Tres relatos de ciencia ficción es el
intento (¡ojo al término!) del realizador Nacho Vigalondo de contar tres historias cortas de este género en
tres minutos. Una tarea ardua, pero que al menos deja unos relatos, cuanto menos, curiosos de
los cuales uno es bueno o muy bueno.
Sin apenas recursos, más allá de las imágenes adecuadas de lo que hay y la voz en off, Vigalando demuestra que se puede hacer un buen corto con pocos medios y sin gastarse seguramente ni un duro.
Como su propio nombre indica, este cortometraje se divide en tres:
-Donde nosotros tenemos
París nos presenta una historia con un buen punto de partida, pero que se acaba
deshinchando un poco en el último tercio, con un remate que no es del
todo bueno, pero que da un giro interesante.
-Mi cantante favorito es,
sin duda, la mejor historia de la propuesta, la más reflexiva e incluso
poderosa de las ideas que nos presenta el director de Los Cronocrímenes. ¿Qué
pasaría si pudiéramos crear nuestra propia realidad? ¿No es lo que hacemos
acaso?
-La pregunta correcta toca
el tema de las redes sociales y nuestro papel en un mundo cada vez más
conectado donde nunca sabremos cuál es el límite. Se antoja quizás como el
microrrelato menos inspirado, aunque el más certero ya que lo que ocurre en él,
está pasando ya.
Pese a ellos, es apreciable el intento de
Nacho Vigalondo de defender el género con estas pequeñas ideas. Tal vez,
después de Extraterrestre y Open Windows, Vigalondo se proponga un Black Mirror
o algo estilo La dimensión desconocida.
La pregunta más acertada es: ¿quién
sabe qué realidad creará y por qué tienen una antena tan grande como esa?
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