El cielo es tan inmenso que la idea de que un día todas las estrellas se apaguen y ni siquiera exista el firmamento que contemplamos nos parece imposible. Fuente de dominio público. |
Entre la gripe que tengo encima desde el domingo (que me está haciendo pensar que pronto empezaré a soñar con Randall Flagg) y que hoy es el Día de los Inocentes y lo que menos me apetece es estar de broma, me veo escribiendo esta entrada a esta hora para cumplir uno de esos propósitos que váyase a saber muy bien por qué los hago (sí, quería publicar todos los días de este año y estando tan cerca el final...). Así que, bueno, qué asco de 2016 en cuanto a muertes de ídolos, ¿no?
Leí una viñeta esta mañana que decía algo así como "todos mis ídolos están muertos y mis enemigos están en el poder" y, la verdad, es que da esa triste sensación: David Bowie, Alan Rickman, ahora Carrie Fisher... Esto cada vez es más doloroso y, aunque sé que estamos viviendo un inicio de siglo y el tiempo hace "limpia", la verdad es que es muy duro cuando gente que aún es joven, héroes que han sido tus guías y te han ayudado a sobrellevar tus problemas en muchas ocasiones o inspirarte en tantas otras, te duele y es legítimo que te afecte. Igual que me afectan las pérdidas a mi alrededor (este año dije adiós a Perry, mi mascota desde hacía más de una década) y sí, los animales también me hacen sufrir y no tengo que dar más explicaciones por ser así. Igual que duele el adiós de cualquier persona cercana que me entero que se ha marchado, incluso algunas que no conocí en vida, pero cuya historia me ha llegado. Hoy, sin ir más lejos, he roto a llorar como un crío con el final de Big Fish, porque me he acordado de mi padre, de todas las horas de hospital, de las últimas semanas de su vida, de todas las veces en las que tuve que ser mejor con él y... así que os imaginaréis cómo estoy.
He leído por ahí que todo esto viene de un problema de la gente que se queda viviendo en su pasado, con sus ídolos del pasado y no aceptan eso, que el pasado es pasado. Vale, pero no me gusta. Creo que cualquier persona puede construir un refugio a su alrededor, incluso cuando cae la nostalgia y lo convierte en un nicho. ¿Por qué cree la gente que tienes que vivir de los que ellos quieran? Sí, el presente es un "presente", un "regalo" y el futuro un privilegio de oportunidades, pero siempre he respetado el dolor de las personas, su forma de afrontarlo, su luto. Vivimos rodeados de recuerdos y no podemos pedir a la gente que sonría y siga adelante por obligación.
El único aspecto que sí me parece positivo de toda esta "crítica" al dolor ajeno (que parece que hoy en día tenemos que criticar que otros sufran por lo que sufren, como si cada uno tuviera que ser el dictador de alguien), es la idea de que tenemos que trabajar, luchar y ser creativos para algún día poder ser los héroes de alguien, para devolver el favor a todas esas estrellas que nos guiaron. Tenemos que ser vibrantes y originales como Bowie, tenemos que ser extraordinarios y maravillosos como Alan Rickman, tenemos que alzar la voz y no amilanarnos ante nadie como Carrie Fisher y tenemos que tomar el ejemplo de toda la gente que nos ha dejado, famosa o no, conocida o no, que nos han dado algo en este tiempo y no debemos olvidar, aunque parezca ya demasiado en esta lista con forma de párrafo, que debemos ser nosotros también, que debemos aportar algo nuestro, un fragmento de nuestra alma, algo irrepetible, algo que sea nosotros. Puede que no seamos inmortales como estos grandes artistas, pero mientras seamos buenas personas con aquellos que nos rodean, habrá valido la pena.
No quiero cerrar este post con la idea atroz de que todos mis ídolos están muertos (y no mueren, sus obras siguen ahí, su sentimiento, mis recuerdos sobre ellos...). ¡Qué va! Hay muchos que siguen vivos y trabajando o cuya labor me ha servido como abrazo en los días más fríos. Alan Moore, Neil Gaiman, J. K. Rowling, Stephen King, George R. R. Martin, Joe Abercrombie, Carlos Ruiz Zafón, Peter David (que ya ha salido del hospital y se recupera), Dave McKean, Brian K. Vaughan, Fiona Staples, Peter Capaldi, Gerard Way, Florence Welch y su banda... y tantos y tantos genios que me han alcanzado a lo largo de los años y me han inspirado y no les dejo de dar las gracias. Y cada día conozco a nuevos y grandes creadores que siguen sirviéndome de abrigo y cuidado. Al fin y al cabo, me he dado cuenta ahora de que este blog no deja de ser otra cosa que una enorme galería de todo lo que adoro, de todo lo que me gusta, de todo lo que me ha dado algo.
