He conseguido conectar con más alumnos hablando de Tokyo Ghoul que de los clásicos. Fuente. |
No estoy demasiado animado últimamente y que recuerde melodías como esta tampoco me ayuda, pero quizá sí lo hace recordar aquella época en la que fui tan aficionado a Tokyo Ghoul que me vi los animes varias veces antes de que un año después pudiera leer el manga. Cuando veía el anime, no tenía donde caerme muerto, pero tenía ilusión. Cuando leí el manga, sí tenía donde caerme muerto y algo de ilusión. Ahora, literalmente, me caigo muerto. Está es la definición perfecta de ironía. O del tempus fugit. O de a saber el qué. Al menos, para mí.
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