Recupero este texto que escribí sobre Laura Gallego y Memorias de Idhún el año pasado, porque me lo pasé lo suficientemente bien al escribirlo. Espero que os guste.
Memorias de Idhún, una obra que ha marcado un antes y un después en la literatura juvenil española. Fuente. |
Candiles que se iluminan en la oscuridad, ¿almenaras o fuegos fatuos? La literatura se asemeja al campo de la noche para muchos lectores y escritores en ciernes que buscan un autor que dé fulgor a su sendero. Desde hace más de una década, Laura Gallego es una de esas luces.
Esta escritora valenciana es también un símbolo de la literatura juvenil dentro y fuera de España.
Desde que era una veinteañera que compaginaba sus estudios de filología con la creación de mundos, ha conseguido destacar no solo por los premios (entre ellos dos del Barco de Vapor, por Finis Mundi y La leyenda del Rey Errante), sino por la cercanía con sus seguidores y el revuelo que ha levantado en la comunidad lectora española.
Los tres protagonistas de Memorias de Idhún en su versión cómic. Fuente. |
Haciendo frente a los datos que sitúan España como uno de los países que siempre tiene un suspenso en cuanto a educación (baste ver los datos del último Eurostat en relación a este tema), Laura Gallego ha logrado convertir en lectores a una generación de jóvenes que reciben estímulos que van más allá de la (aparente) eterna enemiga de los libros, la televisión: videojuegos, películas, móviles, chats, tablets… Es comprensible, el mundo cambia y la tecnología les atrae, incluso a la lectura o el entretenimiento, de una manera distinta, pero la prosa de esta autora sigue acercándolos a algo tan antiguo, pero a la vez tan imperecedero, como la magia impresa en papel, un libro.
Y ahora se cumplen diez años (a finales de 2015, once) de la obra que marcó un antes y un después en la literatura española, ya fuera por el fervor de los fans, el cumplimiento de Laura Gallego a la hora de concluir su obra y la estrategia de la editorial SM: Memorias de Idhún, que se consagró como parte de nuestro paisaje de las letras. El libro #soyidhunita del Cronista de Salem nos sumerge, a modo de documental, en cómo se creó esta obra que ha conseguido un éxito que ha roto cualquier límite conocido en nuestro país. Un resplandor más del candil.
Problemas de la adolescencia en un par de viñetas. Fuente. |
Adolescencia en un mundo mágico
Memorias de Idhún relata las gestas en torno a un reino fantástico, amenazado por una guerra ancestral entre sus razas, que podría suponer el fin de todo, mientras Victoria, Jack y Christian, los protagonistas, se enfrentan a ese caos y a otro de una escala similar: ser adolescentes; con todo lo que ello conlleva, desde odios ciclópeos hasta amores destructivos, además de traiciones, luchas y batallas contra otros y contra ellos mismos. Hay una serie de lugares colosales en Idhún, pero también hay antihéroes convertidos en ídolos del rock. Así se entiende.
No es de extrañar que en esta metáfora de lo difícil que es ser joven dentro de un enclave fantástico, un ingente número de lectores, cada vez más homéricos, se hayan atrevido a cruzar la puerta e ir a Idhún.
Y se comprende la conexión. La escritora imaginó gran parte de su obra durante la adolescencia, cuando ya soñaba con lugares de varios soles y lunas, donde verter toda esa fascinación ejercida en ella por libros como La Historia Interminable de Michael Ende, El último unicornio de Peter Beagle, las obras de Margaret Weiss y Tracy Hickman (conocidos por las Crónicas de la Dragonlance que tantos abrazamos durante nuestra adolescencia) o la serie de dibujos Dragones y Mazmorras. Gallego nunca ha ocultado estas influencias, al igual que su deseo de contar una historia dirigida a un público joven, donde a veces la balanza hacia los sentimientos desmedidos puede tambalearse mientras el lector continúa con la aventura.
