Crítica de Star Wars. Episodio VI. El retorno del Jedi: victoria y muerte

El retorno del Jedi supuso la primera conclusión de la saga Star Wars. Decimos primera, porque, por supuesto, como hemos visto después, no fue la última. Fuente.

«Yo soy un Jedi, como mi padre antes que yo»- Luke Skywalker.

 

Conocí una vez a un fan de Star Wars que decía que se sentía decepcionado porque la saga hubiese concluido «definitivamente» tres veces, con El retorno del Jedi, La venganza de los Sith y El ascenso de Skywalker. A continuación, hablaré de la conclusión de la primera trilogía y, en aras de la simetría (como casi todo en la space opera de Lucas), volveré a esto al final.

Decía el cantante y guionista de cómics Gerard Way que si alguien veía alguna vez El retorno del Jedi sin saber nada de Star Wars, vería una de las películas más extrañas de la Historia y, aunque parezca una exageración, lo insólito es algo recurrente en esta tercera parte y hay que darle la razón al creador de The Umbrella Academy.

La tercera parte que concluiría las aventuras de Luke Skywalker y sus amigos y enemigos sería La venganza del Jedi. Ese iba a ser el título original, llegando a aparecer pósteres con ese nombre. Sin embargo, Lucas recordó el mensaje de la película y dejó claro que los Jedi no se vengaban. Fue así como surgió el título de El retorno del Jedi, que evocaba a Tolkien y a otros grandes creadores del género fantástico. Esta película supondría la vuelta de Luke, su reivindicación como héroe completo y, además, resolvería la gran duda: ¿caería como su padre, Darth Vader, cayó en el Lado Oscuro?

George Lucas optó por el director Richard Marquand (Al filo de la sospecha, El ojo de la aguja…) para terminar su trilogía. Si con Irvin Kershner arriesgó, pero acertó de pleno, más discutible fue el papel de Marquand (que no fue el primer candidato, entre los barajados estaba, nada más y nada menos, que David Lynch). Los rumores señalan que, dado que el director elegido no estaba acostumbrado a trabajar con efectos especiales, George Lucas dirigió y terminó la película que siempre ha resultado polémica entre los fans. No sería la primera decisión de Lucas, que también tuvo que decidir si Harrison Ford regresaba, aunque el actor había pedido que no, que su personaje no sobreviviese a la carbonita, ya que ahora Ford gozaba de la fama de otra creación de Lucas (en este caso junto a Spielberg): Indiana Jones. Sin embargo, Ford y toda la saga Star Wars volverían para este final.

Un Jedi no se venga. Fuente.

El inicio de la película es un buen reflejo del estilo de El retorno del Jedi, que se aferra a la aventura y la space opera para narrarnos como Luke y compañía intentan salvar a Han Solo del siniestro Palacio de Jabba en lo que supone un descenso a los infiernos. Todo es raro, muy raro, sobre todo cuando la ves con diez años por primera vez. Originalmente, la película comenzaba con Luke fabricando su espada láser verde, demostrando su crecimiento como Jedi, pero en la película se optó por saltar de la llegada de Vader al superdestructor (que no se acaba, paralelismo con el IV) -y ese «el Emperador no es tan magnánimo como yo»- y, de ahí, a nuestra pareja de droides favoritos, R2-D2 y C-3PO, de nuevo en Tatooine (otro paralelismo con Una nueva esperanza), ahora yendo en misión diplomática al Palacio del Hutt. Este enclave es un desfile de seres marginales, repulsivos y dignos de Sodoma y Gomorra, como lo es Salacious B. Crumb, digna rata de ese inframundo del que representa todos los pecados capitales: Jabba, cuyo diseño me sigue pareciendo espectacular (el mejor sigue siendo el de esta película). Aquí hay una oda a todo lo raro del pulp y la space opera de Star Wars.

