¿Qué pasaría si Batman formase equipo con Harry Houdini? Esa es la pregunta que sirve de punto de partida del cómic Batman/Houdini: El taller del diablo. Fuente. |
«Me sigue emocionando recordar la aventura que vivimos encima y debajo de aquella metrópoli cubierta de hollín compartiendo un gran guiñol con un compañero cuya leyenda iguala a la mía».
Él… Inspira historias. Viste de negro. Es melodramático. Posee un gran carisma. Su semblante es oscuro. Busca la verdad. Está traumatizado por su pasado. Odia a los farsantes. Es un gran detective. ¿Es Batman o Harry Houdini? La respuesta… es Batman y es Harry Houdini. El taller del diablo es un Elseworlds donde el Caballero Oscuro se encuentra con el ilusionista Harry Houdini; juntos (y con la ayuda de la periodista Vicki Vale) se proponen descubrir quién es el hombre que ríe que está secuestrando a todos los niños y con qué siniestro fin.
El Joker fue creado inspirándose en el aspecto de Conrad Veidt en El hombre que ríe. El Joker de El taller del diablo hace homenaje a esta versión. Fuente. |
Para los seguidores habituales de Batman, nada más ver algunas de sus viñetas, El taller del diablo recordará a Batman: Gotham a luz de gas de Brian Augustyn y Mike Mignola, una obra donde nuestro detective se enfrentaba a Jack el Destripador y que demostraba la capacidad de Batman para adaptarse a cualquier época, pasada o moderna, gracias a que no es un simple personaje, sino una idea capaz de trascender tiempos, países, conceptos… Si en Gotham a luz de gas nos íbamos a 1888, en El taller del diablo vamos a los comienzos de 1920. Lo que sí puede decirse de El taller del diablo es que, más allá de su premisa y algún momento interesante, queda muy lejos de Gotham a luz de gas. Chaykin y Moore, dos veteranos, no están demasiado inspirados en El taller del diablo: se sacan de la manga a unos vampiros al final de la historia y no logran dar un paso más allá ni aprovechan del todo la premisa, pese a algún logrado momento.
Si con algo nos quedamos del cómic es con su estética. Fuente. |
En cuanto al apartado gráfico, Chiarello, colaborador de Mike Mignola, con un estilo muy marcado, rinde homenaje a los años veinte, al cine mudo con un Joker que recuerda a El hombre que ríe de Paul Leni (que inspiró al personaje en primer lugar)… y que nos permite ver un aspecto todavía más lúgubre de nuestro detective. El coloreado, estilo acuarela, juega un papel fundamental para crear la ambientación de la historia; además, el rediseño de Batman es sumamente interesante, haciendo las delicias del lector que le gusta este tipo de estética. Si la historia hubiese estado a la altura del dibujo, hubiéramos tenido un grandísimo cómic, por desgracia, no es el caso.
En nuestro país, ECC editó en 2019 esta historia en gran formato, con tapa dura y una introducción, aunque se echan en falta más portadas y otro tipo de contenidos extras donde pudiéramos ver el proceso de Chiarello para dar vida al detective y al ilusionista.
Más de allá de cualquier truco de magia deslumbrante, El taller del diablo es un cómic para los más aficionados a Batman, Houdini y este tipo de Elseworlds. Para los demás, si acaso, cumple como simple entretenimiento que desaprovecha su interesante premisa.
Narrado en primera persona por Houdini, asistimos a una aventura entretenida y poco más. Fuente. |
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