Czernobog, el monstruo, la bestia, el dios. Fuente. |
"A veces parece que el universo te ha escogido para solo abusar de ti. En esos momentos, tienes que preguntarte: "¿prefiero ser ignorado?". Siempre es mejor estar muerto que el hecho de que te olviden. Y nadie va a olvidarse de ti"- Wednesday.
American Gods se está convirtiendo en una de mis series favoritas con solo un par de capítulos emitidos hasta la fecha. La adaptación de la obra de Neil Gaiman no decae en el segundo episodio: The Secret of Spoons y prosigue siendo igual de extraña, hipnótica y sombría.
El inicio del segundo capítulo, The Secret of Spoons, ya me parece una majestuosa declaración de intenciones, gracias a la aparición de Anansi, un dios magníficamente reinterpretado y que sirve para criticar la situación de los negros en Estados Unidos a la par que para mostrar cómo su engaño puede llevar al sacrificio de aquellos que han perdido la ilusión y la esperanza. Este personaje, que Gaiman ya ha escrito en varias ocasiones aparte de en American Gods, posee un monologo es genial y brutal, como toda esta serie.
A continuación, después de la triste y visceral despedida de Shadow Moon y su difunta esposa, el protagonista emprende junto al señor Wednesday un viaje por todos los Estados Unidos en busca de una serie de antiguos dioses que podrían ayudar en una futura contienda. La fotografía y la música se siguen fundiendo de un modo espectacular, importando mucho el cómo nos cuentan este relato sobre seres que desean recuperar la adoración de sus súbditos.
Los diálogos y el guion me fascinan con ese mensaje de ¿qué pasaría si los dioses hubiesen perdido el poder y estuviesen entre nosotros, disputando su poder? Sé que para muchos espectadores, ajenos a la obra de Gaiman, todo ello debe resultar complicado, aunque, por supuesto, la serie posee los suficientes rasgos para enganchar a todos aquellos que quieren ver algo distinto y eso se agradece, al igual que el hecho de que se haya encargado ya una segunda temporada.
Muy destacable el uso del ¿realismo mágico? (¿podríamos denominarlo así?) de Neil Gaiman, que impregna cada fotograma de esta historia sobre dioses y monstruos, donde sentimos que el espíritu del escritor está presente en escenas como esas televisiones hablando con el pobre Shadow Moon o esas señoras perdidas en una vieja casa cercana a un matadero, pero ¿qué es la vida salvo el matadero de los dioses?
The Secret of Spoons contiene además uno de los finales más tensos y lúgubres de la ficción de los últimos años, con un personaje tan fascinante como el Czernobog y esa melancolía de los dioses oscuros que ha perdido a sus creyentes. La pesadilla no ha terminado, hermanos. ¡Rezad!
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