El estreno de Star Wars en mayo de 1977 marcó el devenir del fantástico y la cultura popular en las siguientes décadas. Condenado a la maravilla y la nostalgia, el universo de Star Wars contaba una historia de hadas en un entorno futurista y, lejos de quedarse en un pastiche, se convertiría en el refugio de miles y miles de fans de diferentes generaciones.
La ignorancia es atrevida, como quien dice. Para muchos, lo hecho por George Lucas con su película podría parecer fácil. Pero, visto lo visto, nada más lejos de la realidad. Si lo fuera, si se comercializase como una fórmula secreta, tendríamos un par de Star Wars al año, pero ni siquiera dentro de la propia franquicia han conseguido igualar siempre sus cotas más altas (te miro a ti, Jar-Jar Abrams).
Sea como fuere, tantas décadas después, los espectadores seguimos soñando con ese hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana… y uno de esos espectadores, sin duda, era, tal y como ha reconocido en varias entrevistas y con su nueva cinta, el director… Zack Snyder.
(Insertar aquí cámara leeeeeeeeeeenta).
El origen de una afición
Hace unos años, cuando el malvado imperio galác… perdón, Disney, compró Lucasfilm, Kathleen Kennedy empezó a tantear varios directores y guionistas de prestigio para saber qué podían contar en la galaxia de George Lucas. Así encontró a grandes como Rian Johnson o Jon Favreau, pero también a alguien tan indeseable como el ya citado Abrams. Da igual, dejando de lado al gungan que «dirigió» El despertar de la Fuerza, también es conocida la reunión de Lucasfilm con Snyder y cómo la compañía rechazo a Snyder.
(Lo sentimos, Zack. Es difícil que una compañía te deje).
De su deseo frustrado de contar una historia en la galaxia de George Lucas nace Rebel Moon, una mezcla de Los Siete Samuráis y Star Wars (como si Star Wars no tuviese ya bastante de Akira Kurosawa). No, no estoy exagerando: es que ni siquiera hace falta que se resuma el argumento de Rebel Moon Parte 1 porque la historia es simple y poco original, como muchas otras. Sin embargo, mientras que Star Wars conseguía sorprender y maravillar, aquí solo tenemos un intento hipertrofiado de intentar conseguir lo que Lucas consiguió por una mezcla de alquimia y milagro.
Cine sin corazón
Es que hasta el planteamiento resulta fallido: Rebel Moon no funciona como película, aunque quizá sí habría funcionado como serie o, si a Snyder no le apetecía, como miniserie de cuatro capítulos de una hora (teniendo en cuenta la futura secuela…). En cambio, se conforma con una película de montaje atropellado y simplista, que no logra conectar con el espectador debido a que sus personajes, aunque son arquetipos, no tienen escenas donde lucirse.
Me explico: el Star Wars original se basaba en arquetipos. Teníamos el granjero, la princesa, el mentor, el granuja… Aunque cada uno de estos personajes carecía de excesivas líneas de diálogo, era más importante lo que se veía y se insinuaba. En un alarde de economía narrativa, Lucas sabía decidir qué escenas eran más importantes para definir a los personajes y sus relaciones. Por eso, nos afecta la muerte de Obi-Wan Kenobi, un maestro al que apenas conocíamos. Lo que nos contaba Lucas significaba algo.
Snyder y el resto de sus guionistas (sí, sorprendentemente, hay dos guionistas más) no saben atrapar ese momento oportuno en su trama, que vive de excesivos homenajes entre la partida de rol, el cómic de los ’90, Star Wars, los videojuegos…, pero sin nunca aportar nada original. Un ejemplo de ello es su worldbuilding, tan incoherente que nunca es creíble (mezclar lo romano, lo japonés, lo alemán de la Segunda Guerra Mundial… parece solo funcionar cuando hay alguien que tiene un argumento y unos personajes que no nos hacen pensar demasiado en el mundo… o los mundos). No hay criterio, solo la búsqueda de ese grial para Snyder que es… la molonidad de un fanfic.
