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En
2011 empecé a ver Doctor Who y se transformó en una de mis series favoritas,
casi en un modo de vida (¿por qué decidir ser mediocre si puedes
intentar ser como el Doctor, intentar hacer cosas buenas por los demás y
cambiar tu mundo?). Tengo libros, temporadas, pósteres, pines, figuras de acción (ejem, muñecos)…
Un montón de cosas del Doctor, pero una de las cosas a las que más aprecio le
guardo es a un comentario que hice en una de mis novelas que duermen en el
cajón: “esta historia necesita más wibbly wobbly, timey wimey”.
Cualquier fan de la serie sabrá que me refiero a esas locuras de estructura de
la serie. Al recordarlo, me he acordado también de cómo el Doctor siempre nos
desafía y nos ofrece inspiración a los artistas.
El
año pasado comencé a leer The Writer’s Tale, donde el showrunner de Doctor Who
Russell T. Davies contó su experiencia en la serie, desde la resurrección de
Doctor Who hasta su despedida y el comienzo de la era de Steven Moffat.
Hablando de Moffat, hace poco han subido una entrevista donde habla de su
trabajo y su marcha. En el libro y en el vídeo, ambos nos cuentan sobre su
experiencia, sobre lo que hace grande Doctor Who, pero también de sus vivencias como creadores y lo que supone escribir y supervisar una gran obra
de ficción que llega a todo el mundo.
Y
mientras leía y escuchaba todo esto, recordaba todo lo que he aprendido de
Doctor Who en estos años a la hora de escribir. Muchos pensarán que es
imposible aprender algo de las series, pero gran parte de las técnicas que he
adquirido a la hora de crear mis personajes, mis diálogos, mis mundos... nacen de
mi pasión por obras como Doctor Who.
Por
eso, y apoyándome en mi vivencia con mi saga publicada, que tiene mucho de
Doctor Who (para que tengáis el ejemplo de cómo lo he puesto en marcha), me he
decidido a escribir este post sobre cinco cosas que he aprendido viendo la
serie británica sobre el Último Señor del Tiempo.
¡TARDIS! Fuente. |
1. Toda historia depende del punto de vista
Steven Moffat dice algo sumamente
interesante en su entrevista. Todos hemos visto grandes historias sobre
catástrofes donde se usa el narrador omnisciente, que cuenta todo
cronológicamente y con cierta objetividad. Bien, bien… Pero cuando ocurre una tragedia,
nosotros nunca la experimentamos así: la experimentamos desde nuestro punto de
vista. Y eso es enriquecedor. Puedes haber visto invasiones alienígenas, pero
¿cuántas como la vivida en Amor y monstruos, desde el punto de vista de un fan
del Doctor?
Puedes haber visto visiones del futuro donde la gente sigue viva a través de dispositivos móviles, pero ¿y si muere una persona cercana y es enviada a una especie de San Junipero? Eso lo vimos en el final de la octava temporada del Doctor (antes que en Black Mirror). Hemos visto miles de historias de la Segunda Guerra Mundial, pero ¿y si la vemos desde la perspectiva de una joven que protege a un grupo de niños huérfanos en Londres que están siendo perseguidos por una especie de pequeño zombi con máscara de gas y la pregunta: ¿eres tú mi mamá? ¡Puntos de vista! Imagina cualquier gran historia y cuéntala desde el punto de vista más inesperado o que mayor juego te pueda dar.
Puedes haber visto visiones del futuro donde la gente sigue viva a través de dispositivos móviles, pero ¿y si muere una persona cercana y es enviada a una especie de San Junipero? Eso lo vimos en el final de la octava temporada del Doctor (antes que en Black Mirror). Hemos visto miles de historias de la Segunda Guerra Mundial, pero ¿y si la vemos desde la perspectiva de una joven que protege a un grupo de niños huérfanos en Londres que están siendo perseguidos por una especie de pequeño zombi con máscara de gas y la pregunta: ¿eres tú mi mamá? ¡Puntos de vista! Imagina cualquier gran historia y cuéntala desde el punto de vista más inesperado o que mayor juego te pueda dar.
