Hoy nos toca hablar del protagonista de Star Wars: Fallen Order. Fuente. |
«Our mistakes... Are in the past. And it's all of our responsibility and it's about what we do next that's important. You taught me that, Cere».
Los videojuegos suelen dividirse en fases, pero, en ocasiones, las fases consisten en algo más que en la consecución de objetivos puramente lúdicos; a veces, también representan el paso por diversas etapas del arco de evolución de un personaje. Y también de nuestras vidas. Negación, negociación con la realidad, depresión, ira y aceptación son otro tipo de fases, son las que conlleva el duelo y son por las que también pasa Cal Kestis en su historia.
Comenzaré con una puntualización clave: Star Wars:
Fallen Order ha sido el primer videojuego de Star Wars donde he "sentido" que era
un Jedi. Es mi opinión y no sienta cátedra; en realidad, no soy muy
jugón y tampoco he probado demasiados videojuegos de la saga, pero sí he
sentido que la evolución de las técnicas y la mentalidad del propio personaje
son dos de los mayores regalos de la historia... Y todavía no he hablado de lo mejor: su conexión con todos nosotros.
Últimamente, me fascina cómo el género fantástico trata un tema tan real y tan duro como la depresión. Es difícil entender lo que es sufrirla. Desde fuera, puede que, por empático que seas, solo la contemples como "estar triste", pero es mucho más, es estar en un pozo, hundiéndote, y no poder salir de él, no solo por lo profundo que es, sino porque eres incapaz de luchar por emerger de su abismo. Y puede que tengas a alguien que te tienda la mano, pero la rechazas o te quedas por el camino... o te sueltas. Ni siquiera es estar llorando por las esquinas o no levantarse de la cama, a veces es simplemente pensar que no hay esperanza, que pase lo que pase, nada cambiará y que si respirases o dejases de hacerlo, a nadie le importaría; el mundo seguiría girando... Y ya está. Por suerte, ahí entra el arte.
Cal Kestis emprende el viaje del héroe para superar el duelo y los traumas del pasado. Fuente. |
Hay libros, películas, videojuegos, cómics… de género fantástico que tocan este tema. Ahí tenemos a Kaladin de El Archivo de las Tormentas, cuyo mayor enemigo es en ocasiones él mismo, o Kvothe de El nombre del viento, que acaba hundiéndose en la segunda parte tras probar una droga que lo desinhibe y hace que rompa a llorar cuando recuerda a sus padres, no porque muriesen, sino por todos los momentos que tuvo felices con ellos para luego perderlos. También tenemos a la protagonista de Soy una matagigantes, incapaz de aceptar la enfermedad terminal de su madre, y que lo exterioriza enfrentándose a monstruos. Y a estas historias que he leído recientemente, añadiría una que he visto como es Paranoia Agent (de la que espero hablar más) y una que he jugado, como la historia de Cal Kestis en este viaje que es Fallen Order. En la obra de Satoshi Kon, la clave para superar la depresión es recibir el golpe de un bate, que, extrañamente, libera del auténtico dolor a quienes lo sufren. Es un método radical y, sobre todo, metafórico. No digo que si tienes depresión te merezcas un golpe de bate, lo que digo es que en esta historia, ese insólito patinador del bate representa la ruptura con la vida que está destruyendo a los personajes que sufren el ataque. Todos estaban en su propio infierno hasta que una situación límite los saca. Es una obra radical y muy, muy interesante.
El protagonista del videojuego Fallen Order es Cal Kestis, un joven que trabaja en un planeta vertedero del Imperio. Pronto, descubrimos que Kestis es un refugiado. Antaño, fue un Padawan que huyó de la Orden 66 con la que el Emperador dio la señal para ejecutar a los Jedi. La mayoría de los clones cumplió con dicho mandato, destruyendo la Orden y haciendo que maestros como Jaro Tapal, el que enseñaba a Kestis, falleciese. Es uno de los grandes momentos dramáticos de Star Wars desde que lo vimos por primera vez en el Episodio III: La Venganza de los Sith y, desde entonces, no ha hecho más que ganar enteros cuando aparece en cómics como Kanan el Último Padawan o series como Clone Wars. Y también volveremos a verlo (y afrontarlo) en uno de los momentos más emotivos de Fallen Order.
Cal Kestis rememora la orden 66 que acabó con la Orden Jedi y con su maestro. Fuente. |
En Fallen Order, no hablamos solo de vencer al Lado Oscuro o descubrir artefactos y reliquias Jedi, el juego en realidad trata sobre cómo Kestis debe superar el luto y la depresión. Y créanme, por largos que se hagan algunos pasajes o repetitivas algunas de las tumbas donde se busca la información, el auténtico desafío es ese, empatizar con el personaje y superar nuestro dolor. No es un misterio que parte del mensaje del videojuego vaya sobre afrontar el pasado y deambular por tumbas para recordar lo que es una vida, que tengamos a personajes marcados por el dolor como la antigua maestra Jedi renegada (Cere) o su pupila Trilla.
El viaje que realiza Trilla es el mismo que podría haber realizado Cal. Kestis le da una oportunidad de redimirse, pero Trilla se ve acosado por los demonios de su pasado. Mediante un plano subjetivo y mediante un flashback, vemos cómo otros Padawan mueren cuando ella se quedó sola protegiéndolos tras que su maestra la dejase. A partir de ahí, ha elegido un camino y se niega a cambiar pese a que se le presente una oportunidad. Rechaza salir del pozo y la Sombra, ese Darth Vader que se asume como la oscuridad imparable, acabará devorándola.