Un inciso: ahora que hemos terminado de ver la segunda temporada The Mandalorian y hemos sido testigos del avance de El libro de Boba, ver a Bib Fortuna en El retorno del Jedi crea nuevas líneas con el futuro de la saga. Mientras que en la versión del Universo Expandido ahora convertido en Leyendas, Fortuna era lobotomizado, en la nueva versión se le había dado por muerto hasta que vemos que se ha convertido en el sucesor de Jabba… aunque por poco tiempo. Todo ahora cobra nuevos significados, como ver en esta sexta parte a ese Boba Fett que se muestra tan arrogante como siempre… antes de su caída, metafórica y literal (y de la que Lucas llegaría a arrepentirse, tanto como para que Fett volviese en los cómics y libros y, más tarde, de forma oficial en The Mandalorian, donde se le rinde homenaje. El Sarlacc lo encontró… indigesto).

Desde la niñez, esta parte de la película se me ha antojado como capaz de generar desasosiego, como ese Han convertido en escultura, la sala de torturas de los robots (esa especie de infierno dantesco) o esa idea de que todo va mal, como esa bailarina esclava que intenta escapar y acaba a merced del rancor o ese Luke que entrega a sus robots, luego a sus amigos y parece que ya no es al que conocíamos. Y todo ello mientras vemos a la Tina Turner galáctica cantando en un espectáculo que acabaría siendo homenajeado en Solo, con la música del yate de Dryden Vos. Puede que el origen de muchos de mis traumas esté en esta película.

Todo el juego de engaños, de infiltraciones de R2, C-3PO, Lando (con el traje de mercenario que también llevará Beckett en Solo), Leia como cazadora de recompensas con detonador termal que trae a Chewie (y libera a Han, para acabar siendo atrapada y convertida en esclava) y la llegada de Luke y su caída a la fosa del rancor, solo nos recuerdan que Star Wars es cine de aventuras con muchos momentos épicos marcados por una época que ya no volverá. Y aunque sea denostada por algunos fans de la trilogía clásica (yo no), creo que es una de las películas de Star Wars que más grandes momentos tiene, no solo con esas extrañas escenas como el dramón del cuidador del rancor al ver este muerto o gags como el «yo desaparezco y a todos les entran delirios de grandeza» sino también con el enfrentamiento con el Sarlacc como nueva definición del horror y el sufrimiento y el plan de Luke para salvar a sus amigos. Hasta existe una potente carga simbólica que se oscurece por todo el contenido pulp, véase a esa Leia vestida de esclava digna de John Carter de Marte estrangulando a esa babosa mafiosa que es Jabba el Hutt.

El retorno del Jedi pasa después a un tono más oscuro si cabe con la llegada del Emperador a su Segunda Estrella de la Muerte («Todo se está desarrollando como yo lo había previsto»). Este segmento da paso, a su vez, a un tono más meditabundo donde se deben dar explicaciones a los espectadores y al propio protagonista sobre la herencia de Luke. Nuestro joven Jedi viaja a Dagobah, donde tiene una charla con el maestro Yoda, quien dice que el entrenamiento de Luke ya ha concluido antes de morir y dejarlo solo, representando el fin de los Jedi y de una época, con un Obi-Wan espectral que llega a decir que: «lo que te dije era verdad desde cierto punto de vista». El relato de Kenobi sobre la caída de Anakin alimentaría la imaginación de muchos espectadores que deberían pasarse desde 1983 hasta 1999 esperando a las precuelas. Regresando al constante viaje del héroe de Joseph Campbell, a Luke le aclara que «no puedes escapar de tu destino», pese a que nuestro protagonista afirma que no puede matar a su padre. Kenobi responderá: «Entonces el Emperador ya ha vencido»; por tanto, Kenobi es tan partidario de acabar con Vader, como lo hubiese sido Mace Windu, y, a su vez, como lo acabará siendo Luke cuando vea en su sobrino, Ben Solo, una sombra de Vader en Los últimos Jedi (para que luego digan que Rian Johnson se sacó cosas de la manga). En esta parte, también se resuelve el enigma de la hermana de Luke, que resulta ser Leia y así se cierra la trilogía en vez de alargarla más, como pensó originalmente Lucas (la hermana de Luke sería otro personaje en los primeros borradores y regresaría para una tercera trilogía que Lucas casi descartó hasta 2012, cuando finalmente Disney compró la saga y abandonó las ideas de Lucas para el Episodio VII, VIII e IX). 

