Jamás estuve tan vivo ni tan muerto, por Robert Baratheon

“Te lo juro, jamás estuve tan vivo como cuando peleaba por ese trono, ni tan muerto como ahora que lo tengo”

ROBERT BARATHEON,

por GEORGE R.R. MARTIN.

Robert Baratheon. Fuente.

 

Es interesante cómo una obra puede variar entre un lector y otro. Un ejemplo claro está en los personajes favoritos. Algunos lectores de una obra adoran a alguno que otro aficionado seguro que odia. Es parte de la magia del arte y lo subjetivo de este medio. En mi caso, uno de mis personajes favoritos de Canción de Fuego y Hielo, que no levanta ni el amor ni el odio de muchos, es el rey Robert Baratheon.

George R.R. Martin, autor de la saga.
Fuente.

Baratheon, pese su carácter arrogante, vividor y algo pendenciero, me resulta especialmente llamativo por esos toques de rey clásico, echado a perder por su propia ambición. Robert fue necesario durante la rebelión contra el rey, en la guerra junto a los Stark y otros rebeldes como Howland Reed o Jon Arryn, pero jamás supo vivir con el peso de la corona y lo que suponía.

Robert era un héroe de guerra, no un señor de la paz y eso lo deja claro a lo largo de todo el libro. Odia su trono. Quiere la constante lucha: cazar, comer, gozar de un lecho con una mujer... No puede vivir con la paz, el lujo, la falsedad, los problemas del rey. 

Juego de Tronos es un gran libro porque trata sobre la parte humana de los personajes y sobre cómo la "victoria" sobre el Rey Loco jamás trajo la auténtica paz, porque estos seres jamás han sabido vivir con ella.

Y me quedo con esta frase de George R.R. Martin, que borda en gran parte a Robert, mientras, borracho, exige ir a la justa y pelear incluso cuando está demasiado gordo para entrar en su armadura y solo Ned se lo dice. Los amigos, al fin y al cabo, lo son todo.