Crítica de Sentient de Jeff Lemire y Gabriel Walta, el Señor de las Moscas en el espacio

Hacía tiempo que seguía las actualizaciones en redes sociales de Gabriel Walta donde compartía su trabajo en Sentient. Aunque no tenía ni idea sobre lo que iba, en cuanto vi que se editaba en español, quise leerla, aunque no sabía ni quién la escribía. En este caso, Lemire es seguro de entretenimiento y aquí tenemos una premisa interesante, desarrollada por dos autores de talento. En el espacio, nadie puede escuchar los gritos... ni siquiera de unos niños. Arrancamos las reseñas con Sentient de Gabriel Walta y Jeff Lemire.

Sentient, el nuevo cómic de Jeff Lemire y Gabriel Walta, que nos lleva a un oscuro mañana. Fuente.

«Esta es la historia de nuestra madre. Empezó cuando salimos de casa para mudarnos al espacio. Tuvimos que meterlo todo en cajas y regalar la mayoría de cosas, aunque tampoco teníamos demasiado. Luego nos mudamos a la gran nave espacial y nos preparamos para irnos».

Un grupo de colonos espaciales busca una nueva casa para la raza humana. La IA de la nave, VALERIE, cuida de los adultos y los niños hasta que un virus aniquila a todos los adultos. Los niños escapan de su fatal destino, pero se quedan solos en medio del espacio, y la inteligencia artificial de la nave tendrá que cuidar de ellos.

Esta es la interesante premisa de la nueva obra del guionista Jeff Lemire y el dibujante Gabriel Hernández Walta, publicada recientemente en nuestro país por Evolution Cómics (Panini) y en USA por TKO Studios. Deudora de El señor de las moscas de William Golding y la ciencia ficción clásica de Orson Scott Card, Arthur C. Clarke o Isaac Asimov, asistimos a un viaje de crecimiento de los personajes, y al papel que tiene que hacer una inteligencia artificial para salvarlos y criarlos. Es un dilema, pero el género de la ficción científica se alimenta de ellos. Me explico: la ciencia ficción nos habla también del presente y vemos que la Tierra se ha convertido en un mundo inhabitable como en los relatos de Ray Bradbury en Crónicas marcianas. El pasado ha condenado al presente y el futuro no parece que vaya a ser mucho más halagüeño. Los seres humanos, por supuesto, hacen lo que mejor saben hacer aparte de suicidarse: matarse los unos a los otros. Así ha nacido un grupo de separatistas que buscan acabar con las tradiciones del viejo mundo. Una de las miembros de la colonia de la nave traiciona a sus compañeros e intenta asesinar a todos los presentes en la nave, pero muere antes de conseguirlo. No obstante, el virus que ha liberado arrasa con todos los adultos, pero no con los niños. Entre estos está Isaac, el hijo de la asesina, y Lilian, la niña mayor, hija de una de las asesinadas. VALERIE intentará cuidar de ambos niños y evitar el odio de Lilian y dar esperanza a Isaac y el resto de los niños, pero ¿se puede perdonar el pecado de los padres? ¿Qué es ser padre, al fin y al cabo? ¿Cómo es crecer sin adultos, en el espacio? ¿Qué pasará cuando agotemos nuestros recursos? Dilemas para las metáforas de la ciencia ficción.

Al final, encontramos un símil en clave de ciencia ficción sobre la amistad, la marginalidad, lo que es una madre y lo que es un hijo. A muchos de los lectores puede que les recuerde a los relatos de Asimov como El hombre bicentenario o la reciente serie Raised by wolves de Aaron Guzikowski. No considero que sean malas comparativas.

Al respecto sobre el género y la obra, Gabriel Walta dijo en esta entrevista con RTVE lo siguiente:

“Cuando leí la historia completa me encantó –confiesa Gabriel-. Me gusta mucho la ciencia ficción porque plantea situaciones hipotéticas. Y si hiciéramos un resumen de la historia sería casi una fábula, un esquema que me gusta. Sobre todo los elementos naturalistas que también hay y que hacen que el lector se meta en la trama. Que no sea simplemente: “vamos a hablar de inteligencia artificial”, como si fuera casi un ensayo”.

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Sentient retrata también la historia de los niños de la nave. Fuente.

El encargado de tomar estas influencias es Jeff Lemire, uno de los guionistas modernos más potentes del mercado estadounidense. Ha logrado con los años una gran importancia con cómics más independientes Essex County, Gideon Falls o Sweet Tooth, además de obras dentro de grandes sellos como Black Hammer, Thanos o La Cosa del Pantano. Ya ha tratado varias veces la infancia y lo vuelve a hacer en este cómic con bastante acierto. Por otra parte, sabe jugar con la tensión y lo impactante de momentos como esos muertos cruzando el espacio. En el caso de Sentient logra una historia ágil y colmada de grandes momentos y personajes, donde las relaciones entre los diferentes niños y la Inteligencia Artificial crea un tebeo bastante entretenido (aunque con su rapidez, quizá falte cierta profundidad; no es un cómic de Mark Millar -una buena idea desarrollada con rapidez para venderla a Netflix-, pero se queda en algo simplista). El gran problema puede ser que el cómic sepa a poco y deje con ganas de más arcos donde descubramos qué le ocurre a Isaac, Lil, el resto de los huérfanos y la IA VALERIE. A falta de que se confirme una secuela, tenemos una buena historia autoconclusiva, aunque daba para más.

En el apartado del dibujo, Gabriel Walta es uno de los mejores dibujantes del cómic actual. Destacó desde sus primeros trabajos, como la adaptación de El ladrón de días de Clive Barker, y se encumbró con su labor en Los Visión junto a Tom King. Ahora regresa a la ciencia ficción para dar vida a la obra del guionista Jeff Lemire. El característico trazo de Walta es una delicia, retratando perfectamente la expresividad de los personajes y recreando un mundo de ciencia ficción que mezcla lo minimalista con el espíritu usado y deteriorado de obras como Star Wars o Alien.

A nivel simbólico, destaca el oscuro encuentro entre VALERIE y la nave VICTOR con unas imágenes y representaciones que recuerdan a una violenta agresión, donde parece que vemos solo dos naves, pero alcanzamos significados más profundos (y perturbadores) con ciertas interpretaciones seudofreudianas. 

Como ya hemos dicho, siempre digo que la ciencia ficción es un género plagado de metáforas sobre el mañana que, en realidad, nos advierten sobre el presente. Sentient se centra en las relaciones entre padres e hijos, entre el perdón y la venganza, entre el viejo mundo que abandonan los adultos y el nuevo que esperan encontrar los jóvenes. Solo por eso, Sentient es una buena lectura para arrancar este año.

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Sentient, uno de los cómics que mezcla una interesante premisa, con un dibujo fantástico. Fuente.

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