La tormenta estalla y nosotros nos perdemos en ella. Fuente. |
Hasta
hace un tiempo, pensaba que no existía un pasado oscuro en torno al lugar en el
que vivo. Me refiero a que si pensáis en lugares como Londres, surgen cientos
de historias de fantasmas, hechos reales como Jack el Destripador, personajes
ficticios como Sherlock Holmes… En cambio, si piensas en Tenerife, por culpa de
algunos movimientos y la falta de conocimiento sobre nosotros mismos (o por ser como soy), parece
que no hay nada extraño o digno de aparecer en una historia… Hasta
que investigas un poco.
No
me había percatado de lo difícil y, a la vez, fácil
que puede llegar a ser escribir una historia que transcurre en el lugar en el
que has vivido toda tu vida. Hacer que tus personajes vaguen por las
callejuelas por las que tú has vagado, con nombres tan pintorescos como el
Callejón del Miedo (en Santa Cruz de Tenerife) o hallas pequeñas ciudades deshabitadas que fueron construidas para enfermos de lepra, al principio cuesta, pero
luego, a medida que te familiarizas, parece que le encuentras un sentido a
ello.
Poseemos
una cultura; escritoras como Agatha Christie pisaron nuestra tierra y fuimos
uno de los refugios del surrealismo, el vanguardismo… Poseemos escritores
canarios lo suficientemente interesantes, grandes artistas que merecen ser
descubiertos. ¿Por qué no queremos verlo? ¿Por qué nos han negado verlo? Somos
algo más que un bonito paisaje, buen clima y buena comida. Todo eso se
agradece, pero poseemos una cultura que escapa de los clichés que algunos han
intentado apuntar hacia nosotros.
Aunque
creo que la historia que intento concebir (si llega a algún lugar) transcurrirá
más en La Laguna (quizás por ese eterno frío, su aire universitario, su
antigüedad… por mí mismo), quiero buscar lo que significa para mí escribir sobre un sitio donde me he criado. Alan Moore hablaba de la
importancia de la psicología de los lugares, de cómo los hechos influyen y
marcan los sitios que tocarán a los que los pisen más adelante (como en una
especie de gran ciclo). Él se ha dedicado a explorar durante toda su vida la
enorme Northampton, ya sea en La voz del fuego o Jerusalén, su novela más
reciente. A mí (y espero que no suene arrogante) me gustaría intentarlo.
En
una interesante entrevista, con motivo de la publicación de El Laberinto de los
Espíritus, Carlos Ruiz Zafón comentaba que escribir sobre Barcelona, después de
estar un par de años buscando alejarse de ella con obras como El príncipe de la
niebla, fue como reencontrarse con un personaje, más que con un simple
escenario. Yo mismo reconozco que he estado demasiado enfadado con este lugar,
igual que en ocasiones te enfadas con tus padres porque sí. Quizás, ahora que
miro a sus crepúsculos de otra manera y veo sus amaneceres mientras transito
sobre calles mojadas, siento que estoy conociendo a alguien, a un personaje más
que un escenario, a una tierra que ha visto a héroes y villanos de carne y
hueso, que bajo la fina capa de lluvia puede surgir la sangre y tinta de los
personajes y sucesos imaginarios.
Recientemente, por cierto, iba al trabajo mientras me empapaba por la lluvia y eso me hizo pensar en todos
esos personajes a los que hecho vagar bajo tormentas en mis historias. Imaginé
que debían estar riéndose de mí, mientras las cuentas quedaban por fin saldadas
tras tanto tiempo. Ahora, no sé qué pensarán los que están por llegar.
Durante
años, Stephen King ha escrito sobre Maine como enclave para muchas de sus
historias, donde ha incluido ciudades como Derry que han sido perfectas para su
historia. En la película Jóvenes ocultos, Santa Carla, por mucho que fuera
imaginaria, me parecía un lugar genial para esa gran aventura. ¿Y qué decir de
Neil Gaiman y cómo narró su regreso al lugar donde vivió en la niñez, en Elocéano al final del camino? Esos sentimientos, ese paisaje, esos personajes…
Anhelo encontrar eso, como puede que el propio Ulises desease volver a ver
Ítaca.
Si
alguien me hubiera dicho hace un año que la idea de escribir una historia que
transcurriese aquí pasaría por mi mente, seguramente, me hubiera quedado algo
desconcertado, ya que siempre he sido de inventarme mis propios escenarios o
buscar lugares lejanos sin nombre. Al principio, cuando escribía en 2007, sí,
mis historias acontecían aquí y sé que es irónico tener vampiros en unas islas
famosas por el sol, pero… Ahora, que el año 2016 termina, todo es un reto,
entre buscar mapas, caminar por donde caminarán mis personajes, documentarme e
intentar hallar el espíritu de Santa Cruz, La Laguna y tantos otros lugares de
Tenerife, ese lugar al que he llegado a llamar, con la arrogancia y tontería de
un adolescente, Azkaban, mi Azkaban.
No
sé adónde me llevará este viaje a la esquina de mi casa, pero sé que será un
breve camino que me gustará emprender mientras la tinta convierte a la página
en blanco en el soporte de los sueños que anidan en las tierras que aguardan
allende de los mares.
Y es aun más dificil con lugares como Hurlingham. Aunque ha sido un ambito de un grupo como Sumo y sus desprendimientos, no tiene la épica de otros lugares. Ni siquiera hubo una fundación.
ResponderEliminarAunque tal vez se me ocurra algo.
Saludos.
Quizás, solo hay que profundizar más en las raíces para encontrar esa historia. Allá donde se vive, hay historias que valen la pena ser recordadas. Solo que, a veces, se esconden bien.
Eliminar¡Gracias por el comentario! ¡Saludos!
En un artículo de Arturo Pérez-Reverte, mencionaba algo que llamaba "turismo analfabeto"; no sé gran cosa del turismo, pero la gente tiende a fijarse poco en lo que le rodea. A mí me pasa; conozco más cosas de fuera que de este país, entre otras cosas porque hace años tenía el prejuicio de "el cine español es una mierda".
ResponderEliminarSuele pasar. Es algo así como un enfado juvenil, pero si luego te pones a rebuscar, quizás alguna historia sale, alguna brota, que valga la pena. No obstante, tampoco creo que haya que poner muchas fronteras... Lo bueno del mundo actual es que somos ciudadanos del mundo y no hay barreras, podemos buscar información sobre cualquier lugar y demás... ¡Gracias por el comentario! ¡Saludos!
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