Ilustración que hace referencia al cuento que da nombre a este libro. Fuente. |
"Por desgracia tanto el título como el autor de este
improbable libro no son del conocimiento público"- Joe Hill.
Estaba leyendo hace poco la colección de cuentos de terror de Fantasmas (20th century ghosts), escrita por Joe Hill (NOS4T2, El traje del muerto) como quien no quiere la cosa (me lo compré a saldo, hace unos años). Lo leía un poco entre la desgana de haber terminado un libro y el sentimiento de estar a la espera de otro, cuando me topé con La máquina de escribir de Scheherezde.
La idea de la escritura de este relato proviene de que Hill había visto a escritores como Neil Gaiman incluir historias en las introducciones de sus libros, pero ninguno en los agradecimientos y así surgió este cuento que acompaña las últimas páginas de Fantasmas.
Y es que la máquina de escribir está encantada y el escritor tenía muchas historias que contar antes de morir y, de ahí, empiezan a surgir nuevos cuentos, relatos y manuscritos que terminan en las manos de su hija.
El mundo no llega a creerse la historia de esa vieja máquina de escribir que empieza a quedarse sin tinta y menos cuando empieza a fallar y la última puerta para ponerse en contacto con el escritor se rompe. Puede ser reparada, pero no será lo mismo.
Otra imagen que sirvió de portada e ilustración
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Un par de páginas le sirven a Joe Hill para tejer esta pequeña historia con un punto de partida interesantísimo, la máquina de escribir encantada de un escritor muerto, que bien me hace recordar aquel capítulo de The Magicians donde se visitaba la casa encantada de un escritor. Y es que la ficción y las vidas invertidas en esta, pueden regalarnos interesantes reflexiones sobre lo que significa estar vivo. O no.
Seguramente, su lectura por separado de la colección no resulte tan llamativa como dentro de su contexto, cuando viene acompañada de otras historias de terror interesantes, escritas por el hijo de Stephen King, y donde esta historia sirve como carta de amor para el género. Puede que no sea lo mejor que ha escrito Hill, pero sí es un buen broche y final para ese libro de relatos entre el terror y lo fantástico que publicó allá por 2005.
No sé que nos deparará lo que venga después de la vida si es que tiene que venir algo, pero espero que aún queden máquinas de escribir que quieran recibir la historia de un escritor fantasma.
Parece haber una influencia paterna, porque me recuerda El procesador de texto de los dioses, de Stephen King. O será que algunos temas se escriben una y otra vez.
ResponderEliminarPuede ser. La idea del escritor y su trabajo puede llegar a fascinar al propio autor si sabe qué lupa aplicar a la hora de juntar palabras.
Eliminar¡Gracias por tu comentario! ¡Saludos!