Existió
una época donde experimentar con la música y el arte en general, reivindicar el
mundo bohemio y vestirse como una mujer luciendo purpurina y espectáculo fue
algo original, fue un movimiento: el glam. Artistas de toda una época jugaron a
cambiar los convencionalismos, ponerse máscaras y cantar canciones que no hemos
olvidado. En esa época, la transgresión valía la pena.
En
ese momento, un adolescente admirador de esta música acaba convirtiéndose en un
periodista que recuerda su tiempo pasado como algo mejor. Era ese chico que
alucinaba cuando veía una entrevista de la superestrella Brian Slade en la
televisión. Sí, ese chaval homosexual que encontraba un ejemplo en Curt Wild.
Era un chico que huyó de su casa buscando una vida diferente, distinta, y
deseando ser el mismo. Terminó siendo un periodista buscando a Brian Slade diez
años después de su desaparición, cuando fingió morir sobre el escenario.
La
nostalgia de la época en la que fuimos libres y soñamos con el arte. De eso
trata Velvet Goldmine, un homenaje al rock glam (no obstante, el título del guion era Glam!), a David Bowie y
todas esas figuras que representaron el mundo de la música como si fuese un
juego de máscaras e imagen, porque acaso ¿el arte no lo es?
También
aborda los desengaños y el hecho de que te rompan el corazón, que es uno de los
grandes temas de la música que desborda todo este film y que queda reflejada
con el personaje de Mandy (una Toni Collette que nos recuerda a Angela Bowie).
Las imágenes que se recuerdan para siempre. |
Todo
ello a partir de una trama de un periodista que desea encontrar a aquella
estrella con la que se sentía identificado. Quizás, el problema del film es la
lentitud de algunas partes, no acudir a más fuentes que hubiera hecho más
rápida la película y no encontrar un final mejor para todos estos personajes que
vieron nacer y enterrar el glam.
El
punto más fuerte de la propuesta es la banda sonora, donde se incluyen
canciones con Thom Yorke de Radiohead, Placebo, Lou Reed, Brian Eno y otros
grandes. Además, el director Todd Haynes intenta copiar el estilo visual y la
locura de un videoclip, notándose que se lo pasó bien rodando la película al
igual que cada uno de los actores: desde el periodista buscando a su viejo
ídolo (interpretado por un más que solvente Christian Bale) hasta un Jonathan
Rhys Meyers que consigue crear con su Brian Slade una versión de David Bowie y
Ewan McGregor que se convierte en Curt Wild, una mezcla a Iggy Pop, Mick
Jagger y Lou Reed (aunque Courtney Love consideró que McGregor se parecía
demasiado a Kurt Cobain).
Slade y Mandy, ¿Bowie y Angie? |
El
mejor seguramente sea ese McGregor que consigue como Curt comerse la pantalla
como un ser autodestructivo, decadente, pero brillante. Véase la escena del
festival donde acaba dándolo todo encima del escenario como fruto de la
inspiración y la locura, o quizás el alcohol y las drogas, a lo mejor el arte.
Hay
que comprender por tanto la búsqueda de la imagen y la música como una pasión;
la frivolidad y la autodestrucción como concepto clave. Solo así se puede
entender un film que desde el principio deja claras sus intenciones de
juguetear con aquel espíritu extravagante del glam (ese platillo volante). No
es raro que el film tome a Oscar Wilde como uno de sus modelos, un hombre
adelantado a su tiempo.
Curt, según McGregor. |
Irónicamente,
David Bowie no estuvo involucrado en el proyecto, aunque se incluyen numerosos
guiños como el propio título (nombre alternativo de una de las primeras
canciones de Bowie) o la primera frase que le dijo a su esposa Angela: “Do you
jive?”, que es la misma que le dice Brian a Mandy, los personajes fictios.
Bowie se negaría por querer hacer una película propia que nunca llegó a ningún
lado y porque al leer el guion encontró referencias a una biografía no
autorizada y a un libro de su ex mujer.
Velvet Goldmine
es un tributo a aquella música que nos cambió para siempre, nos hizo soñar y
nos embarcó en un futuro bulevar de sueños rotos.
SPOILER:
Se puede sumar al parecido entre Bowie y Slade que el personaje de Christian
Bale llega a pensar que Slade ha vuelto bajo la forma de Tommy Stone, cuya
forma de vestir recuerda al the thin white
duke de Bowie. FIN DEL SPOILER.
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