Inner workings, cuando trabajas y estás muerto

Bienvenido a tu vida... Inner workings, corto de Disney. Fuente.
Hace poco pude ver Moana o Vaiana (la película sobre la princesa Disney hawaiana, ¿vale?) y, aparte de ampliar noblemente mi fama de escritor de género fantástico y terror dedicándome a ver películas para los chavales, pude disfrutar de Inner workings, el cortometraje que la precede.

La obra de Leo Matsuda es sencilla, pero su mensaje es potente y más en estos tiempos donde parece que te tienes que conformar con lo que tengas, porque hey, al menos tienes algo. 

Trata sobre un trabajador cuyo cerebro intenta controlar siempre el resto de sus deseos para evitar la muerte y seguir yendo a una oficina donde se dedica a apretar una tecla de un ordenador. Vaya, trata sobre la mayoría de nosotros.


Nunca practicará surf, porque teme acabar en un ataúd por culpa de un tiburón.

Nunca se tomará un gran desayuno, porque teme acabar en un ataúd por culpa de un infarto.

Nunca conocerá a esa chica, porque temer acabar en un ataúd por problemas varios.

Y así hasta que su vida se convierte en despertarse, ir a trabajar y acostarse a dormir para lo mismo.

Día tras día.

Noche tras noche.

Con todo lo que ello supone.

Imagino que muchos pequeños se habrán quedado con lo divertido que es ver ese cerebro tomando las riendas y ese corazón desbocado, con la simpática música y los diseños que impregnan a toda la obra, pero también habrá alguno que habrá entendido la moraleja de esta propuesta. Y yo, que bien me temo que empiezo a tener una edad, me he sentido identificado con algunos momentos del corto. Hacerte mayor es trabajar, a veces, en cosas que no te gustan para conseguir dinero para malvivir una vida cuya mayor parte del tiempo es eso: trabajar en algo que no te gusta. No hablaré del capitalismo ni el destino de nuestra sociedad, pero algo de todo eso hay, junto a la terrible amenaza de conformarse, mantenerse en un sitio, temer el cambio... A veces, deberíamos recordar que el carpe diem es algo más que una escena de El club de los poetas muertos o un tópico literario.

Que sí, que Disney es una macrocorporación y forma parte de todo este caos, que el protagonista nunca deja su trabajo y solo cambia su actitud, que no se ataca directamente a la fuente de todos estos males..., pero vaya, que si dejo el cinismo de lado y me quedo con lo que estoy viendo en la pantalla (qué difícil para algunos, ¿eh?), disfruto mucho de esta historia.

Si el cine o el arte en general sirven para que nos planteemos estas dudas desde jóvenes y decidamos que, de vez en cuando, tenemos que intentar vivir (tampoco váyamos a pasarnos y nos muramos), pues no está mal echar un buen vistazo a este corto, Inner workings. Bienvenido sea.

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