Pienso que todos estamos de acuerdo en un punto: queremos que 2020 se acabe. No ha sido un buen año y, si no lo digo más alto, es por temor a que 2021 sea peor. Sin embargo, si con algo me quedo de estos doce meses, es con haberme reencontrado con Star Wars.
En las últimas semanas, la saga ha
vuelto a su máxima popularidad, en parte, gracias al éxito de The
Mandalorian, una serie fantástica que ha obrado el milagro: devolvernos
la fe. La historia del cazarrecompensas reconvertido en un lobo solitario y su
cachorro ha hecho que la obra creada por George Lucas se expanda en varios
formatos y el público regrese a ella, como si fuese un viejo amigo. Por
supuesto, porque todo tiene su lado oscuro, muchos han encontrado en esto un
motivo más para criticar una saga que trae tanta ilusión a varias generaciones.
No importa lo que chillen algunos, la felicidad de otros es ensordecedora.
La palabra final de Rogue One,
pronunciada por la princesa Leia, era «esperanza»… y qué maravilloso acierto es.
Porque mientras que algunos piensan que Star Wars son solo navecitas,
espadas láser y paiumpaium, otros sabemos que Star Wars posee un gran mensaje
que podríamos llegar a concretar en esa palabra: esperanza.
El pasado viernes, con el final de
la segunda temporada de The Mandalorian (que bien podría ser un
final de toda la serie), muchos recuperamos esa sensación de maravilla y
asombro que sentimos la primera vez que vimos Star Wars.
Considero que si muchas generaciones siguen conectando con estas películas y su
universo expandido es por su mensaje, un mensaje más que necesario en tiempos
oscuros y 2020 ha demostrado ser un año más que tenebroso.
En Star Wars. Los archivos (Episodio IV-VII 1977-1978), Paul Duncan recoge la siguiente declaración de George Lucas sobre la importancia de los héroes para los más jóvenes (el público para el que está orientada la saga, no lo olvidemos):
«Me encantan los jóvenes, y creo que las películas son realmente para los más jóvenes porque pueden ayudarlos a moldear sus vidas. Una gran cantidad de chicos que estaban realmente perdidos me dijeron que Graffiti [American Graffiti, su primera película] les había dado algo a lo que aferrarse. Creo que demasiados jóvenes sienten que la vida es deprimente. Hablo con muchos de ellos, y no tienen héroes, no tienen a un Buck Rogers, a nadie a quien puedan mirar y decir: «eso es lo que quiero ser cuando sea mayor». Necesitan a alguien más grande que la vida al que puedan admirar, alguien que no tenga miedo a salir y enfrentarse a los problemas. Necesitan… bueno, una visión romántica, una sensación de posibilidades ilimitadas. Necesitan activarse y encontrar la aventura en sus vidas».
The Mandalorian triunfa porque más allá de basarse solo en la propia saga, toma los elementos de las obras originales que inspiraron a Lucas: la space opera, el western, el cine de samuráis… y lo más fundamental: no olvida su humanidad. Sí, tenemos a un cazarrecompensas de brillante armadura, una guerrera que perdió su planeta, un bandido reconvertido en honesto gobernante, alienígenas y un pequeño bebé verde, pero en cada uno de ellos hallamos reflejos de nosotros mismos. Ver The Mandalorian es recordar todo aquello que nos gustaba del Star Wars original, sin olvidar algo muy importante: la redención.
