme a una historia para no sucumbir ante el peso de la realidad. Y, en ocasiones, te puedes sorprender incluso en obras que forman parte de franquicias (y de mitos) como Star Wars.
Desde su estreno en 1977, la saga de George Lucas contó con cómics en Marvel y novelas como El ojo de la mente, extraña continuación de la primera película si no conseguía dinero como para que hubiese una secuela (y con ideas que se han ido descartando hasta ni siquiera formar parte, desde mi punto de vista, de las Leyendas). Con el trascurso de las décadas, hemos visto cómo videojuegos, cómics, radionovelas, novelas, relatos… y mil formas más de contar historias, entraban en el universo de Star Wars. Y el manga no ha quedado lejos de esta narración.
Todo esto viene a cuento de que hace unos días me compré el primer tomo del manga Star Wars: Estrellas perdidas de Yûsaku Komiyama sin esperar nada de esta adaptación de la novela de Claudia Gray (que lleva demasiado tiempo en mi pila de pendientes… Lo reconozco) y mi conclusión ha sido que es un manga bastante disfrutable, porque no solo me ha gustado el dibujo, sino también el argumento de esta historia sobre secundarios que hacen todavía más grande a la galaxia de George Lucas.
Romeo y Julieta en el espacio
Estrellas perdidas narra la historia de Thane y Ciena, un joven piloto de la Alianza Rebelde y una capitana del Imperio. Ambos estuvieron unidos en el pasado, cuando escaparon de su planeta natal para unirse a la Academia Imperial, la cual les daría una oportunidad que no lograrían jamás en su pobre mundo, marcado por los prejuicios sociales. Sin embargo, Thane desertó y se unió a la Alianza, y lo que fue una amistad desde la niñez se convierte en la rivalidad… aunque quizá queden rescoldos de lo que podría haber sido amor.
Algunos podrían levantar una ceja ante esta premisa y más si va a Google y busca qué otros libros ha escrito Claudia Gray lejos de Star Wars (se topará con muchas obras de temática romántica juvenil), pero puede que porque Gray se tomase el encargo en serio o el Story Group de Lucasfilm estuvo detrás de ella, porque el argumento de Estrellas perdidas funciona y encaja dentro de la saga sin que pensemos que estamos ante Crepúsculo o similares.
La tragedia de Thane y Ciena
Por tanto, comparada por muchos con Romeo y Julieta en Star Wars, destaca por cómo inserta perfectamente su trama dentro de las películas de la saga. Vemos eventos de lo que ocurrió tras La venganza de los Sith, lo que sucede en Rogue One, Una nueva esperanza y El Imperio contraataca, lo que hace que sea una pieza muy interesante en el canon. Así, tenemos cameos de personajes como Tarkin, Darth Vader, Han Solo, Leia… Momentos que nos sirven para ver la gran historia desde la perspectiva de esos secundarios, a menudo, sin nombre, que vemos en segundo plano en las películas.
Pero seamos honestos: cuando George Lucas concibió Star Wars, estaba creando una enorme sala de juegos con los mejores juguetes de todo el mundo. Con el tiempo, más artistas se han sumado a jugar con ellos. La perspectiva del fan y del arte de la deconstrucción ha llegado hasta el paroxismo.
Una guerra gris
Ahora los fans piensan en quiénes murieron en Alderaan o en la Estrella de la Muerte, y más allá de conversaciones en películas nerds, ha servido para que, en los últimos años, como ocurre en Battlefront 2, Rogue One o The Mandalorian, se explore la vertiente humana e inhumana de ambos bandos de la guerra civil galáctica. Los rebeldes ya no son tan pulcros y el Imperio ofrecía «igualdad» en mundos acosados por los prejuicios sociales.
Eso aparece en Estrellas perdidas y me parece enriquecedor para el trasfondo de la saga, sin caer en el relativismo. Habla sobre personas, pero estas personas puede que no estén haciendo lo correcto. Es una cuestión abre todo un abanico de posibilidades.Precisamente, sobre trasfondo, va esta primera entrega de Estrellas perdidas.
Muchos gurús literarios (de esos que recomiendan mucho y escriben poco) habrían comentado que es un peligro que el primer tomo se vaya en un enorme flashback que nos narre el pasado de Thane, pero creo que es uno de sus principales aciertos: contar una historia dentro de una historia y disponer las piezas en el tablero antes de continuar adelante.
En ningún momento se me ha vuelto cargante, porque este ejercicio de analepsis sirve para descubrirme quién es Thane y cuál es su papel en estos eventos. Imagino que el segundo estará dedicado a Ciena y el tercero nos dará pie a la conclusión de su historia.
