“Antes dibujaba
cómics, antes de todo esto, antes del anillo, antes de todo. Conoce
los cómics, ¿verdad? Viñetas, dibujos, aventuras... Su... Supongo
que no lo sabrá, pero para separar las viñetas se trazas unas
líneas llamadas gutters. Se hace una especie de cuadrícula con
ellas. Es raro. Solía quedarme mirando esas cuadrículas y m,e
resultaban... familiares. Tardé un tiempo en darme cuenta. En ver
todas esas cruces colgantes. Es una jaula, ¿verdad? Son los barrotes
de una jaula. La historia, la aventura, están encerradas tras
ellos... separados de nosotros. Como si fueran algo salvaje. Y
nosotros, algo civilizado”.
Lo
interesante del género de superhéroes es que puede hibridar
perfectamente con otros géneros, de ahí que algunos se reserven
utilizar el término “género” para hablar de ellos. Un cómic de
superhéroes puede tener ciencia ficción, space opera, tintes
bélicos, aires de thriller y muchas alegorías interesantísimas si
un autor como Tom King encuentra qué contar y eso es lo que sucede
con The Omega Men, un cómic de superhéroes sin superhéroes.
Pese a que
cuente con la mitología de los Lantern del Universo DC, está más centrado en guerras por el poder, por la búsqueda de
materiales que conlleven grandes sumas de dineros, ejércitos,
mercenarios, cazadores de recompensas y un cuestionable grupo de
terroristas espaciales.
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Incluir la cita en la viñeta del final, con esa tipografía y ese estilo nos recuerda a Watchmen. Fuente.
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The Omega
Men narra el fracaso del antiguo lantern Kyle Rayner cuando intenta llevar la paz al
sistema Vega, que lleva años en cruentas guerras contra la dictadura
de la Ciudadela. El White Lantern es derrotado y secuestrado por el
grupo terrorista conocido como los Omega Men, cuyo fin es que Rayner se una a
ellos para cumplir con un plan que podría cambiarlo todo. Como en El sheriff de Babilonia, otra de las obras de Tom King, el autor se basa mucho en historias de espionaje y bélicas, aunque aquí en un entorno de space opera frente a la otra, donde volcaba muchos de sus recuerdos como exagente de la CIA durante la guerra de Iraq. Cuando los Omega Men toman a Kyle y graban un vídeo para chantajear a sus enemigos no es extraño recordar al terrorismo real de nuestro mundo.
En cada página, como ya hiciera en Los Visión, King se propone que conozcamos a los personajes, pero, por supuesto, estos personajes no son héroes ni villanos absolutos. Toma a estos seres de papel y tinta creados por Marv Wolfman y les añade una capa posmoderna que los enfrenta a una galaxia al borde del colapso.
La
visión de King escapaz de negar la paz absoluta del imperio de la Ciudadela (que si ha alcanzado el poder es mediante la opresión y un oscuro secreto) y llegar a
atisbar por qué los Omega Men, los terroristas, hacen lo que hace. Es una deconstrucción que resulta sumamente necesaria en esta época, lo es para comprender el valor del
cómic como motor para sacudir las ideas de los lectores. El mundo no
es siempre en blanco y negro, como bien defiende Rayner, y el lector
debe sacar sus propias ideas. La transición de un bando a otro, por esperada, no resulta peor.
Para ello, a un inicio in media res le sigue la técnica de utilizar nueve viñetas por página y concluir con una cita que nos recuerdan a la célebre Watchmen, aunque argumentalmente la propuesta de King vaya por otros lares.
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Omega Men nos muestra que el bien y el mal no son conceptos simplistas como en otros cómics de superhéroes. Fuente.
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Lejos
de centrarse en hacer solo una referencia a la guerra de Iraq y
situaciones similares (que también es una lectura interesante a la hora de descomponer alegorías), Tom
King hace que un personaje siempre relegado a un segundo plano como
es Kyle Rayner resulte interesante en medio de esa gran
historia sobre personajes vencidos que nos presenta en esta miniserie.
En
cuanto al apartado gráfico, brilla Barnaby con un estilo propio y
una gran narratividad que permite que sigamos una obra que visita
galaxia, planetas y distintas sociedades, cada una completamente
distinta y llena de recursos visuales muy llamativos. Los elementos de space opera son recogidos por Barnaby de un modo bastante acertado. A menudo,
algunos de sus personajes me han recordado a la tendencia de John
Romita Jr. a escamatizar los rostros, pero sin cae en el nivel actual del mítico dibujante. Merece también la pena el trabajo realizado con las portadas, que nos recuerdan a carteles propagandísticos de una gran fuerza visual.
The Omega Men es una
reflexión más que necesaria: las guerras imperialistas conllevan un alto coste. Esta ficción sobre superhéroes nos
hace pensar seriamente en nuestra sociedad y en quiénes nos
gobiernan, en cuáles son sus límites si es que los tienen o, acaso,
les preocupa tenerlos. Puede que la respuesta, como a Kyle, no nos gustase tenerla.
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Muestra de las nueve viñetas por página de Omega Men. Fuente.
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