Si bien Star Wars es
una saga que trata sobre la orfandad y la pérdida (todos, al fin y al cabo, somos
o seremos huérfanos), sobre la familia y los amigos, sobre la paz y el odio,
también es una historia sobre la capacidad de cambiar. Din Djarin, nuestro
protagonista, comienza un viaje del héroe a lo Joseph Campbell que le
hace transformarse a lo largo de su aventura gracias al elemento del Niño, que
le transfigura al recordarle quién fue él: un crío que perdió a sus padres y se
quedó solo en medio de la violencia. Si él protege al Niño, se protege a sí
mismo, se salva como los mandalorianos lo salvaron a él. Y, a lo largo del
viaje, Din pasa por toda serie de acontecimientos que hacen que su contradictoria
personalidad se redefina y sea capaz de quitarse la máscara. Del mismo modo, Cara
Dune pasa de ser una mercenaria que fue una soldado de Alderaan que perdió
todo a convertirse en una justiciera marshal. A su vez, lo vemos con el
personaje de Mayfield, que nos presenta cómo es el auténtico juego de la
galaxia y, pese a su cinismo, es capaz de volver a hacer algo que considera
justo: exorcizar sus demonios del pasado. No olvidemos tampoco a Greef Karga,
sanado por el niño, y curado incluso tras haber sido un corrupto durante mucho
tiempo. Y tampoco dejemos de lado a Cobb Vanth, superviviente del
desierto, que como una figura mesiánica vagó hasta encontrar el elemento
mítico. Y es que de la muerte siempre se vuelve cambiado, como vemos en Fennec
Shand, Boba Fett o en la mismísima Ahsoka Tano, que va camino de ser
Ahsoka la Blanca (la Gandalf de Filoni)…
Por tanto, Star Wars llega a jugar
con elementos míticos, como ya hiciera la cinta original del ‘77: la lanza
representa al viejo caballero andante, la armadura mágica es un don de los
antiguos, el casco representa la máscara del héroe, ser devorado por un dragón
(Krayt) supone el mismo cambió que sufre Jonás tras ser tragado por la ballena
(y que es una especie de extraño reflejo de lo que le ocurre a Boba Fett,
personaje del que surge Mando)… No es sencillo descifrar este mar de
símbolos, pero soy de aquellos que considera este ejercicio como algo
profundamente estimulante. A menudo, la mitología se descubre mediante el
estudio de interpretaciones o diccionarios; personalmente, me quedo también con
los análisis del podcast de La fosa del rancor, por ejemplo, que
siempre aportan nuevos significados a la obra. Y es que en Star Wars,
siempre hay cabida para nuevas interpretaciones, más allá de las conversaciones
de las películas de Kevin Smith o ese diálogo del último capítulo donde
un soldado imperial da su punto de vista sobre la destrucción de la Estrella de
la Muerte. Es la riqueza de la saga.
Todo ello para decirnos, mediante
símbolos y metáforas, que todos podemos cambiar, que todos los que hemos
soportado un gran dolor podemos alzarnos y decir que nadie más lo sufrirá mientras
nosotros estemos ahí, como decía el Doctor de Peter Capaldi en Doctor
Who. Puede que eso sea ser un héroe: ser aquel que impide que los
demás sufran como él ha sufrido.
Star Wars y The
Mandalorian tienen interpretaciones a varios niveles. También hablan
sobre la libertad y la tiranía, la rebeldía y el conformismo, el normal y el
diferente, el héroe y el villano, la tragedia y la esperanza… Podríamos
hablar de sus influencias de la mitología griega o los dramas históricos de
samuráis. Podríamos atisbar cómo esta saga influyó a muchas otras y marcó a una
generación que ha continuado contando historias con esta aventura que George
Lucas hizo para los niños (y para niños grandes, aquellos que todavía
mantienen la esperanza). Y no, esto no es ofensivo.
Hace poco, alguien dijo que si a un
adulto le gustaba Star Wars, debía ir a hacérselo mirar al médico. No
hablaremos de un mal juego de palabras en tiempos de pandemia, pero sí podríamos
hablar de aquello que defendió James M. Barrie con Peter Pan: que
todos debemos recordar cuando éramos un crío. Por mucho que un nihilista
intente quedarse con lo que le guste de Nietzsche, el filósofo alemán veía la
versión más pura del superhombre en un niño despojado de la falsa moral, del
miedo, de los prejuicios. Quizá sí, debamos volver a ser ese niño que
todavía tiene esperanza en una época sombría.
Y es que todo tiene su reverso tenebroso. Hay seres que se catalogan de fan (¿o simplemente fanáticos en el peor sentido de la palabra?) que buscan estropear la experiencia a otros, ya sea mediante spoilers o mediante comentarios hirientes. También hay otros que dicen que les gusta Star Wars, pero, en realidad, odian toda la saga y solo se quedan con lo malo. No olvidemos aquellos que odian Star Wars y dicen ser superiores por ello. Muchos de ellos se han dejado llevar por el odio. Imagino que cuando ven las películas, son de los que van con el Imperio sin comprender lo que significa esta alegoría de Lucas. Creo que es fácil dejarlos de lado.
