Dos
adolescentes, Moritaka y Akito, deciden hacer su sueño realidad: convertirse en
dibujante y guionista de manga respectivamente. Moritaka, el dibujante, acepta
porque la chica que le gusta, Miho, quiere ser actriz de doblaje de anime. Llegan
al pacto de que si tienen éxito los tres Moritaka y la chica se casarán.
Bakuman
arranca con una premisa que no está mal (personalmente, recuerda a esas
películas indies buenrrolleras que tanto me gustan). Credulidad la justa.
Este
manga sirve también para aprender cómo funciona el universo del manga en Japón,
competitivo hasta la médula y tomado como un destino vital por sus hacedores
(la historia del tío de Moritaka).
Moritaka, Miho y Akito, tres jóvenes que desean pertenecer al mundo del manga. |
No
sabemos hasta qué punto, aunque lo podemos pensar, los autores de Bakuman
(también de la famosa Death Note) toman vivencias propias
y las transforman en ficción.
Por
su parte, el dibujo de Takeshi Obata cumple merecidamente (ese detallismo
compulsivo) y el guion del misterioso Tsugumi Ōba (ese
seudónimo de váyase a saber quién) no es deficiente, aunque tiene el problema
de que parece no arrancar del todo en este primer volumen.
En Bakuman se peca de extrema verborrea (¿cuánto la traducción se
carga un manga?) y parece que la trama avanza demasiado lentamente, pese a que
al final del volumen se acelera.
¿Cumplirán su sueño? |
La clave está en que si terminas un cómic y quieres leer el
siguiente, algo ha funcionado bien, quizás que el lector ha conectado con la
trama o desea saber qué pasará. El volumen primero de Bakuman cumple con eso.
En definitiva, sus virtudes, sobre sus defectos (que los tiene),
hacen que se le dé una oportunidad al segundo tomo de Bakuman para saber cómo
continúa la historia y si los sueños de estos jóvenes mangakas se hace realidad…
o no. Acaso, ¿no a todos nos gusta que los sueños se hagan realidad?
Los siguientes tomos de Bakuman |
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