Parece una tontería, pero me ha encantado la idea del idioma emoji. Fuente. |
Por fin he podido sacar algo de tiempo para comentar los nuevos capítulos de una de mis series favoritas. La décima temporada de Doctor Who continúa y su segundo episodio nos ha trasladado hasta una colonia del futuro donde los robots han decidido que los humanos sean felices..., pese a lo que pueda costarles y, lejos de ser algo agradable, pronto descubrirán su lado más oscuro como autómatas. A todo esto, nuestro buen Doctor y su nueva compañera, Bill, no dejarán de meterse en algunos líos cuando descubran qué hacen estos "simpáticos" androides cuando descubren que sus amos no son felices.
Voy a ser claro: el diseño de esos robots me ha gustado lo suficiente como para desear que volviesen un par de veces como villanos. Esa idea de los emojis como lenguaje y ese aspecto tan de cierta marca con una manzanita me gustó tanto como para exigir que esos robots enanos regresen para hacer de las suyas. Le pega mucho a Valencia y esos diseños futuristas que solo los que los vivimos sabemos que no lo son tanto. Sin embargo, por su final, estos bichos se quedarán solo como villanos de la semana y poco más. Ay... No obstante, estamos ante una serie que tiene más de cincuenta años, no sería extraño que volviesen.
En cuanto al episodio en sí, no llega a ser una especie de Black Mirror (tampoco lo necesita), pero sí que aporta una visión lo suficientemente terrible sobre unos seres que solo quieren quedar bien, un error humano llevado al extremo y que aporta algunas escenas interesantes como ese inicio antes de los créditos donde se da la noticia de una muerte, pero se debe pedir a los demás que no dejen de reír o seguirán el mismo camino.
En cuanto al Doctor, como siempre Peter Capaldi me encanta y la nueva compañera no me desagrada. Sobre Nardole, ni me acordé de que no salía (y si lo salía, me dio igual ese rollo que tiene con la bóveda como supuesto nexo de unión de toda la temporada, porque se ve que no había otra Pandorica suelta).
No ha sido un episodio que me haya enloquecido, pero, al menos, el guion ha tenido algo de esa ciencia ficción más oscura que me encanta y menos de ese halo de fantasía que ha rodeado al buen Doctor en los últimos años. Estamos ante el inicio de una nueva compañera, así que es normal que ahora se le expliquen continuamente cosas como qué es la TARDIS, el acento del Doctor (cosa que ya explicó el Noveno), el tema de Escocia (ya todado por el Undécimo)... No me cansa, pero tampoco me resulta extremadamente fresco, pero no se preocupen, el monstruo de metal podría obligarnos a sonreír y, ante eso, nadie puede hacer nada para evitarlo. Sonrían, sonrían...
Lo vi. Pensé lo feliz que podría ser el Joker en ese planeta, sonreiría todo el tiempo. Recuerdo que el cuarto Doctor tenía un batomovi en un bolsillo.
ResponderEliminarTodavía no le encuentro interés en esa nueva ayudante. Pero el episodio tenía ironía. Y esta ayudante planteó una teoría de porque El Doctor nunca cambió el camuflaje de la Tardis.
Tiene sentido que se repitan esas explicaciones, que se vuelva a decir que todos los planetas tiene su norte. Le faltaría algo a la serie si un personaje nuevo no dijera sobre la Tardis: Es más grande por dentro.
¿Es satisfactorio el resultado de la intervención de El Doctor?
Me parece que esos robots no durarían 2 minutos frente a los daleks, que ya son un clásico.
Saludos.
Oye, pues no estaría mal aplicar esa idea del Jóker en un mundo así, ¿eh? Gracias por la idea.
EliminarEsta décima temporada está tardando en emocionarme y yo soy muy fácil de quedarme sorprendido con lo que me muestran. Espero que Knock, knock sea mejor. Lo veré esta noche si hay suerte.
¡Gracias por tu comentario! ¡Un saludo enorme!