Crítica de la primera parte de #RebelMoon, la polémica película de Zack Snyder. ¿Es tan mala como afirman algunos? Share on XMal ejemplo
No me conformo con que me digan que no hay que ser rigurosos con «una historia mil veces contadas». Es una forma de escurrir el bulto, como decir que el asesinado murió accidentalmente tras caer cincuenta veces encima de un cuchillo.
Lo digo, primero, porque si la historia ha sido mil veces contadas es porque sigue significando algo para nosotros (el ejemplo claro está en La Epopeya de Gilgamesh y el sinfín de obras que ha influenciado). Es más, la historia de los aldeanos que buscan mercenarios para defenderse de los enemigos la hemos visto muchas veces: Los siete magníficos, Bichos, un capítulo de Clone Wars, The Mandalorian y Tales of the Jedi respectivamente…
Segundo, porque más allá de Star Wars, hay obras recientes como la maravillosa Blue Eye Samurai que toma muchísimos elementos clásicos pero sabe narrar a la perfección todo lo que se propone y dice algo al espectador. Ojalá Snyder, más allá del homenaje, de lo superficial, fuese capaz de captar la esencia de las obras. Ya le pasó con Watchmen en su día (imitaba viñetas, pero no entendía lo que había tras ellas) y ahora le pasa de nuevo con este Rebel Moon.
Problemas de Rebel Moon
Sin arcos de evolución y con mucho infodumping poco inspirado, poco importan todos los personajes que se van reclutando a lo largo de la primera hora de película y nos hace pensar si no hubiera sido mejor quedarnos con ese robot imperial que acaba siendo más humano que otros personajes que aparecen en la trama a lo largo de sus dos horas donde todo está recargado, pero todo significa tan poco.
Ni siquiera el reparto, con nombres más o menos conocidos (Sofia Boutella, Djimon Hounsou, Charlie Hunnam, Ed Skrein, Michiel Huisman…), consigue hacer que disfrutemos de unos personajes encorsetados a las necesidades de hacer una gran producción épica que no llega a serlo porque precisamente la falta lo más importante: el corazón, el alma.
Para enmascarar todo esto, se nos ha vendido que estamos ante una superproducción y puede que en algún plano lo parezca (o por el reparto con ciertos actores de renombre con el que cuenta, como Anthony Hopkins dando voz al robot), pero muchas veces los efectos especiales no superan el croma o el diseño no termina de hacer real la galaxia donde transcurre la historia. Y es una lástima, porque ni la música machacona de Junkie XL (al menos, Snyder se ahorra aquí su manía de incorporar su playlist de Spotify de canciones favoritas habitual en su cine) ni la eterna cámara lenta de Snyder puede salvar todo esto.
Nuevas amenazas
Por suerte, no llega a ser tan aborrecible como el Snyder Cut de La Liga de la Justicia, pero… como a Snyder le gusta amenazar, ya antes del estreno de Rebel Moon se ha puesto a decir que tiene un montaje del director que no es que incluya solo escenas eliminadas, sino que es otra película. Y entonces yo me pregunto: ¿por qué estrenan esta? El cine de Snyder, lejos de centrarse en una buena película, parece vivir de promesas rotas y de deseos que no llegan a cumplirse.
En abril tendremos la batalla y el final de Rebel Moon, obra que ha intentado ser un pistolezo para un universo compartido con series, cómics, videojuegos… pero que me temo que, si no cuenta con el apoyo de los fieles zackolitos, se quedará en una nueva curiosidad de un director que, con los años, ha ido cayendo ante sus propias manías.
En conclusión, situada en las antípodas de conseguir una obra que vaya a marcar el devenir del fantástico y la cultura popular en las siguientes décadas, Rebel Moon es que ni siquiera consigue una buena película, como mucho, un pasable piloto para una serie de ciencia ficción de los 2000 (aunque con más presupuesto) o un fanfic de un adolescente de cincuenta años.
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