Portada del videoclip oficial de Enemy de Imagine Dragons, tema que sirve para la introducción de la serie de League of Legends: Arcane. Fuente. |
No he jugado nunca al League of Legends (o Lol), aunque alguna vez me he sentido fascinado por algunos de sus diseños (utilizo Pinterest del mismo modo que George Lucas visitaba su departamento de arte conceptual e iba eligiendo aquellas ideas que más le gustaban), pero debo decir que Arcane, la primera serie realizada a partir del videojuego para Netflix, me ha fascinado hasta unos niveles insospechados.
La animación, los escenarios y los diseños de los personajes me han dejado boquiabierto. Cada escena es una pequeña obra de arte, donde te das cuenta de todo el cariño que le han puesto a la serie (me encantaría saber cómo la han hecho exactamente, ya que hay instantes en los que la expresividad de los personajes y el nivel de detallismo me abruma). Pero no solo es a nivel técnico, que es lo primero que nos sorprende, es también la historia, accesible para el público que ha disfrutado de los videojuegos y el que no. Es, básicamente, lo que llevo queriendo escribir desde hace años.
Por si el tráiler no os convence (¿qué os pasa?), os dejo los fantásticos créditos iniciales y el videoclip de Imagine Dragons y el tema Enemy que
sirve de base para la historia y que cuenta con imágenes creadas
directamente para este formato, sin utilizar de nuevo las imágenes de la
serie. Aquí se nota el mimo que le han dado a la serie y cómo buscan reflejar el descenso a la locura de una de sus protagonistas en todo un alarde audiovisual.
Espero poder hablar más de la serie en los próximos días (tras el estreno del tercer acto; es decir, los últimos tres capítulos de esta primera temporada), ya que Arcane es la demostración de la fuerza que tiene el género fantástico hoy, cuando buscamos en lo irreal un refugio para seguir adelante en un mundo que, en ocasiones, es más siniestro incluso que aquel que vemos en esta historia.
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