Afiche de La comedia de los terrores de Jacques Tourneur, que tomó a varios de los actores clásicos del género. Fuente. |
«And so, my friends, we find ourselves gathered around the bier of Mrs... er... Mr... You Know Whom... this litter of sorrow, this cairn, this cromlech, this dread dochma, this gart, this mastaba, this sorrowing tope, this unhappy tumulus, this, this... what is the word?... this... er, coffin! Never could think of that word. Requiescat in Pace, Mr... um... Mr... the memory of your good deeds will not perish with your untimely sepulture».
No parece muy descabellado pensar que uno de los pocos negocios que no debería sufrir nunca una crisis económica es una funeraria. Al fin y al cabo, todo el mundo tiene que morirse alguna vez. En 1963, nos demostraron lo contrario con esta película: La Comedia de los Horrores, una pequeña y disparatada broma perpetrada por Jacques Tourneur demostrando que también sabía reírse.
Vincent Price encarna a un Waldo Trumbull sin ningún escrúpulo. Fuente.
Reírse con el miedo
Waldo
Trumbull es el copropietario de una funeraria al borde de la quiebra. Puede que
sea porque es un alcohólico, puede que sea porque la gente no muere como es
debido. Junto a su esclavo secuaz Felix, tienen un plan para hacer que su funeraria
supere el bache: matar a gente que se convierta en sus "clientes". Todo ello antes de que su
prestamista, el señor Black, acabe con ellos.
Como habrán visto por el argumento, estamos ante una comedia negra en la que destacan los juegos de palabras y las situaciones grotescas desde un prólogo en un funeral donde los enterradores esperan a que todos se marchen para enterrar al cadáver sin el féretro y así poder reciclarlo con el siguiente cadáver.
El escritor
Richard Matheson, autor de obras como Soy leyenda (cuya versión cinematográfica estaría protagonizada por Vincent Price), El increíble hombre
menguante o Pesadilla a 20.000 pies, escribe esta película que nunca supera la
idea de ser una comedia negrísima, salvo en su acertadísimo y puntilloso final.
Todo lo demás son gags y chistes con alguna gracia, pero que en su mayoría
tampoco han envejecido bien. La risa se busca mediante la hipérbole, casi como
si fuera un dibujo animado (véase esos vasos o flores que no aguantan a la
cantante de ópera amateur), desde los diálogos hasta las acciones, resultando
todo un esperpento digno de los aficionados que gozaban de las películas de la
época dedicadas al género fantástico. Ya es más de lo que consiguió Tim Burton
en la bochornosa Sombras tenebrosas, película que provocaba escalofríos y risas... pero de lo mala que era.
Peter Lorre y Vincent Price crean un gran dúo cómico en La Comedia de los Horrores. Fuente. |
Una broma asesina
El director Jacques Tourneur lleva a cabo una dirección efectiva, clásica, sin grandes sorpresas ni hermosos planos. Sabe donde colocar la cámara, a sus personajes y qué sentido darle a la trama. Ya es más de lo que se puede decir de muchos directores actuales. Lástima que no pudiese generar una atmósfera más conseguida, puede que en parte debido a que la fotografía de Floyd Crosby, marcada por la noche americana, es correcta y poco más, al igual que lo es la música de Les Baxter. Ninguna destaca especialmente, pero tampoco chirría.
Lo que sí logró Tourneaur fue el reunir a un reparto que es, en sí mismo, un homenaje al cine de terror, con Vincent Price, Peter Lorre, Boris Karloff o Basil Rathbone encabezando su cartel. Es interesante ver a Vincent Price encarnado a un personaje más cómico de lo habitual, aunque igual de siniestro (una versión exageradísima de sus personajes de las adaptaciones de Poe); Basil Rathbone (el eterno Sherlock Holmes) declama y cumple como el señor Black, ese hombre incapaz de quedarse muerto, y Peter Lorre genera ternura (con su rostro de pug humano) al dar vida a ese ser condenado a creerse un monstruo, pero que no lo es tanto; el actor falleció poco después del estreno de la película. Igual de tierno resulta recuperar a una ya mayor Boris Karloff, nuestra Momia, nuestro Frankenstein, como el abuelo de la familia, siempre deseando su medicina; Karloff fue elegido para interpretar al señor Black, pero debido a la artritis, hubo que realizar un nuevo reparto de papeles. También aparece Joyce Jameson como Amaryllis, poniendo a prueba nuestro oído (y nuestra paciencia), y un gato (Rhubarb u Orangey lo llaman según IMDB; y que es el Gato de Desayuno con diamantes y llegó a salir en la serie de los ’60 de Batman) que se ganó el cielo después de aguantar esto.
En definitiva, La Comedia de los Horrores es una obra simpática y poco más, pero perfecta para aquellos que disfrutasen del cine de Vincent Price, Peter Lorre, Boris Karloff o Basil Rathbone. No es para morirse de risa, pero… lo intenta.
Póster de La Comedia de los Horrores. Fuente. |
- Título original: The Comedy of Terrors aka
- Año: 1963
- Duración: 84 min.
- País: Estados Unidos Estados Unidos
- Dirección: Jacques Tourneur
- Guion: Richard Matheson
- Música: Les Baxter
- Fotografía: Floyd Crosby
- Reparto: Vincent Price, Peter Lorre, Boris Karloff, Joyce Jameson, Joe E. Brown, Alan DeWitt, Buddy Mason, Linda Rogers, Luree Holmes, Paul Barselou, Beverly Powers, Basil Rathbone, Douglas Williams
- Productora: American International Productions
- Género: Terror. Comedia
- Sinopsis: Cuando el propietario de una empresa de pompas fúnebres, un alcohólico sin escrúpulos, considera que el negocio va mal porque los clientes escasean, decide que hay que resolver el problema. Para ello, él y su ayudante, un inepto ladrón que tuvo que abandonar su oficio, utilizan los métodos más disparatados para aumentar el número de defunciones. (FILMAFFINITY)
El humor negro, la parodia, no es algo fácil de lograr.
ResponderEliminarTal vez hubiera sido mejor hacerlo en serio, ya que hay elementos para terror sin humor.
Pero si es una obra simpática, puede alcanzar.
Saludos.
Saludos.
¡Simpática! Esa es la palabra. ¡Gracias por el comentario!
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