En verano, estaba haciendo el idiota perdiendo el tiempo en una de esas melancolías que creo que me hermanan con Edgar Allan Poe sin darme cuenta de que Poe era un genio y no solo un tipo triste (que también), cuando vi que empezó a moverse la cuenta de una red social de un amigo que conocía de mis primeros años en el mundo de los blogs, allá por 2010 o 2011. Recuerdo que visitaba su blog, comentaba de vez en cuando, él se pasaba por aquí... Era escritor y siempre seguí sus pasos, aunque en los últimos años hubiéramos estado más alejados. Nunca le conocí en persona, pero recuerdo que el año pasado, por estas fechas, le pregunté sobre libros de fantasía, sabiendo que a él le encantaban y me respondió con una grandísima amabilidad. Cuando vi que su cuenta se estaba moviendo porque un montón de amigos le estaban comentando, pensé que debía haber publicado algo. Entonces, descubrí que había muerto y eso me hizo replantearme todo, pensar en lo que estaba haciendo, en cómo lo estaba haciendo, además de sentir su pérdida, porque era una persona que conocí por aquí y ya no está ni jamás volverá a estar. Amigo, estés donde estés, gracias por todo y que los halos del destino te sean buenos; sé que te gustaba Gaiman, así que espero que hayas podido visitar la Biblioteca de Morfeo, donde están todos esos libros que jamás escribieron los grandes.
Vivo. Estoy vivo. Por mucho que a veces duela o, a veces, sea tranquilo, estoy vivo. Temo y sé que me romperé cuando sepa que alguien a quien quiero se marche, sé que también podría ocurrir que el que me marchase fuera yo porque no hay vidas eternas. Y tomo aire. Con las penas, con las alegrías, con los ánimos, con los sueños, con el dolor, con el tormento, con las angustias, con esos comentarios que algún día serán nada, con esos deseos que puede que se cumplan... Pero estoy vivo, las historias esperan y al final será lo único que quede de nosotros, pero mientras tanto, vive, no te límites a beber cuando te den permiso o tomar aire cuando nadie te vea, ¡bebe, respira tanto como quieras, ríe, baila, eleva las manos! ¡No tengas miedo! Estamos vivos y los recuerdos con nosotros.
La muerte de Bowie me dolió, siempre me fascinó todo su universo creativo, me refugié en su arte en los momentos más grises de mi vida. Y ahora, a veces, cuando escucho su música o veo sus películas... por un momento olvido que ya no está. Es duro que buena parte de tus ídolos estén muertos, que te separe un abismo de ellos.
ResponderEliminarCada día lo tengo más claro, el arte nos salva la vida día a día. Me resulta imposible concebir la ausencia de arte. Me hubiese encantado verlo en directo, siempre soñaba con ello, pero es una de esas cosas que ya no podrá ver.
Y qué decir del final de Burton, lloré mucho, me conmovió profundamente toda la cinta. EL final me recuerda mucho a las filosofías budistas, al convertirse en pez se funde con el agua, con el absoluto. Es hermoso, esos dos finales paralelos. Ambos verdaderos.
Para mí estos meses han estado llenos de ausencias, me lo estoy replanteando todo y por lo que veo tu post parece estar impregnado del mismo sentimiento. Mucho ánimo con las ausencias, los sueños y la vida que se lleva un poquito de nosotros cada día.
David Bowie es, sin duda, uno de esos iconos que nunca dejarán de brillar, por mucho que pase el tiempo y los días se alejen cada vez más y más. Siempre estará ahí, al final de todo, como un viejo compañero. Y nunca nos dejará. Como en tu caso, a mi me acompañó muchísimas veces y te entiendo. A mí también me hubiese gustado ir a verlo en directo.
EliminarSin arte, las cosas no tienen sentido. Al menos, para mí. Si no hablo de una película o una serie, no sé qué hacer.
Sí, Big Fish es una de mis películas favoritas de Burton y, aunque me encantaría hablar pronto de ella, no sé si acabaré soltando un mar de lágrimas sobre el teclado y a ver de dónde saco el presupuesto para otro.
Espero que te esté yendo muy bien en todo, aunque estés planteándote las cosas, como yo. No estoy mal, que quede claro, pero lo que sí estoy es intentando reconstruir y cambiar muchas cosas... eso no está mal. Y creo que te entiendo.
Muchas gracias por comentar y por toda la ayuda ofrecida en estos años, ¡feliz 2017!
Te entiendo. Y algo negativo es que no puedo creer que la muerte sea esa versión atractiva y simpática, que planteó Neil Gaiman. La hermana de Sandman no nos hubiera dejado sin tantos talentosos en un sólo año-
ResponderEliminarQue tengas un feliz año.
La Muerte de Neil Gaiman es el único consuelo que, a veces, tengo para todo este tipo de cosas.
Eliminar¡Gracias por tu comentario! ¡Saludos!