Cal Kestis se enfrenta a Trilla. Fuente. |
En cierto segmento del videojuego, viajamos hasta el planeta Dathomir, donde antaño habitaron las Hermanas de la Noche. Su Madre fue la auténtica madre de Darth Maul, al que entregó al Emperador como ofrenda. Asajj Ventress fue otra hija de Dathomir que se convirtió al Lado Oscuro como aprendiza de Dooku hasta que el Emperador ordenó su muerte y Dooku la traicionó (recordemos la regla de dos de los Sith que impide que haya más de un maestro y de un aprendiz). Grievous, Dooku y las fuerzas del Lado Oscuro exterminaron a las Hermanas de la Noche y condenaron al planeta. Buscando una reliquia en él, Kestis conocerá a la última Hermana de la Noche que se ha mantenido con vida: Merrin, quien, al principio, desea vengarse de los Jedi, pensando que ellos aniquilaron a su pueblo.
La derrota en Dathomir lleva a que el sable de Kestis sea roto, la antigua arma de su maestro ("un arma para tiempos más civilizados", como decía Obi-Wan), y, al romperse, él mismo deberá construir un nuevo sable y reconstruirse a sí mismo. Lo logrará tras superar en una serie de flashbacks y visiones a las imágenes que le dicen que él tuvo la culpa de todo. Y será allí donde Kestis decida dar una posibilidad a Merrin y, lejos de responder con la ira representada por antiguos Jedi como Mace Windu, darle una oportunidad para que se redima. Oportunidad que Merrin acepta para que ambos hagan frente a Taron Malicos, el antiguo Jedi que busca poseer los secretos de la Hermana de la Noche, que se ha corrompido para convertirse en un monstruo y que representa todo lo malo de los últimos días de la Orden Jedi, aquello que Cal, como héroe, deberá negar.
Cal Kestis contará con la última hermana de la noche: Merrin como aliada. Fuente. |
Pero ¿qué hay sobre la metáfora final? Vader representa al final, con su sombra, a todos esos monstruos que podrían hundir a Kestis y algunos van más allá de monstruos, inquisidores o Sith, algunos son la representación más absoluta del Lado Oscuro: la tristeza, la ira, la rabia, la derrota... La depresión.
Kestis, cuando se mira en el espejo (como símil de la escena de la
cueva de Dagobah de El Imperio contraataca o Los Últimos Jedi), ve una versión
suya que podría acabar fracasando al enseñar a nuevos Padawan y él mismo se
transformaría en lo que más odia: un inquisidor, un sirviente del Lado Oscuro.
Por eso, al final, decide romper metafórica y literalmente con su pasado al
destruir el holocrón que ha estado buscando desde el principio. No quiere ser Trilla. No quiere ser Vader. No quiere ser lo peor de sí mismo.
Kal Kestis enfrentándose a una de las inquisidoras. Fuente. |
Decía el maestro Luke Skywalker que el destino de un Jedi era enfrentarse al miedo. Pienso que es el destino de todos nosotros, ya que, como Cal Kestis, podemos hundirnos. Eso no hace que no seamos héroes. Ser vencidos no nos convierte en débiles. Que nunca caigamos no nos hace más heroicos. En realidad, lo que nos transforma en héroes es que, aunque caigamos, volvamos a levantarnos. Kestis comprende todo esto a lo largo de su historia y será en el instante en el que supere su pasado, en el momento en que vuelve hacia él (desde Dathomir a Zeffo, el planeta donde empezó todo) cómo Kestis se convierte finalmente en un Caballero Jedi y completa la primera parte del viaje del héroe, ese trazado de Joseph Campbell a través del llamado monomito de El héroe de las mil caras, que tanto influyó a George Lucas en la concepción original de la saga.
Algunos suelen fruncir el ceño y alzar una ceja con desdén considerando que los videojuegos no son arte y que ni siquiera Star Wars lo es. Bueno, están en su derecho (de estar equivocados... Es broma). El arte sirve para expresar sentimientos, pero también para conmover al espectador. En innumerables ocasiones, Star Wars me ha conmovido y, como ya comenté, durante el último año me devolvió la fe. Ahora, con Fallen Order, también he sentido cómo la interactividad del videojuego (y creo que todo arte es interactivo en tanto en cuanto los receptores participamos en él), también me ha ayudado. Pienso que si una obra logra hacer que seas un poco más feliz, pleno, reflexivo o lo que sea, ya ha valido la pena.
Puede que si has llegado hasta aquí, pienses que me gusta darle muchas vueltas a las cosas (es cierto) y coger con pinzas algunas cuestiones para encontrar dobles o triples lecturas (se nota que empiezas a conocerme). Puede que así sea. Creo que parte de la gracia de obras como Star Wars es buscarle y encontrarle nuevos sentidos e interpretaciones, como si fuese una especie de caleidoscopio que muestra imágenes que solo nosotros entendemos. Cuando he recorrido el viaje de Cal Kestis, he recorrido con él también un viaje desde lo más oscuro hasta la esperanza representada con la ruptura con el pasado y el inicio de nuevos tiempos. Y si he visto eso y me ha servido, bienvenido sea. Solo aguardo que más lo encuentren en el camino del Jedi... o en el camino de nuestras vidas.
Un camino que no ha hecho más que empezar.
La historia de Kestis no ha hecho más que empezar, pero por ahora ha caído... y se ha alzado. Fuente. |
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