Raya y el último dragón supone un soplo de esperanza en un mundo ahogado por el dolor. Fuente. |
Raya: The world is broken, you can't trust anyone.
Sisu: Maybe it's broken, because you don't trust anyone, you just have to take the first step.
Dar un mensaje de esperanza en mundo que se ha roto bajo la desconfianza y el miedo puede ser un acto insólito; lo que no es insólito es que encontremos varias moralejas en Raya y el último dragón, enseñanzas que son extrapolables a la sociedad en la que vivimos.
El carisma de los personajes hace que la historia tome vida. Fuente.
Bajo el aspecto de un cuento fantástico que utiliza como base la mitología del Sudeste Asiático, la película de Disney nos narra las aventuras y desventuras de Raya para recuperar a su padre y todos aquellos que quedaron petrificados en el reino de Kumandra por culpa de los oscuros Druun, que han regresado tras que se rompiese el orbe que almacenaba el poder de los dragones que los mantenía bajo control. Sintiéndose culpable de la traición que llevó al destrozo de la esfera, Raya, junto a su mascota Tuk Tuk, encuentra a Sisu, la última dragona, y emprende un largo viaje en busca de los fragmentos de la esfera (repartidos por los diversos reinos). Por el camino, se unirá a una serie de personajes de los diferentes reinos que se apropiaron de los trozos del orbe. Personajes como Tuk Tuk, la ladrona bebé, el capitán o el guerrero solitario hacen que la historia cobre la humanidad necesaria para esta historia y que nos haga comprender que al final son personajes como ellos los que darán las soluciones y no tanto los grandes dirigentes, pese a las esperanzas y el optimismo del ba de Raya, el mismo que impregna a Sisu; la dragona representa el lado mágico, el que puede cambiar el mundo; es decir, la esperanza.
Raya y una banda de marginados y perdedores (porque han perdido mucho, como diría Peter Quill) son la última esperanza de esta historia. Fuente.
Siguiendo el sendero del viaje del héroe de Joseph Campbell, Raya tendrá que aprender a confiar en los demás, mientras que Namaari (su enemiga) deberá aceptar que el egoísmo no traerá esperanza a un mundo tan roto. Esta enseñanza no se cimienta en un cuento o leyenda, sino que se alimenta de diversas fuentes y toques fantásticos surgidos de las historias de Laos, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Malasia, Indonesia…, lo que nos demuestra que acudir a otras fuentes y dar voz a la diversidad, nos permite crear historias universales, ricas y refrescantes, a lo que se suma el deseo de sus directores Don Hall y Carlos López Estrada de jugar con diferentes tipos de animación, como el 2D o el ritmo del anime para algunos flashbacks o digresiones. Sobre la animación, a reivindicar también el uso que se hace de ella en las coreografías y las luchas de las protagonistas de la historia.
Raya y su diseño "badass" resulta original frente al de otras princesas Disney. Fuente.
Raya y el último dragón sobresale por dos aspectos: la fantástica animación y diseño que dan vida a una riquísima construcción de un nuevo mundo que hará las delicias de los amantes del género, y por la moraleja de, cómo más allá de reunir los fragmentos de un objeto mágico, la historia va sobre reunir a los diferentes habitantes de cada reino, trabajar unidos, dejar de lado el horror del pasado y construir un futuro mejor, un mensaje que, lejos de ser maniqueo, es más que necesario en un tiempo tan turbio como este.
Todo ello aderezado por algunos golpes de épica, humor y acción, acompañados de la fantástica banda sonora de James Newton Howard, y unas influencias que van desde Avatar: la leyenda de Aang hasta los personajes de los estudios Ghibli, sin olvidar, algún diseño que parece sacado de Enredados, esa joya del cine de animación y aventuras que no reivindicamos demasiado. Se le perdona lo errático de algún momento de la película o la falta de fuerza en algunos de los momentos gracias a la originalidad y la búsqueda de cierto toque diferente a otras producciones recientes de Disney.
Raya y el último dragón, con su espíritu aventurero, nos da esperanza en una época en la que lo necesitamos, solo por eso, ya su mensaje vale la pena ser escuchado en este mundo hecho trizas y que debe volver a ser reconstruido.
Póster de Raya y el último dragón. Fuente.
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