Fragmentos del mal es una de las colecciones más escalofriantes de Junji Ito. Fuente. |
Fragmentos del mal es otra colección de historias de terror de Junji Ito, pero esta posee una diferencia: fue el recopilatorio con el que el genio del terror nipón volvió a este formato tras años haciendo mangas más largos u obras biográficas. Y, como él mismo reconoce en el epílogo, comienza con historias más sencillas, que buscan más el impacto en el lector, sin más, y continúa con otras más trabajadas que versan sobre los miedos de los seres humanos.
Fragmentos del mal, con su portada que homenajea a El grito de Edvard Munch, es la demostración de que las mejores ideas de Ito no son aquellas que simplemente zarandean u horripilan al lector, sino aquellas que tocan una temática o un problema de nuestra sociedad y, acto seguido, zarandean u horripilan al lector. Sí, hay una diferencia. A veces, encontramos historias impactantes, pero vacías en la trayectoria de Ito y, en otras, las mejores, suelen diseccionar una parte muy humana de nosotros y de nuestra sociedad.
Mi comentario de cada historia es el siguiente:
Futón es un arranque que se queda en terreno de nadie, aunque habla sobre la infidelidad y los miedos que algunos pueden llegar a ver en una especie de terror cósmico de andar por casa. Nunca mejor dicho. A continuación, Espectros de madera mejora al tocar el tema de la importancia del hogar, la familia y cómo una persona extraña puede alterar el equilibrio. Irónica, cuanto menos. Tras ella, viene una historia corta que juega con el lector y con lo macabro: Tomio y el jersey rojo de cuello alto recupera la temática de la infidelidad con un novio que está a punto de perder la cabeza... literalmente. Un poco de gore y crítica que no viene mal a este tomo.
Las imágenes de Ito siempre resultan perturbadoras. Fuente. |
Y he aquí una de las joyas: Una separación lenta es mi relato favorito de este compendio. Trata sobre una pareja de recién casados y la familia del novio, que no acepta a la joven. Lo curioso es que en ese hogar habitan los padres, los abuelos, los tatarabuelos... ¿Y cómo es posible? ¿Nadie muere? Sí, todos mueren, pero sus imágenes se quedan grabadas en el lugar y continúan durante veinte años más, veinte años en los que puedes despedirte lentamente de un ser querido... Es una historia sobre el adiós, los miedos, el amor y, por supuesto, el desamor. De lo mejor de Ito para aquellos lectores que no buscamos simplemente la arcada.
Para los que prefieren la arcada o el rollito más cercano a leyenda urbana de correo en cadena, Miss Disección abunda y destripa una filia extrañísima con una mujer que desea ser diseccionada igual que los animales que ella diseccionaba de niña. El final pierde un poco, pero el inicio es genial y podría convertirse perfectamente en un capítulo autoconclusivo de alguna serie terrorífica.
Tras las filias médicas, aterriza El ave negra, que es la historia más conocida de este recopilatorio y reinventa a la arpía para el siglo XXI. Trata sobre un escalador accidentado que sobrevive contra pronóstico, durante días, en la montaña... El secreto de cómo ha sobrevivido resultará espeluznante.
Para ir cerrando, Magami Nankuse tiene un inicio prometedor (una fan de una escritora que habla sobre pecados capitales logra quedar con ella), pero, al final, es un chiste sin gracia sobre los vicios y la fama.
Concluye el recopilatorio La mujer que susurra, que posee un resultado muchísimo mejor. Trata sobre una joven que no puede decidir y un padre que contrata a una misteriosa mujer para que le dé órdenes a su hija y está se vuelva menos dudosa... El desenlace, aunque imaginable, está muy bien.
En definitiva, Fragmentos del mal es un buen balance del trabajo del mangaka japonés. Uno podría esperar una obra más irregular para el maestro del terror tras años apartado de las colecciones de género corto, pero, por suerte, hallamos algunas auténticas joyas; oscuras y macabras, pero joyas, al fin y al cabo, que destripan la naturaleza del ser humano. Y es que el mejor terror trata, en resumen, sobre la catarsis.
Ilustración completa de Junji Ito para Fragmentos del mal, donde homenajea a Munch. Fuente. |
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