Varias de las obras de Laura Gallego. Fuente. |
La creación de un éxito
Si regresamos a 2004, cuando se publicó la primera parte (La Resistencia), nos encontramos a la editorial SM buscando un próximo éxito, una saga elaborada por un autor nacional, con el que seguir el efecto de Harry Potter. Por ese entonces, y desde hacía varios años, J.K. Rowling ya era la ama y señora de un mercado editorial que se entregaba a los más jóvenes; colas interminables, adolescentes y no tan adolescentes disfrazados y conversaciones interminables sobre Hogwarts, magia y aventuras se entrecruzaban, acaparando algo más que los medios de comunicación.
El fenómeno fan, tan extendido dentro del cine con películas como Star Wars o El Señor de los Anillos, daba su salto, por medio del deseo de los aficionados, a las librerías. ¿Cuánto podría aguantar todo este afecto? ¿Cómo podría el mar editorial, siempre revuelto, aprovecharse de esta coyuntura?
SM propuso a varios escritores el reto: "hacedme la primera saga fantástica nacional de éxito". Pero la mayoría de los juntaletras no cumplió con las cotas de originalidad que buscaba la editorial.
La mirada de los encargados de concebir esta victoria recayó en Laura Gallego, que ya había publicado diversas obras como la reconocida Crónicas de la Torre; aún siendo una joven promesa que ya empezaba a consagrarse por medio de los galardones y el reconocimiento de su obra. ¿Podría hacer frente a esta odisea?
Cómic que adapta Memorias de Idhún. Fuente. |
La escritora pensaría en dos de sus proyectos Octavio y el Desafío de Zhur (disponible gratis en su web) y en Idhún y, por azares del destino, fue la segunda la que llamó la atención de SM, pese a que la autora la consideraba demasiado personal. Aquel mundo, que nació un par de años antes y que pasó de ser Dhun a ser Idhún (por el parecido en la pronunciación a la famosa Dune de Frank Herbert), se convertiría en un portal hacia un universo nuevo donde varios personajes que Laura creó a lo largo del tiempo tomaron vida y se convirtieron en el espejo de un público ansioso de encontrar una aventura.
En 2004 se publicaría la primera parte, La Resistencia, con un número de copias lo suficientemente alto como para que algunos temieran que no funcionase y los libreros lo devolviesen ante el imparable fenómeno, por aquel entonces, de Eragon de Christopher Paolini. Por suerte para la editorial, la escritora y los primeros idhunitas, las recomendaciones entre los lectores levantaron las ventas.
En 2005, le siguió el segundo volumen: Tríada. La campaña de marketing continuó ampliando los expositores, llevando a la escritora por toda la geografía española (en algunas provincias con más de una visita) y haciendo que gran parte de todo lo hecho por SM resultase nuevo. La clave era tender la mano al lector y ofrecerle un pasatiempos que consiguiera que los libros no resultasen montones de polvo aburridos.
En 2006, Panteón vio la luz y, con esta tercera obra, el final de una saga que dejó huérfanos a unos lectores que disfrutaron de unas hazañas dignas de fantasía y las tramas adolescentes de los protagonistas. Memorias de Idhún ya era parte del panorama literario español y el filón seguiría varios años más, haciendo que la gente siguiera acercándose a aquellas novelas sobre dragones, unicornios y serpientes aladas.
Parece casi un milagro que una escritora en medio de una saga cumpla con las fechas de entrega. Hoy, que nos vemos presas de la fecha de publicación de secuelas o conclusiones que nunca llegan (¿dónde está el final de El nombre del viento?), que perdemos los nervios esperando (¿para cuándo el próximo de Canción de Fuego y Hielo?), Gallego demostró su valía al concluir el proyecto, escribiendo durante madrugadas en las que decidió que sus lectores se merecían conocer su trilogía durante un tiempo ya estipulado, sin retrasos ni volúmenes partidos.
