Posesión infernal, si tus amigos se comportan como imbéciles, ¡decapítalos!


Evil dead (Posesión infernal, según los traductores españoles) es una de esas películas que te demuestran que el cine puede educar. ¿Quién no ha tenido un amigo que se dedica a hacer el imbécil? Bien, esta película te enseña que tienes derecho a decapitarle para que se deje de tocar las narices. Aclarado esto, continuemos.
Posesión infernal, creerás que
un árbol te puede violar.
Posesión infernal, esa oda a la amistad solo superada por películas como Tumba Abierta del amigo Danny Boyle, es por derecho propio una de esas películas que ver con los colegas: algunos se llevarán algún susto (hay de todo), con los demás te partirás la caja con sus momentos hilarantes, su derroche de stop motion en la “batalla final” y ese gore de baratillo que te hace pensar que el ser humano tiene como veinte litros de pintura roja en vena.
Sam Raimi era por entonces un director que empezaba a jugar y se nota. Al principio, parece que se toma bastante en serio la película: esos jóvenes que acaban en una casa rural (cabaña abandonada en la vida real; aprovechando recursos), que posee una copia del libro de los muertos (lo bueno es que con la educación actual, la gente pasaría de leerlo porque los libros son aburridos para ellos). Esa es la premisa y parece que Raimi se la cree y todo.
Entonces, los colegas la lían parda cuando por a o por, sobre todo, b (ya se sabe porque se usan los CD hoy) se conjura un hechizo que hace que el bosque demoníaco ataque, viole (¡!) y vaya poseyendo (gracias al plano subjetivo heredado de Tiburón) uno por uno al grupo de colegas que peor ha acabado de la historia. Todo gracias al maquillaje y las lentillas blancas que ciegan (en serio, los actores no veían cuando se las ponían y eran extremadamente dolorosas).
Por suerte, ahí está el hombre a una motosierra pegado: Bruce Campbell, colega desde la infancia de Sam y su hermano Ted. Es en ese instante cuando se demuestra que Raimi se enamora del despiporre, que tiene ganas de sacar el film adelante (varios de los actores dejaron el film antes de terminar salvo Campbell) y nos entrega momentos graciosos, gores y miedo de baratillo que te lo hace pasar bien con una peli de serie B y orgullosa de serlo. Además, no queda vivo ni el apuntador, cosa que demostraba el don de Raimi para cargarse personajes (véase Spider-Man 3).
Adorables amigos hechos de plastilina.
Tal vez la seriedad del principio y la falta de gancho hace que la película se quede en un "bien y ya está", pero al menos sirve para empezar a dibujar esa figura que es Sam Raimi: el dios de las pelis que ver con colegas.
En esta reseña se notará cierto amor y odio a la figura de Raimi, pero es lo que este loco de la plastilina (a la escena final me remito de nuevo), la sangre y las historias de terror merece. No hay que tomárselo en serio, ni Raimi lo hace y uno lo agradece.
En fin, Evil dead es una película para ver con tus colegas, echarte unas risas y brindar por Sam Raimi, Bruce Campbell y el libro de los muertos. ¡A tu salud!


2 comentarios:

  1. No puedo creer que esta entrada no haya tenido un comentario.
    Ahora lo tiene, aunque sea años después.

    La película me sorprendió cuando la vi en video. Tiene gore, sentido de humor...negro. Y está esa escena en el bosque, una de las más destacadas del cine.

    Y en taller de historieta alguien tiene la intención de hacer una idea de ese estilo

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    Respuestas
    1. Evil Dead puede que no sea una obra maestra, pero por lo conocida y adorada que es, sin duda, podemos considerarla una obra de culto a tener en cuenta cuando revisamos este tipo de cine.

      ¡Gracias por el comentario!

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