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Agonía. Sudor extremo. Dolores de cabeza. Náuseas… Sea como sea, cada uno la sufre a su manera y estos síntomas se manifiestan, por tanto, de una manera diferente, según quien la padezca.
Te duele el pecho. Sientes que no puedes respirar. Tu mente está bloqueada. Las imágenes reales y ficticias recorren tu mente. Te sientes bloqueado. Estás ante un gran abismo en el que si caes, caerás sin parar. No sabes qué hacer. El “no” o el “sí” es demasiado. ¿Te arriesgas a caer? Ser feliz durante un tiempo no asegura ser feliz para siempre, igual que ser infeliz tampoco lo contrario: es la justicia de esta plaga. Puedes sonreír y llorar muy, muy fuerte ante su gozo y su dolor. Si caes presa de sus efluvios, puedes transmitir la enfermedad de transmisión sexual llamada vida. Una especie de nervios que consumen tu presencia a la vez que te preguntas ¿qué demonios te pasa?
A esa enfermedad se la llama amor.
Es una enfermedad asquerosa que todo el mundo ha padecido, padece o padecerá. Un virus que no conoce de cura posible. Lo mejor y lo peor.
Huye de él mientras puedas o quizás ya será demasiado tarde.
Ah, el amor...
ResponderEliminarNo le basta con crear algo tan horrible como las comedias románticas sino que también tiene que manifestarse en la vida diaria.
Yo me lo tomo con un humor cínico, que es la mejor manera de sobrellevar las malas pasadas que gasta durante... ¿Cuánto puede durar? Sí, varios años ahí encayado... pero vivimos tanto que tarde o temprano, se disolverá la parte de nosotros que pensaba estar enamorada.
Claro que volverá, pero con suerte, se piensan en un año de gracia.
Lo de la enfermedad de la vida me ha encantado.
Gracias por tu comentario, Misery, y me alegro mucho de conocer a alguna cínica que odie este tipo de cosas, yo también lo fui en su día.
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