 

El Emperador, el rostro del mal de Star Wars. Fuente.

Desde aquí vamos a la escena del concilio de las fuerzas rebeldes, con Mon Mothma como líder burócrata y el heroico almirante Ackbar. El objetivo es acabar con una Segunda Estrella de la Muerte. Lando, redimido como tantos personajes de Star Wars antes y después de él, dirigirá el ataque de las naves (volvemos a ver brevemente a Wedge), mientras que Han lidera el ataque por tierra al escudo del arma, situado en la luna de Endor. Por cierto, como ejercicio de imaginación de los fans, recientemente apareció la teoría de que uno de los rebeldes con barba podría ser el capitán Rex, el clon redimido de The Clone Wars y Rebels; Dave Filoni, que no deja de ser un fan, dijo que sí (recordemos que la general Syndulla participó en la Batalla de Endor, según el epílogo de la serie de Rebels narrado por Sabine Wren). Sobre la etimología de Endor, como curiosidad, es un nombre también usado por Tolkien para uno de los continentes de Arda (y a su vez, es un nombre de origen biblíco: En-Dor, al que acude Saúl - recordemos a la Bruja de Endor-); ya tenéis información útil si jugáis algún día a un trivial de Star Wars o El Señor de los Anillos.

Otro de los temas de debate del Episodio VI es la creación de una Segunda Estrella de la Muerte. Si bien la primera llevó años de construcción, la Segunda parece que llevó mucho menos. Las respuestas están en el Universo Expandido. Algunos hablan de sabotajes y problemas en la construcción de la primera, otros señalan que no sabemos cuándo empezó a construirse la segunda. Para mí, aunque sea un recurso menos original, me parece que rima con el Episodio IV. Sin embargo, si sumamos la Base Starkiller del Episodio VII y la potencia de fuego para devastar planetas de los superdestructores del Episodio IX, resulta que echamos en falta que la saga apueste por algo más novedoso, sobre todo, tras años de crítica por la Segunda Estrella de la Muerte y los sucedáneos del Universo Expandido (ahora considerado Leyendas).

Hablando del Imperio, me resulta más interesante el juego secreto de Vader para tomar el poder del Imperio. Por un lado, parece un fiel siervo del Emperador, escuchando cómo este asegura que aplastará a la rebelión gracias a la trampa que ha planeado y viéndose a él mismo diciendo que una vez alguien cede al Lado Oscuro, debe obedecer a su señor, en este caso, Sidious. Por otro, está dispuesto a seguir la regla de dos de Darth Bane que hacía que los Sith se matasen los unos a los otros y nunca hubiese más de un maestro y aprendiz. Como hemos visto en los cómics de Darth Vader y Darth Vader, Lord Oscuro, el personaje tiene sus propios planes, aunque no son compartidos con Luke, que todavía piensa que puede salvarlo. Nuestro protagonista hace honor al mensaje de redención que sostiene toda la saga.

