Ghost in the shell, ¿sueñan los androides con almas eléctricas?


Todos escondemos un fantasma, pero ¿podría tenerlo algo creado artificialmente? ¿Las máquinas tienen espectros o alma que dejar escapar si mueren? ¿Existen fantasmas dentro del cascarón? De eso y mucho más trata la película de culto Ghost in the Shell (Kokaku kidotai).
El director Mamoru Oshii plantea, a partir del guion de Kazunori Itô basado en el manga de Masamune Shirow, la narratividad como poesía para una historia solemne. Ghost in the Shell llega a recordarnos a vestigios de Blade Runner.

No obstante, Ghost in the Shell bebe de clásicos de la ciencia ficción para convertirse en uno de los manifiestos del ciberpunk a través de una animación que juega con lo onírico. Una defensa de que el cine de animación puede ser algo más que algo destinado solo para el público infantil.
¿Hay alma bajo el metal?
La película plantea a través de personajes como la protagonista Motoko Kusanagi cuál es la responsabilidad de nosotros los seres humanos ante la creación de androides, que bien podrían ser nuestros hijos por jugar a ser Dios. También trata sobre cómo ellos, las mentes de metal, pueden llegar a superarnos sin necesidad de enfrentarse abiertamente a nosotros.
Los protagonistas se cuestionan su humanidad mientras se enfrentan a una amenaza sin precedentes: el Titiritero y los deseos de este, que acaban siendo “más humanos que los humanos”. No obstante, son tantos los detalles y reflexiones que Ghost in the Shell se convierte en una de esas películas que hay que ver más de una vez para pillar toda su riqueza.
Los enormes escenarios bajo la hipnótica banda sonora.
Por el camino, hay potentes ideas como que las máquinas puedan llegar a generar un alma o una que puede parecer nimia, pero que a un servidor le impactó: la capacidad de poder insertar falsos recuerdos y el drama que eso puede conllevar a un ser humano completamente perdido, porque sí, en Ghost in the Shell llega a existir cierta sensación de que estamos ante el fin de la humanidad y el génesis de una nueva especie, hermosa y cruel, ¿eso no es ser humano?
Los protagonistas debaten sobre la humanidad.
La impresión que queda tras ver Ghost in the Shell es que estamos ante un enorme y complejo episodio piloto de la serie de dos temporadas que vendría después y ampliaría y explicaría toda esa odisea ciberpunk. Plantea muchas bases y explota algunas, pero la trama no se desarrolla con la potencialidad que consiguió después.
Pese a que tampoco consiguió ser un gran éxito cuando se estrenó en Japón, Reino Unido y Estados Unidos a la vez, sí lo consiguió cuando apareció en vídeo debido a méritos propios, como una estética y un drama tan marcado que llevaría a los Hermanos Wachowski a copiar muchas de sus ideas para Matrix o Animatrix (otra de las influencias en la trilogía de Neo sería el tebeo Los Invisibles de Grant Morrison, por ejemplo).


Ghost in the Shell es la demostración de que el cine de animación puede ser un camino para la reflexión incluso sobre nosotros mismos. Y eso es el arte y la humanidad, acaso ¿máquinas?
El origen.

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