Entre
Devon Crawford y los Guardianes del Infinito y Devon Crawford y los Hacedores
de la Aniquilación, la primera y la segunda parte, hay una “entrecuela”, un
pequeño libro que va entre ambos y comparte algunos personajes, pero ¿por qué
no forma parte de la saga central, igual que pasa con la precuela de toda la
saga que es El Tiempo del Príncipe Pálido? Pues, por ejemplo, por el punto de
vista. Devon, Gwen y compañía no son las protagonistas absolutas, sino que vamos
a parar al punto de vista del bueno de Dem, un chaval de unos treinta años, normal
y corriente, que busca curro para ayudar a su madre y para sentir que hace algo
con su vida; todo es horriblemente normal en su vida hasta que… cosas extrañas
empiezan a ocurrir. Y me gusta su punto de vista, optimista pese a todo,
terriblemente realista, y es por lo que la entrecuela se ha transformado en una
de mis historias recientes favoritas (y falta la corrección, entonces odiaré la
historia, al mundo y a todos, pero…).
El maravilloso Doctor de David Tennant. Fuente. |
2.
Constante renovación.
Y esta clave persigue a la serie desde 1963. Desde sus
inicios, Doctor Who ha sido un derroche de aventuras, tonos, historias,
personajes… Solo hay una cosa que no cambia y es la siguiente: Doctor Who
siempre cambia. Desde la marcha de William Hartnell y la llegada del siguiente
Doctor (y ya han pasado unos cuantos), la despedida de los compañeros, el fallo
de la TARDIS, la aparición del coche del Doctor, el uso del destornillador
sónico, el interior de la TARDIS… Todo se transforma, como en los cómics de Marvel,
pero en vez de para mantenerse igual, en Doctor Who es para aprovechar y
comenzar de nuevo.
Cada temporada de Doctor Who bien puede ser una nueva serie y eso siempre engancha: el público veterano no se aburre y el que no la veía, se puede sumar. Hay riesgos, mucha gente odia Doctor Who por algún cambio: que si Peter Capaldi es mayor que Matt Smith, que si Joddie Whittaker es una mujer… Y yo digo: ¡el cambio hace a Doctor Who genial! Y tú dirás: ¿y cómo aplico yo esto a mi historia? ¡Pues no temas innovar! Cambia, juega con ella, haz maravillas, recréate en cada momento, inventa, añade cosas… ¡Que nadie te eche la bronca por crear! ¡Eres un artista!
Siempre habrá alguna decisión polémica, pero si hay polémica, hay interés. Nadie se escandaliza por algo que no llama la atención. Ya seas el showrunner de Doctor Who poniendo una chica en el rol del Doctor, ya seas Anne Rice incluyendo Atlantis en sus Crónicas Vampíricas, ya seas Neil Gaiman matando al personaje que más adoras… ¡Haz lo que quieras!
Cada temporada de Doctor Who bien puede ser una nueva serie y eso siempre engancha: el público veterano no se aburre y el que no la veía, se puede sumar. Hay riesgos, mucha gente odia Doctor Who por algún cambio: que si Peter Capaldi es mayor que Matt Smith, que si Joddie Whittaker es una mujer… Y yo digo: ¡el cambio hace a Doctor Who genial! Y tú dirás: ¿y cómo aplico yo esto a mi historia? ¡Pues no temas innovar! Cambia, juega con ella, haz maravillas, recréate en cada momento, inventa, añade cosas… ¡Que nadie te eche la bronca por crear! ¡Eres un artista!
Siempre habrá alguna decisión polémica, pero si hay polémica, hay interés. Nadie se escandaliza por algo que no llama la atención. Ya seas el showrunner de Doctor Who poniendo una chica en el rol del Doctor, ya seas Anne Rice incluyendo Atlantis en sus Crónicas Vampíricas, ya seas Neil Gaiman matando al personaje que más adoras… ¡Haz lo que quieras!