En Endor tenemos gran parte de la acción, que se inaugura con la persecución de las motos, que recuerda a la persecución a caballo de La Fortaleza Escondida, film de Kurosawa al que Lucas homenajea constantemente a lo largo de toda la saga. De ahí, Leia conocerá a los ewoks y Chewie acabará cayendo en la trampa de un grupo de estos, que los llevarán hasta su ciudad en los árboles, como Lórien en -efectivamente, otra vez- El Señor de los Anillos. Los ewoks son como hobbits que representan al ser común y nimio enfrentándose a un mal mayor. Esta es la que muchos consideran como la trama más infantil de toda la trilogía y más tras una primera parte tan oscura y siniestra en esta cinta cinematográfica. Seamos claros: durante años, fue muy polémico el tema de los ewoks. En los borradores originales de Star Wars, la batalla final estaba protagonizada por los wookies, la raza de Chewbacca (esto se recuperó en el Episodio III). Esta idea fue rescatada en El retorno del Jedi, pero al final se optó por crear otra raza, más minúscula y con un aspecto más de peluche. Kenny Baker, el actor bajo la carcasa de R2-D2, iba a interpretar a Wicket, pero una enfermedad lo impidió, y se contó con un jovencísimo fan que se había presentado a las pruebas; nada más y nada menos que Warwick Davies, quien acabaría encarnando a varios personajes a lo largo de la saga, aparte de ser el protagonista de la fantasía de Lucas: Willow, dirigida por Ron Howard, y la paródica Life’s too short de Ricky Gervais. No obstante, los ewoks no fueron del gusto de muchos fans que se habían olvidado de que el público objetivo de Star Wars eran los niños. Eso levantó la ira de algunos seguidores que se sentían más partidarios del Imperio que de estos seres. La idea de George Lucas era representar cómo un grupo de aspecto más débil podía ser clave para vencer a un ejército todopoderoso como el Imperio. Sin embargo, mucha gente se quedó con los gags y pocos con el mensaje de esperanza, unión y lucha frente al autoritarismo; años antes, Lucas vio cómo un ejército menos preparado como era el vietnamita ganaba al estadounidense en la vida real. Para quedar bien con los que odiaban a los personajes, tras El retorno del Jedi, los ewoks contarían con dos telefilmes que seguían sus aventuras. En conclusión, durante años, los Ewoks fueron los personajes más odiados de Star Wars. Hasta que apareció Jar-Jar.

Puede que menos justificable sea, desde el punto de vista de la retrocontinuidad, cómo Leia recuerda a su madre verdadera, durante la charla con Luke donde acabará descubriendo que es su hermana y en ella también está la Fuerza. ¿La recuerda gracias a la Fuerza? ¿Se refiere a la esposa de Bail Organa? Originalmente, Lucas pensaba que la madre de Leia sí había sobrevivido a la conversión de Anakin en Vader y ella se había llevado a Leia, cuidándola durante sus primeros años. Todo esto cambió con el nuevo esbozo de las precuelas. Es una lástima este debate, porque es una escena bastante interesante, no obstante, en un film de aventuras, donde se busca humanizar a ambos personajes e incluso se tienta el falso triángulo amoroso con un Han que no acaba enterándose bien de lo que pasa.

Otra escena que recuerdo con viveza es el encuentro de Darth Vader y Luke. No va sobre duelos con espadas láser, va sobre un padre hablando con su hijo y un hijo que no pierde la esperanza de que su padre cambie. En esta escena, Luke, tras dejarse capturar y ser llevado ante el lord oscuro, le pide que vuelva con él, pero Vader responde que una vez Obi-Wan pensó lo mismo; puede que esta frase sea la que permita realizar un encuentro de Vader y Obi-Wan en la serie de Kenobi, ya que en La venganza de los Sith no se puede decir que Obi-Wan intente convencer a Vader de que vuelva a ser Anakin precisamente. En El retorno del Jedi, pese a ciertas dudas, Vader afirma que ya es tarde para él. Luke responderá: «Entonces mi padre está muerto». Toda esta escena convierte a Vader en un personaje bastante humanizado y no en un mero villano más; por algo, Darth Vader es uno de los mejores villanos de la historia del séptimo arte.

Como curiosidad, C-3PO, que acaba siendo considerado un dios pese a su programación (digna de Asimov), afirma en el Episodio IV que no es muy bueno contando historias. Sin embargo, la falsa humildad del androide de protocolo desaparece cuando cuenta su propia versión de la saga basándose en los efectos de sonido y el lenguaje ewok. Esta tierna escena nos recuerda a la metarreferencialidad del discurso de Sam sobre el poder de las historias presente en el libro y la película de Las dos torres. Además, nos recuerda que Lucas era partidario de que la saga estuviese narrada desde el punto de vista de dos personajes aparentemente tan pequeños como R2 y C-3PO, al igual que La Fortaleza Escondida contaba con los desertores como eje. Lástima que la última trilogía los deje más de lado.