Puede que algunos solo quieran
oscuridad. Pienso que yo ya estoy harto de ella; llevo un año en las
sombras. Quizá tras esta pandemia, lo que necesitemos sea luz, luz al final de
este largo túnel. El magnífico escritor Ray Bradbury decía que si un
escritor te quería hacer vomitar, debía darte también una palangana; es decir,
que, si te hacía sufrir, también te debía dar algo para no dejarte sumido en la
desgracia, para poder llevar a cabo el proceso de catarsis que comenzó a
definir Aristóteles en su estudio de la poética. Hoy, más que nunca,
como escritor, profesor de Lengua y Literatura, juntaletras y, en resumen,
letraherido, lo pienso más que nunca: necesitamos ESPERANZA.
Star Wars, con sus Jedi, Sith,
mandalorianos, cazarrecompensas, princesas, robots y perdedores, representan
algo muy importante: la capacidad de volver a empezar, la capacidad de tener ilusión,
y eso en un mundo hundido como este, es un regalo irrechazable, como aquel que
nos hizo a todos George Lucas en 1977 y que acabaría llevando por título… Una
nueva esperanza.
«Respondemos a la ira con sabiduría. Respondemos al miedo con imaginación. Respondemos a la guerra con esperanza. Cada uno de nosotros es importante. Alderaan sobrevive»- La princesa Leia de Waid y Dodson.
¡Hey!
ResponderEliminarCreo que tienes toda la razón, no ha sido el mejor año, pero al menos hemos tenido las series se Star Wars, como Mandalorian, Clone Wars, Rebels que nos han dado un año un poquito mejor.
Viendo la series me he enamorado de Star Wars, de su riqueza, los personajes, las series como Mandalorian, Clone Wars o Rebels me parecen maravillosas y he disfrutado muchísimo viéndolas. Ahora lo que necesito es un maratón de todas las películas de Star Wars en orden, para así verlas con toda la información y las que cosas que he aprendido de las series.
Me parece terrible lo que nos comentas de que hay gente que piense que si eres adulto y te gusta Star Wars tienes un problema, es una ridiculez y seguramente los que de verdad tengan un problema, son las personas que comentan eso.
Creo que tienes toda la razón cuando dices que lo que se necesita ahora es esperanza como decía Leia, las historias oscuras están bien, pero no por añadir historias tristes, tenebrosas y demás sean de mejor calidad. Lo que necesitamos son historias más brillantes, que nos transporten a mundos nuevos que nos aporten esperanza.
Me alegro de que estés disfrutando de esta nueva época de Star Wars, con lo nuevo anunciado vas a tener material de sobra para redescubrir esta saga.
Me ha gustado mucho el post =) ¡Que la fuerza te acompañe!
¡Hola, Elsbeth!
EliminarCreo que tenemos muchísima suerte de contar con Star Wars en unos tiempos tan convulsos como estos. Han hecho que este horrible año sea más soportable y que no olvidemos que queda esperanza.
Me alegra saber que te has enamorado de Star Wars. Es la primera saga de la que fui realmente fan y estos meses han representado un nuevo hermanamiento con la saga (para mí). Tengo ganas de que sea martes para empezar el maratón "starwarsero" de estas Navidades y olvidarme un poco de lo peor de la realidad.
Sobre esa gente que piensa que si eres adulto y te gusta Star Wars, estás enfermo, no deja de ser un comentario de alguien que busca "caso". Como todo niño con una rabieta, es mejor dejar que se desahogue y no prestarle demasiada atención.
En cuanto a la esperanza, muchos la menosprecian, pero ¿qué sería de nosotros sin ella? La necesitamos. Y creo que Star Wars nos la ha dado en incontables ocasiones.
Sin duda, vamos a tener un par de años con muchísimas cosas buenas... ¡No me cabe ninguna duda!
Muchas gracias por tus palabras hacia mi post y... que la Fuerza te acompañe.
Hay una especie de madurez, que consiste en una incapacidad para comprender las ficciones, de captar todo el trascendental trasfondo de una historia. Como el desprecio que tuvo la ciencia ficción, por no ser canon.
ResponderEliminarY hay en esta space opera, de la trilogía original, la precuela. Una gran mística. Y parece que esta serie. Acabo de leer una reseña elogiosa.
Me gusta lo oscuro, pero no está mal un poco de luz. Algo que creo que le falta algunas historietas, que parodian a los superhéroes, como The Boys. Que si tienen la serie, que es una buena adaptación, con dos temporadas. Y la promesa de una tercera.
Que la fuerza te acompañe.
¡Muchas gracias por tu comentario y por compartir tu opinión, compañero! Que la Fuerza te acompañe.
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