En
mi caso, como autor, Devon Crawford es mi primera saga publicada y, al tener gente
que la ha leído, tengo la pequeña presión (mía, sobre todo) de no repetirme. La
segunda historia no podía ir sobre lo mismo que Devon Crawford y los Guardianes
del Infinito; irá sobre Devon creciendo y comprendiendo algo muy importante:
que no se puede salvar siempre a todo el mundo. ¿Y cómo afrontas eso? Ese es el
punto de partida (entre otras cosas). Pero antes de llegar a Devon 2, decidí
contar una historia corta que se sitúa casi treinta años antes de Devon 1, y es
El Tiempo del Príncipe Pálido. Hay algunos personajes comunes, es el mismo
mundo, la misma ciudad… Pero muchas otras cosas son diferentes. Podría haber
pasado de esa historia, pero quería hablar de las hermanas Barlow y de cómo Aurora
se convirtió en la custodia mucho antes que Devon. Me gustaba el rollo de los ´80,
el fin de la juventud… y la nostalgia. La conté, fui al grano y leí muchos
buenos comentarios: en uno de ellos decían incluso que era mejor leerla antes
que Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, ¡y eso que ambas son “autoconclusivas”
para ser una saga! ¡Me gustó leerlo! ¡Hay que atreverse!
¡Todo debe renovarse! Fuente. |
3. Wibbly wobbly, timey wimey!
¿Recuerdas Parpadeo? En ese capítulo,
Steven Moffat nos hizo temer a las estatuas de ángeles, pero también nos
entregó una pieza de ficción que no solo era terrorífica, sino que jugaba
perfectamente con los puntos de vista, el tiempo y la estructura. Ya había
tocado ese tema en La chica de la chimenea, y lo volvería hacer con el
final de temporada de la quinta (la Pandorica) y con toda la sexta (la regeneración
del Doctor). Sí, el propio Moffat dice que cuando la serie se ha vuelto difícil
de seguir por estas cosas, él dice que la fastidió; pero hay muchas grandes
historias de Doctor Who que lo son por cómo están contadas, más allá de su
atmósfera de tragedia o cuento de hadas, de aventuras o ciencia ficción, mover
un punto de una historia puede ser genial. No hablamos solo de empezar in media
res, sino pensar en tu argumento y decidir, ¿por qué punto sería más
interesante comenzar?
Recientemente,
cuando estuve escribiendo Devon Crawford y los Hacedores de la Aniquilación,
surgió el terrible inconveniente de que había escrito cincuenta páginas solo para
presentar a los nuevos personajes, la estancia en el instituto, los profesores…
¡Y no había arrancado de verdad la historia! Todo un fastidio, sobre todo porque
quería que desde el primer capítulo pasase algo. Entonces decidí “hacer un
Doctor Who”. Comencé la historia destruyendo el mundo (así, desde ahí, todo debe
ir “hacia arriba”) y decidí jugar con toda la información que ya había dado en el primer borrador, mientras
iba hacia delante. ¿Resultado? No me aburrí yo (porque me desafié a cambiar las
cosas y jugar de un modo poco habitual) y espero que no se aburran los lectores:
porque tendrán toda la información mientras avanzan... y porque cruzo los dedos y ruego a los dioses primigenios...
John Hurt como el Doctor. Fuente. |
4.
No abuses de tu viejo catálogo:
Moffat lo dice así cuando habla de cómo Mark
Gatiss: no abuses de tu viejo catálogo. Su compañero guionista en Sherlock le dijo que crease algo nuevo para
el cincuenta aniversario de Doctor Who y no se conformase con lo que ya habían hecho él, T. Davies y el resto de creadores de Doctor Who. Por mucho que el
cincuenta aniversario no me parezca del todo redondo, Moffat metió una idea muy
interesante: que hubo un Doctor desconocido, el Doctor de la Guerra de John Hurt
y esa idea es realmente sorprendente y llena de posibilidades.
Doctor
Who hace constantes guiños al pasado que hacen las delicias de los fans, pero
que no impiden que la serie siga adelante y se transforme en la favorita de
los nuevos seguidores. Eso es aplicable también a nuestro trabajo como
escritor. No debemos repetirnos como juntaletras. No debemos tocar siempre las
mismas notas para que todo sea seguro. ¡Somos creadores! ¡Creemos! Nos
equivocaremos muchas veces, pero sería terrible escribir siempre lo mismo, como
Bart Simpson en la pizarra, ¿sabes?