Star Wars se acerca a su final con la Batalla de Endor que tantos quebraderos de cabeza ha traído a algunos fans, que incluso han llegado a justificar que si los Ewoks vencen es porque las armaduras de los soldados de asalto eran burdas y habían sido saboteadas. Resulta casi irónico que el Emperador diga que cuenta con sus mejores legiones (entre eso y pedir a un clon feo para él parecer más guapo, Palpatine lo tiene todo). Hay varios momentos de gran carisma, a menudos protagonizados por Han o Leia, mientras que los ewoks también cumplen con la función, por ejemplo, en la que considero una de las escenas más traumáticas de Star Wars: sí, me refiero a la muerte de la pareja ewok. Qué forma de regodearse en el dolor.

Al igual que tenemos la batalla de tierra, tenemos la batalla espacial espectacular, con Lando, Ackbar y compañía, que, a su vez, encaja también con el encuentro del Emperador, Luke y Vader que pasará a ser también un duelo de espadas láser. El Emperador se presenta como una figura mefistofélica que afirma que la fe de Luke en sus amigos es su debilidad, cuando el mensaje de la saga es el contrario. Puede que sea necesario que todos aquellos que detesta al Luke de Los últimos Jedi recuerden lo que ocurre en este duelo donde Luke intenta negarse a usar su espada. «Tu odio está creciendo tu interior» afirma el Emperador y llegará a jugar con eso cuando manipule a Ben Solo y seguramente a Luke años después, en la que seguramente sería su gran trampa. El Emperador también afirmará que Luke acabará perteneciéndole, como le pertenece Vader, y lo llegará a llamar aprendiz además de afirmar que siente su cólera, la misma que usará cuando haga que Luke ataque a su sobrino en el futuro y esgrima su sable como lo esgrimirá contra Darth Sidious. No tengo ninguna duda: uno de mis duelos favoritos de la saga es este, que cierra tantos hilos y donde el uso de la fotografía, lo que está en juego y lo que intenta hacer Luke es superior a todo lo visto. Vader le deja claro que subestima el poder del Lado Oscuro y que no puede esconderse para siempre, y al hablar de su hermana Leia es lo que hace que Luke explote en una ira de la que renegará haciendo algo que hará en Los últimos Jedi: arrojar su espada y sacrificarse. Simbólicamente, Luke cortará la mano de su padre, como este le cortó la suya en la película anterior, representando cómo Luke ya es un maestro y alimentando tantas teorías dignas de Freud. «Y ahora, morirás», anuncia el Emperador y la música de Williams es espectacular en ese momento donde todas las batallas confluyen y el Emperador ataca a Luke, obligando a que Darth Vader elija y, por obra y gracia de las nuevas ediciones, grite un no similar al que dijo cuando descubrió la muerte de Padme. Lo que viene a continuación es la destrucción del Emperador con esa liberación de energía que bien podría ser el alma del Emperador que regresará como Snoke en la futura trilogía.

Tanto en el duelo final, como en la despedida, al igual que en el principio en el Palacio de Jabba y en varios grandes momentos de la cinta, me quedo con la maravillosa banda sonora de John Williams. Regresa a temas clásicos, pero también aporta algunos tan soberbios como el dedicado al Emperador.

Uno de los duelos más emotivos de la saga. Fuente.

Vader muere. Me parece una de las mejores escenas de Star Wars, una de las más conmovedoras. Luke, como héroe, afirma que quiere salvarlo, pero Anakin, ahora ya es Anakin, le dice que ya lo ha hecho, y la hermosa música de Williams despide al protagonista las seis películas principales de la saga. George Lucas sostendría en los siguientes años que Star Wars es la historia del auge, la caída y la redención del Elegido, Anakin Skywalker, el último jedi y el último sith, el que trajo el equilibrio a la Fuerza.