Fórmula triunfal
El caso de Memorias de Idhún y Laura Gallego marca una especie de rumbo dentro del mercado editorial, si es que este funciona de alguna manera que se pueda desentrañar. Podría escribir una fórmula:
AUGE DE UN GÉNERO + PÚBLICO DESEOSO DE ESE GÉNERO + EDITORIAL QUE SABE DE ESE BOOM + AUTORA QUE CUMPLE CON ESE GÉNERO + CAMPAÑA DE MARKETING = UN ÉXITO
Pero esto es una fórmula estéril y seguramente incierta. El mundo artístico, por suerte, no funciona por medio de reglas, esas están hechas para ser quebradas, como se suele decir, y la literatura lo demuestra cada cierto tiempo. Puede que en el horizonte parezca que veamos un inminente éxito, pero este puede hundirse en el fracaso más absoluto. De repente, puede llegar una autora como Laura Gallego y convertirse en un ejemplo para toda una generación de escritores que buscan lo que siempre han buscado la mayoría de los juntaletras: conectar con su público.
Y es que, vendiera lo que vendiera, insisto en que tiene mérito que muchos jóvenes consigan iniciarse a la lectura con obras como Memorias de Idhún.
Lejos del tema de la calidad, apreciable según cada cual, que un chaval decida leer un libro de más de cuatrocientas páginas y vaya hilando con otras obras a lo largo de su vida, es un logro increíble y Laura Gallego puede fardar de ello, aunque seguramente prefiera seguir escribiendo nuevas historias que compartir con su público.
Aparte, una campaña publicitaria no puede mantener eternamente un libro en las estanterías y mientras que otras obras han ido desapareciendo, la historia de Victoria, Jack y Kirtash sigue en las librerías con sus diferentes versiones, ya sea en novelas divididas en vólumenes, en el tocho que todos conocemos o incluso en cómic.
Con el tiempo, a Memorias de Idhún no le han faltado detractores que la han calificado de muchas maneras (en su mayoría despectivas), tildándola de "copia" o ser el Crepúsculo para los fans del género de la fantasía. Sin embargo, los idhúnitas persisten, yendo detrás de obras como esta o la reciente la Enciclopedia de Idhún, además de los calendarios, los tebeos...
El apoyo a Laura Gallego no ha menguado, ya sea en su conocido foro o en las redes sociales como Facebook, Google + o Twitter, y la autora no ha cesado de sacar nuevos proyectos como La emperatriz de los étereos, Donde los árboles cantan o Todas las hadas del reino. A lo largo de diez años, la comunidad idhúnita sigue creciendo bajo innumerables soles y lunas, a través de historias que comenzaron y terminaron, de dibujos, de sueños, de dudas, de esfuerzo.
Laura Gallego ha sido parte de un fenómeno que, lejos de ser una mera moda, persiste entre los más jóvenes (e incluso no tan jóvenes). No descarta volver a Idhún, aunque no sea con los protagonistas de la trilogía. Es un mundo enorme donde siempre quedan historias que contar y cientos de seguidores esperarían retornar sin pensarlo dos veces.
En definitiva, tenemos la oscuridad y la confusión cultural de los tiempos convulsos que vivimos, pero también tenemos un candil del fenómeno idhúnita de Laura Gallego para alumbrarnos a través del mundo creativo, el editorial y el deseo inapagable de contar historias por medio de la magia escrita. Eso aquí y ahora, en cualquier lugar y dentro de diez años o más, no podrá cambiarse. Estará ahí siempre.
Una de las obras más recientes de Laura Gallego: Omnia. Fuente. |
Me gusto la inclusión del video de como se hace la historieta. Interesante que se combine el dibujo a lapiz y microfibra con lo digital.
ResponderEliminarSaludos.
Echa un vistazo a la web del estudio. Tiene algunos vídeos y trabajos muy interesantes.
Eliminar¡Saludos!