Es
un auténtico reto, que supone además tener que terminar todas tus historias
para que los temas no se repitan de una a otra. Siempre que dejamos una
historia sin acabar, la siguiente que empezamos, queramos o no, repite cosas de
la anterior. Y, aún así, siempre habrá temas comunes como todos esos escritores
y fans del rock que protagonizan las novelas de Stephen King.
Malditos riñones... Fuente. |
5. Corta y cambia, deja historias en el cajón.
Russell T. Davies hablaba en su
libro de su idea para incluir a J. K. Rowling en el especial de Navidad de
Doctor Who y cómo al final dejó esa premisa en el cajón.
Steven Moffat habla de cómo hubiera empezado su era si David Tennant hubiese continuado como el Doctor, y también habla de una versión alternativa del cincuenta aniversario donde Clara debe rescatar al Doctor tras haber desaparecido en su línea temporal (y este sobrevive como diferentes formas de ficción).
Me parecen tres ideas absolutamente extrañas y absolutamente geniales que me hubiera encantado ver en la pequeña pantalla…
Steven Moffat habla de cómo hubiera empezado su era si David Tennant hubiese continuado como el Doctor, y también habla de una versión alternativa del cincuenta aniversario donde Clara debe rescatar al Doctor tras haber desaparecido en su línea temporal (y este sobrevive como diferentes formas de ficción).
Me parecen tres ideas absolutamente extrañas y absolutamente geniales que me hubiera encantado ver en la pequeña pantalla…
Pero, por un motivo u otro, los creadores decidieron desestimarlas. ¿Y qué pasa con
esto? Que muchas veces ellos recortan escenas, tiran líneas argumentales,
escriben y reescriben, ¿para qué? Para dar lo mejor de sí mismos. ¿Por qué entonces
nosotros vamos a temer cortar una escena o un personaje? ¿Por qué vamos a temer
dejar una novela en el cajón? ¿O desestimar una idea que nos encanta a cambio
de otra más lógica?
Por
poner un ejemplo, tengo archivos y archivos con escenas cortadas de Devon
Crawford y los Guardianes del Infinito y El Tiempo del Príncipe Pálido. Pronto
se añadirán más de la entrecuela sin título y de Devon Crawford y los Hacedores
de la Aniquilación (es más, de esta tengo eliminada una primera versión). ¿Eso
me hace rendirme? No, me hace pensar que los recortes han sido para mejor en
muchas ocasiones. ¿Esas ideas que he guardado nunca serán rescatadas? No,
pueden volver y de algún otro modo sorprendente. ¡El poder de las historias es
que estás siempre vuelven!
Una historia puede volver y decirte esto. Créeme. Fuente. |
Y hasta aquí, algunas de las cosas que he aprendido de Doctor Who como escritor. Podría citar muchas más (como su maravilloso uso de la diversidad, las diferentes subtramas, el pasado del gran héroe que conocemos poco a poco, su reinvención de distintos géneros…), pero creo que podemos dejarlo para futuras entradas.
Lo que sé es que el Doctor ahora nos animaría a seguir escribiendo, a continuar creando ficción con esa TARDIS que es nuestra imaginación, así que ya sabes, juntaletras, allons-y!
Recuerda que...
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Te recomiendo el cuento Nicho en el tiempo, de William Temple. La historia te va resultar conocida. Hay un viajero en el tiempo que lleva Van Goh a ver la repercusión que tendrá su obra.
ResponderEliminarLo primero que conocí fue la películla en el medio entre las dos etapas, con Eric Roberts como The Master.
Me gusta esta entrada, con esos elementos de ficción que la serie ha desarrollado tan bien, con algunos capítulos fallidos. Es una serie que tiene buenos especiales de navidad. Y eso no es poco.
El cambio es lo constante, pero se mantiene un estilo. A lo largo de las encarnaciones, con distintas personalidades, está claro que se trata de El Doctor. Y está el tema del fixit to rol. La actriz que interpreta a la primera encarnación femenina tiene algo de parecido físico con anteriores actores.
¿Por que atraen tanto personajes que se sabe que van a dejarnos en algún momento?
Creo que nos atraen porque sabemos que los vamos a echar de menos cuando se vayan. Pienso que hay cierta vena masoquista en ello, pero es inevitable en cuanto a nuestra naturaleza.
EliminarMe alegro de que te haya gustado este post. ¡Un saludo enorme!