Una vez cae Vader, la batalla final concluye con el fin del escudo de Endor, la destrucción de la Segunda Estrella de la Muerte y la caída del Emperador (literal). Comienza una nueva época en la galaxia, pero El retorno del Jedi termina de un modo tan raudo que no es de extrañar que aquí muchos autores del Universo Expandido encontrasen el germen para nuevas historias que, años después, darían para una nueva trilogía. No parece un final definitivo como el de Sauron, por ejemplo. Y el ansia de muchos espectadores y creadores harían que surgieran personajes como Thrawn o Snoke.

No era fácil concluir Star Wars cuando ya se había convertido en un fenómeno fan sin precedentes y las expectativas estaban muy altas tras Una nueva esperanza y, sobre todo, tras la oscura y reflexiva El Imperio contraataca. Puede que, por sus dos excelentes precedentes, muchos consideren que El retorno del Jedi es una obra menor, pero, personalmente, era una de mis preferidas cuando era un crío descubriendo una galaxia muy, muy lejana. Como veremos cuando hable del Episodio VII, las expectativas siempre pueden jugar en nuestra contra.

Otra de mis escenas favoritas es la incineración de Vader, que acaba con gran parte de la historia en una escena cargada de lirismo. En uno de los primeros borradores, por cierto, se recogía que Luke se marchaba y desaparecía en esta escena, recordándonos al Luke ermitaño que veremos más tarde, pero finalmente, Skywalker estará presente en la celebración, donde llegará a ver a los espíritus de sus maestros, pero también asistirá al triunfo final acompañado de la partitura de Williams, la liberación de la tiranía en varios planetas y el adiós de la saga. Al menos, el primer adiós.

En conclusión, es hora de cerrar el círculo. Comencé diciendo que conocí una vez a un fan de Star Wars que decía que se sentía decepcionado porque la saga hubiese concluido «definitivamente» tres veces. Recuerdo que entonces le dije que no se preocupase más, porque si algo me ha demostrado Star Wars es que no concluirá nunca. Uno nunca deja de soñar. Jamás.

2 comentarios:

  1. Hay algo que me desilusionó, tras el enigma que implicaba el casco, el rostro de Anakin. Esperaba una cara más temible, más de villano. No esperaba alguien tan debilitado, tan endeble. Aunque sin duda tiene sentido, en alguien tan herido física y emocionalmente.
    Tiene mucho sentido que Luke se haya negado a matarlo, cuando lo pudiera haber hecho, como lo muestra la prueba en que lo vence con relativa y lo mata. Prueba que Yoda considera fallida. Luke evita dejarse llevar por la ira, evita caer en el lado oscuro. Y al salvar a Anakin de ser Darth Vader, evita que tiente a Leia.
    Los ewoks también han tenido su polémica. Aunque no me convence que troncos sean suficientes para derribar a vehículos que le dieron tanto reto a la resistencia, en El imperio contraataca, demuestran ser interesantes personajes, salvajes guerreros que sacrifican tanto, son tan valientes.
    Interesante el descubrimiento de que Luke y Leia son hermanos, aunque parezca una desilusión, se veía la atracción de Leia por ese antihéroe que es Han Solo.

    Está película ha sido la inspiración de ilustraciones y fanfiction en deviantar, con una Leia vencida y entregada a Jaba. O como historias de famosas, llevadas por un vortice, con un mal fin, como ser devoradas por el rancor. Suele cometerse el error de que Jabba sea un devorador de celebridades, teniendo más de lujuria que de gula.

    La trilogía de continuación, de Disney, tiene sus acertados momentos, pero desperdicia la historia. Es de desear que hubiera hecho George Lucas, ver a personajes como Mara Jade, del Universo expandido.

    Gran reseña.

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    1. Me alegro de que te haya gustado la reseña, muchas gracias por tu comentario y por compartir la opinión. ¡Saludos!

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