Personajes de a pie
Star Wars es un gran mosaico de historias. Si fuera una página escrita, varios nombres o conceptos serían enlaces que nos llevarían a otra historia. Es una obra que, a partir de varios autores, se está volviendo infinita y lo está haciendo en varios formatos.
Mientras que, por ejemplo, Rowling ha mantenido muy atada su mundo mágico, Lucas (y ahora Disney) dejan que el Universo Expandido dé historias a personajes como Thane, Ciena, Kendy, Jude, Nash y otros que, dentro de la gran saga, son secundarios, pero cumplen con su papel dentro de esta historia. Esto hará que Star Wars siga siendo una obra generacional.
En el segundo volumen se abordan las consecuencias de la destrucción de Alderaan que conducirá a que Thane abandone el Imperio, mientras que Ciena parte en su búsqueda. A todas estas, la Estrella de la Muerte es destruida. El Imperio está compuesto por genocidas, la Alianza Rebelde también. Las derrotas y victorias de Una nueva esperanza son asimiladas en este relato por la gente de a pie.
Juntos, Thane y Ciena se harán una promesa que llevará a que Thane sea dado por muerto y el Imperio deje de buscarlo, a la vez que Ciena sabrá la verdad: que Thane ha desertado. Sin embargo, tiempo después, el joven piloto se unirá a la Alianza y eso nos llevará hasta la Batalla de Hoth de El Imperio contraataca con la que arrancaba el primer tomo.
Después de este flashback, descubriremos también cómo los caminos de los diversos personajes se van cruzando y sus diferencias se vuelven inconciliables en medio de esta tragedia que supera el regusto a fanfic para convertirse en un buen añadido al Universo de Star Wars.
Aunque en este segundo tomo pesa demasiado el hecho de ser una transición, hay buenas escenas y cameos de personajes como el propio Darth Vader, encaja a la perfección en la continuida de la trilogía y explora temas muy interesantes que, por tiempo o por enfoque, no aparecen del todo en la trilogía original.
La caída en Jakku
El tercer tomo de Estrellas perdidas adapta el tercer acto de la novela. El ritmo se acelera: pasamos de la construcción (y destrucción) de la Segunda Estrella de la Muerte a la lucha en Naboo y la Batalla de Jakku que concluirá oficialmente la guerra civil galáctica en el nuevo canon. Y, a su vez, se nos relatará la caída de Ciena Ree y la lucha de Thane como piloto rebelde.
Pese a que vaya muy rápido, este tercer tomo es una digna conclusión de la historia, pese a que quedan abiertos algunos temas, como el destino del repulsivo imperial Nash Windrider, al que seguramente veremos en próximas novelas de Claudia Gray dentro de la saga.
No obstante, el clímax puede ser la caída del destructor imperial que vimos en El despertar de la Fuerza: aquí se nos narra cómo llegó hasta ahí y la tragedia de los dos personajes que protagonizaron dicha acción, los amantes de esta historia.
De nuevo, uno de los puntos que me encanta es cómo la serie profundiza en los personajes de a pie (donde vemos a un imperial de Alderaan justificar la destrucción de su planeta que vimos en Una nueva esperanza) y que es capaz de relatarnos una historia de amor, tragedia y redención dentro de una galaxia muy, muy lejana.
Es una buena conclusión, aunque queden muchas líneas abiertas para posibles historias dentro de este marco temporal.
Una galaxia de manga
Desde el apartado gráfico, el dibujo de Yûsaku Komiyama es lo suficientemente interesante como para reinventar a los personajes y sus entornos de la saga en clave de manga, sin caer en la pereza.
Resumiría en que es un cómic estéticamente perfecto para aquellos que nos gustó Star Wars: Visions, la serie de cortos que reinventaban la franquicia desde la perspectiva del anime.
Komiyama, sin sacrificar las claves del manga, es capaz de entregarnos la galaxia muy, muy lejana de una forma que nos suene conocida y, a la vez, nos resulte novedosa.No es la primera vez que el manga adapta Star Wars.
Tenemos versiones de las películas clásicas (con autores como Hisao Tamaki), algún cómic japonés de High Republic e incluso historias de personajes como Chirrût de Rogue One.
En realidad, me parece muy interesante ver cómo Star Wars surgió de la mezcla de influencias, pero sobre todo del cine de samuráis, y cómo, tras décadas, vuelve a sus raíces orientales con el manga, lo que hace que el intercambio sea muy interesante.
Así que espero que Planeta Cómic se anime (nunca mejor dicho) y siga trayéndonos estas interesantes reinvenciones.
Estrellas perdidas es una obra más que recomendable para aquellos que les guste el manga y quieran seguir explorando el universo de Star Wars. Al fin y al cabo, como decía al principio, siempre necesitamos mitos a los que aferrarnos, ¿no?
La versión manga de los personajes de la saga, según la mangaka Yûsaku Komiyama. Fuente. |
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