El reino de las hadas de The Magicians. Fuente. |
Hace unas semanas se terminaba la segunda temporada de The Magicians con We have brought you little cakes y la gran revelación, el final, es que los personajes se quedan sin su magia. Venga, que nadie se queje de spoilers que sabiendo el seguimiento que tienen estos post, yo debo ser el único que la sigue viendo.
Esto de que la magia desaparezca del mundo y alguien cierre el grifo literalmente, bien me recuerda a una especie de metáfora de lo que ha pasado con la serie durante estos nuevos episodios. Hay algunas ideas muy, muy interesantes, pero no sé si yo he perdido ese sentimiento de maravilla y depresión que rodeaba a los personajes. Nos quedamos sin magia en más de un sentido. The Magicians era esa serie pequeña a la que nadie le presta demasiada atención y te sorprende precisamente por ello, porque se permiten hacer cualquier locura que quieran, sea o no sea la mejor posible.
Yo veía The Magicians para descubrir cómo los creadores eran tan perversos como para coger ideas simples o típicas de la fantasía y las hacían chocar con un mundo realista, demasiado oscuro, donde generaban un contraste inesperado. Por el camino, algunos personajes han dejado de parecerme interesantes, aunque siguen gustándome Q., Julia, Alice y Elliot.
A veces las tramas de la Tierra me daban igual salvo por el dios Reynard y, en cuanto a la historia de Fillory, me parecía interesante hasta que han querido resolver como se podía y las hadas han quedado en un trasfondo que me parece interesante, pero que no sé si descubriremos.
Echo de menos la universidad para magos y sus problemas más mundanales, aunque hay buenos instantes en esta tanda de capítulos, como ese desenlace que deja las puertas abiertas para el que sea seguramente el adiós definitivo de la serie.
La tercera temporada ya está confirmada y todavía existen ideas de la trilogía de Lev Grossman por adaptar. Parece que la audiencia aún respalda a estos magos depresivos, aunque uno sienta que quizás su truco ha perdido ya la magia y que la sorpresa se aleja de nuestra mirada. No obstante, de eso va todo, de crecer y saber que la magia se ha ido, pero ¿y si aún queda en aquella persona que menos lo esperas?
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